“El papel de las instituciones en la evangelización – Un llamado a la comunidad de negocios adventista”
La semana pasada la lección trató el tema de la evangelización personal y esta semana habla acerca de la evangelización en equipo. La importancia de las dos parece demasiado evidente como para requerir una prolongada discusión o debate en este foro de sabios. Por lo tanto decidí tomar un enfoque ligeramente diferente. La inclusión de la palabra “corporaciones” en el título de la lección trajo a mi mente, a primera vista, el papel potencial de las corporaciones empresariales y las instituciones (que son un tipo de corporación) en la evangelización.
Mi comentario se centrará en las instituciones y su posible papel en la evangelización. El término ‘instituciones’ cubre una multitud de entidades y por lo tanto existe el peligro de malentendidos. Para evitar esto, aclaro que por la palabra “instituciones” me refiero a entidades de apoyo que no están inmediatamente involucradas en la proclamación del evangelio ni en la obra de la educación. Por ejemplo, no voy a discutir el papel de las escuelas adventistas. Mi comentario sólo afectará a las instituciones que son claramente del tipo empresarial en sus operaciones, como las compañías de alimentos, hospitales, centros de salud, y cosas por el estilo.
Las instituciones en decadencia
Los últimos veinticinco años se pueden caracterizar como la época de la decadencia de las instituciones adventistas, por lo menos en cuanto a Europa occidental. Recuerdo que en los últimos años de la década de los 80 me sentaba en los escalones de la entrada del restaurante Country Life, en el corazón de Londres, esperando que se desocupara una mesa para almorzar. El lugar estaba abarrotado. Hoy en día, el restaurante Country Life ya no está allí. Recuerdo a buen amigo, en Newbold, que financiaba sus gastos escolares trabajando todos los veranos en la fábrica de alimentos saludables Nutana en Dinamarca. Nutana ya no existe. Recuerdo la primera conferencia internacional a la que asistí como Director de Jóvenes de la Misión Griega, en las hermosas instalaciones del Sanatorio Skodsborg, en Dinamarca, a principios de los 90. Skodsbord ya no es un Sanatorio Adventista. Y recuerdo que no hace mucho tiempo, mientras pastoreaba en Irlanda del Norte, teníamos reuniones de pastores en los hermosos escenarios del Centro de Salud Roundelwood, en Crieff, Escocia. Rounderlwood ha sido vendido y actualmente es un hotel de lujo y un spa. Las historias como éstas se podrían multiplicar.
Las decisiones de vender esas instituciones fueron dolorosas y se tomaron con el corazón apretado. Fueron dolorosas por dos razones, al menos. En primer lugar, porque daban empleo a muchos profesionales adventistas. Una vez que se vendieron, las oportunidades de empleo desaparecieron. En segundo lugar, y quizás es lo más importante, eran las instituciones emblemáticas que reflejaban el enfoque holístico del mensaje adventista, que pone de relieve no sólo la salud espiritual, sino también la salud física y mental de una persona. Por lo tanto, su pérdida ha dejado un vacío, tanto en nuestro corazón como en el ministerio de la Iglesia.
Un principio
¿Se justifican tales decisiones? Déjenme empezar por plantear un principio que algunos pueden encontrar desagradable, pero que yo creo de todo corazón: los fondos del diezmo y las ofrendas no deberían utilizarse para financiar habitualmente operaciones comerciales que tienen pérdida y que no tienen un impacto espiritual y / o educativo directo.
Puedo ofrecer dos razones en apoyo de este principio. En primer lugar, en los tiempos bíblicos el diezmo se utilizaba para sostener a los levitas y a los sacerdotes, es decir, los líderes espirituales de Israel. Las ofrendas se podrían utilizar con mayor libertad, pero todavía se deberían centrar en el bienestar espiritual y social del pueblo de Dios. La segunda razón es mucho más práctica. Las instituciones que tienen como objetivo funcionar como negocios rentables y no lo consiguen, son, por definición, un problema. Financiar habitualmente las pérdidas es algo que está en contra de la sólida práctica de los negocios, y a la vez puede convertirse en una pesada carga financiera para la Iglesia.
Por supuesto aplicar este principio en la práctica puede ser difícil. El término ‘instituciones’ cubre una multitud de diversas entidades. La mayoría de las escuelas de todos los niveles, por ejemplo, son instituciones, pero no serían capaces de operar sin subsidios. Y las escuelas, cuando funcionan adecuadamente, tienen un impacto directo en la vida espiritual de los estudiantes. Es por eso que he dicho antes que no incluyo las escuelas en mi discusión de las instituciones. Por el contrario, los centros de salud, fábricas de alimentos, hospitales y similares deben operar de manera rentable o no funcionar en absoluto.
Posibles soluciones
A mí me parece que los esfuerzos de la iglesia para administrar exitosamente empresas de negocios no han logrado su objetivo, y están llegando a su final sin pena ni gloria, al menos en la parte del mundo de donde vengo. Parece que el entorno empresarial se ha tornado mucho más competitivo que hace dos o tres décadas, mientras que las estructuras de gestión de las instituciones de la iglesia parecen no tener la flexibilidad ni la solidez necesaria para garantizar su supervivencia en el mundo de los negocios de la actualidad.
Pero esto no significa que debamos abandonar el campo a los demás. Los adventistas hemos sido pioneros en muchos aspectos relacionados con la vida holística y hoy, más que nunca, tenemos un mensaje y un modelo de estilo de vida que el mundo necesita y quiere conocer. Lo que ofrecemos no es anticuado, pero debe promoverse de manera que se combinen la alta integridad moral y las prácticas empresariales eficaces.
El ingrediente clave para el éxito es, en mi opinión, el que está constituido por los hombres y mujeres de negocios adventistas. Cada año, nuestros colegios y universidades de todo el mundo gradúan centenares. Algunos ocupan posiciones de liderazgo dentro de las estructuras de la iglesia. Pero la mayoría encuentran empleo en el mundo secular y a menudo lo hacen muy bien. Con frecuencia veo en Facebook a mis ex compañeros de Newbold, los del Departamento de Negocios, y estoy impresionado, realmente orgulloso de las posiciones de influencia que ocupan dentro y fuera de la Iglesia. Las personas de negocios adventistas deben desempeñarse bien, porque el estilo de vida saludable adventista es propicio para el desarrollo del intelecto, mientras que la ética bíblica basada en la honestidad y la laboriosidad en el trabajo es muy bien considerada y los egresados adventistas son buscados en el mundo de los negocios.
La gente adventista que está en los negocios puede jugar un papel cada vez más importante en la misión de la Iglesia mediante el establecimiento de empresas con principios comerciales sólidos y que, además, promuevan el mensaje de la Iglesia para este tiempo final. El campo vacío dejado por la desaparición de las instituciones administradas por la Iglesia, no tiene que ser anulado sino que podría ser llenado por instituciones operadas privadamente por adventistas. Si las empresas seculares han tenido éxito en los mismos campos donde las instituciones adventistas fallaron, no hay ninguna razón por la cual empresas privadas adventistas no podrían ser exitosas.
Las posibilidades son infinitas y los ejemplos de empresas adventistas exitosas y con mentalidad misionera son abundantes. Hagamos algopara multiplicarlas.
(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)