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“Fe, Esperanza y Amor”

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Puede ser fácil saltar más allá de los primeros versículos de 1 Tesalonicenses.  Pablo a menudo comienza sus cartas con elogios para las personas a las que está escribiendo.  (La única excepción notable es Gálatas, lo que demuestra que puede adoptar un enfoque de mayor confrontación, si es necesario.  En Gálatas, Pablo demuestra que no utiliza una introducción de agradecimiento si no se merecía.)

Otra razón por la que algunos podrían desplazarse más rápidamente a través del principio de Tesalonicenses, es la sensación de que el corazón del libro está todavía a tres capítulos de distancia, en la discusión sobre la segunda venida de Jesucristo, a partir de 1 Tesalonicenses 4:13.

Sin embargo, hay mucho que valorar en los versículos iniciales de la carta, incluso en textos aparentemente inocentes, como el capítulo 1:3 (NVI):

“Nosotros recordamos delante de nuestro Dios y Padre vuestra obra producida por la fe, vuestro trabajo motivado por el amor, y vuestra resistencia inspirada por la esperanza en nuestro Señor Jesucristo”.

¿Alabar a los miembros por su trabajo, obra, y resistencia?  Pablo predicaba que somos salvos por la fe.  ¿Se contradice este versículo con el rechazo de Pablo de las obras de la ley que se encuentra en Gálatas 3 y 4?  Sin duda, aquí se plantea la cuestión debatida a través de los siglos.  ¿Somos salvos por la elección de Dios o por nuestras obras?  A primera vista, parece que Pablo expresa su continua acción de gracias por la piedad cristiana que demuestra esta iglesia que él empezó y que con tanto amor cuida.

Algunos principios hacen que sea difícil entrar muy profundamente en el debate:

1. En Tesalonicenses, al igual que en todas las cartas de Pablo, tenemos una conversación unilateral.  No sabemos lo que los miembros le decían a Pablo en sus cartas, y tampoco sabemos lo que Pablo dijo verbalmente a la iglesia cuando la estableció.  Qué asunto le dio forma a las cartas –la relación entre Pablo y los Tesalonicenses— es en gran parte desconocido.  Tenemos algunas vislumbres en el libro de los Hechos, pero no es suficiente para ayudarnos de manera significativa.

2. Pablo no estaba escribiendo un tratado teológico claramente articulado para todas las edades en sus cartas a los tesalonicenses.  El escribe en relación con las necesidades de la iglesia en el momento.   No habla de cuestiones sobre las que la iglesia ya está bien informada.

Aún así, es gratificante investigar un poco más.  El apóstol está contento con la “obra” y el “trabajo”, dos palabras que son casi sinónimas de un “esfuerzo extenuante”.  Aquí Pablo está agradecido por el duro trabajo demostrado en la dedicada vida de los miembros, especialmente al enfrentar una severa persecución.

Al mismo tiempo, ¡Pablo está agradecido por la elección divina que los buscó y los escogió como hijos de Dios!  Lógicamente, estas dos cosas parecen no tener relación, y conducen al lector a preguntarse: ¿Cómo es esto?  ¿La soberanía de Dios o la voluntad humana?  El debate continúa.

También debemos reconocer que Tesalonicenses es sólo una pequeña parte de la evidencia bíblica que podría ser utilizada para responder a la pregunta.  Creo que la presentación del apóstol hace poco para resolver el problema, excepto reconocer que ambas opciones se presentan sin que una disminuya a la otra.  Las “obras” a las que Pablo se refiere no son pre-requisitos para la salvación sino los frutos naturales del Espíritu Santo que habita dentro de nosotros.  Todos podemos estar agradecidos a Dios por su “Gracia admirable . . . que salvó a un miserable como yo.  ¡Que una vez fui . . . ciego, pero ahora veo!”

Pablo dice en el versículo 3 que él está agradecido por la “resistencia” del pueblo.  Esta palabra se utiliza a menudo en referencia a una fe que sigue siendo fuerte frente a la persecución.  Esta resistencia se basa en la esperanza que tienen en el Señor, y es la razón, creo yo, para la afirmación del capítulo 4 relativa a “los que duermen” y que no quedarán atrás cuando Jesús venga.  La esperanza en el Señor siempre es vindicada.

En su comentario sobre Tesalonicenses, D. Michael Martin lo expresó tan bien que me sentí impulsado a “tweetear” (@ Barbarosa) el siguiente pasaje para que otros tengan la oportunidad de disfrutar también de él.

Los creyentes son capaces de soportar a causa de la esperanza que tienen en el Señor.  La “esperanza” no expresa un deseo sin fundamento, sino una expectativa confiada de la labor futura del Señor.  Que los cristianos vivan con expectación (esperanza) es una prueba de la autenticidad de su compromiso y confianza en el Señor.  Es esta prueba de una fe genuina lo que Pablo estaba celebrando en su acción de gracias.  Cuando en nuestras iglesias la fe y el amor se demuestran con hechos y palabras, cuando la esperanza permite la resistencia, nuestros líderes tienen motivo de gozosa acción de gracias y la obligación de afirmar la comunión.

Me gusta tomar personalmente la afirmación de Pablo en 1 Tesalonicenses 1:4.  Puedo reemplazar “hermanos” con mi propio nombre. “Porque sabemos, Fred amado de Dios, que Su elección eres tú” (NBAS).  ¡Esta es la base para un corazón agradecido!  Es como si Pablo nos estuviera diciendo a todos nosotros: “¡Gracias por elegir a Dios, porque Él os ha elegido!”

Aquí parece establecido un principio fundamental: si usted va a llamarse a sí mismo un cristiano, debe vivir como tal.  La iglesia y sus miembros disfrutan de una relación especial con Dios, y esto debería ser evidente para los observadores externos.

Pablo está muy agradecido por dos cosas en esta apertura de su carta a su amada iglesia de Dios: la elección de Dios y el compromiso del pueblo con Dios.  “No hay ninguna indicación en la correspondencia de Tesalónica de que Pablo considere estas dos verdades incompatibles” (Martin).

Al estudiar este pasaje, vemos que las dos siempre van juntas.  Somos conscientes de que Cristo nos ha elegido, y vamos a demostrar ese compromiso por la forma en que vivimos y tratamos a los demás.  Es una gran cosa tener la afirmación de un gran apóstol, pero más sinceramente anhelo el reconocimiento de mi Señor y Maestro.  Espero algún día escuchar: “Bien hecho, buen siervo y fiel”.

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

 

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