Skip to content

Nacido de mujer: la Expiación y la Encarnación

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

La Biblia lo puede volver loco. O puede adoptar una tradición que lo vuelva loco, y abrir una puerta a una comprensión más profunda. Considere estas citas del Nuevo Testamento:

[Jesús] es la imagen del Dios invisible.…Así como habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él…Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad. (Col. 1:15 y 2:6, 9)

…Y el Verbo era Dios…y se hizo carne, y habitó entre nosotros. (Juan 1:1, 14)

Dios es amor. El amor de Dios se reveló entre nosotros de esta manera: en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que podamos vivir por él.…Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor es perfeccionado en nosotros. (1 Juan 4:8, 9, 12)

Le hallaron en el templo, sentado entre los maestros, oyéndoles y preguntándoles.…Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. (Lucas 2:46, 52)

Entonces [Jesús] se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. (Lucas 22:41, 42)

Por lo cual tenía que ser en todo semejante a sus hermanos y hermanas en todos los sentidos.…Aprendió la obediencia a través de lo que sufrió; y habiendo sido perfeccionado, se convirtió en la fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen. (Hebreos 2:17, 5:8, 9)

Dios nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo.…(2 Cor. 5:18)

¿Se siente Ud. confuso? Tal vez. Sin embargo, heredamos declaraciones dogmáticas de los credos del Cristianismo tardío que realmente son confusas. El conocido Credo de Nicea (la versión definitiva es del año 381 d.C.) declara: “Creemos en un solo Señor, Jesucristo, el Hijo único de Dios,…Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado pero no creado, de una sola esencia con el Padre”.

El Credo de Atanasia, desde un poco antes, y muy influyente a través de los años, declara: “Ahora la fe católica es ésta: que adoramos a un solo Dios en Trinidad, y a la Trinidad en la unidad.… Porque hay una sola persona del Padre, otra del Hijo, y otra del Espíritu Santo.…Y en esta Trinidad ninguno es antes o después del otro. Ninguno es más o menos que el otro, pero las tres personas son co-iguales y co-eternas juntamente”.

El Credo de Calcedonia, que data de alrededor del año 451 d.C., declara que “nuestro Señor Jesucristo” es “completo en Divinidad y completo en la humanidad, verdaderamente Dios y verdaderamente hombre,…de una sustancia con el Padre en lo que respecta a su Divinidad, y al mismo tiempo de una sustancia con nosotros en lo que respecta a su humanidad”.

Todo esto subyace, espero, en la declaración de la Guía de Estudio (véase el comentario para el domingo, 16 de noviembre), que dice que la encarnación es “la unión de lo divino y lo humano”. El autor de la lección dice que “lo que ocurrió no fue simplemente la morada de lo divino en el ser humano, sino una encarnación real”. Lo que él quiere decir es que “Cristo es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre”.

Pregúntele a su clase dos cosas: (1) “¿Cómo pueden Uds. explicar esto?” Y (2) “¿Por qué deberían hacerlo?”

La primera pregunta complicará a todos. Ningún intento, por esforzado que sea, puede resolver el rompecabezas de cómo Jesús pudo tener, al mismo tiempo, todos los rasgos de Dios y todos los rasgos de la humanidad.

La segunda pregunta abrirá un camino hacia una perspectiva diferente, y tal vez más útil. Si usted tiene que hallar sentido en los credos o no, depende, después de todo, de lo que dice la Biblia. Y cuando se miran de cerca los pasajes citados más arriba, usted no puede dejar de notar cuán humano era Jesús. Hizo preguntas. Creció en sabiduría y en el favor de Dios. Oró y aprendió la obediencia. Se hizo perfecto.

No creemos que Dios tenga cada vez más el favor de Dios. No creemos que Dios ore al Padre. No creemos que Dios aprenda a obedecer, o se desarrolle hasta alcanzar la perfección. ¿Hay algún Dios por encima de Dios, a quien el Dios que conocemos como Jesús deba rendir cuentas?

Imposible.

Pero ahora los pasajes del comienzo del artículo nos prestan ayuda. ¿No dice la Biblia que Dios habitó en Jesús, que Dios vive en Jesús, que Dios se reveló en Jesús? ¿Y no sugiera la Biblia que la relación de Dios con Jesús es parecida a la relación que Dios puede tener con nosotros? Nadie (ni siquiera Pedro, Santiago y Juan) ha visto jamás a Dios. Sin embargo, muchos vieron el amor de Dios revelado en Jesús. Y cuando el amor define lo que somos, la gente puede ver el amor de Dios revelado en nosotros. Dios vive en carne humana –no sólo en Cristo, ¡sino también en nosotros!

Como la idea de la resurrección de Cristo se convirtió en convicción reiterada, los primeros creyentes empezaron a decir, inequívocamente, que Dios estaba en la historia de Jesús. Y esto es mucho más que un concepto excitante. Se trata de una respuesta que-cambia-la-vida a una pregunta que-cambia-la-vida. ¿Quién está en el fondo de las cosas? ¿Cuál es la identidad de Dios? Al afirmar la resurrección, los primeros cristianos respondieron que Jesús es “la imagen del Dios invisible”.

Pero esto no nos obliga a decir más de lo que dice la Biblia. Y esto no significa que los credos son la Sagrada Escritura. Lo que la Biblia sugiere es que en Jesús la historia de Dios y la historia de la humanidad de alguna manera son convergentes. En esta vida única—la vida que Dios declaró, por la resurrección, que era sin reservas su propia vida—la historia divina y la humana, como dijo un teólogo, fueron “por fin indivisiblemente una sola”.

¿Cuál es el significado de la encarnación? Significa que los colores de Dios brillan a través de Jesús. Jesús es diferente a nosotros. Pero él es diferente en grado, no en especie. Él es diferente, en el sentido que en su vida, la voluntad de Dios y su forma de ser se hicieron singularmente visibles en la tierra, por la gracia del Padre.

Singularmente visible—y sin ambigüedades. Y, por lo tanto, Jesús se convirtió, de nuevo por la gracia del Padre, en la fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen. Dios estaba en Cristo, después de todo, reconciliando al mundo consigo mismo.

Charles Scriven es presidente del Foro Adventista y del Colegio Kettering de Artes Médicas, sito en Kettering, Ohio.

Subscribe to our newsletter
Spectrum Newsletter: The latest Adventist news at your fingertips.
This field is for validation purposes and should be left unchanged.