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Justicia, no caridad

 

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

El 2 de febrero de 2006, en el Desayuno Nacional de Oración en Washington DC, unas 3.000 personas repletaron el salón de un hotel.  Entre los asistentes estaban el presidente George W. Bush, el rey Abdula de Jordania, una serie de embajadores y senadores, otros dignatarios extranjeros, y muchos líderes eclesiásticos conocidos a nivel nacional.  Pero el principal orador no era uno de los famosos líderes eclesiásticos, ni un estadista, como se acostumbra en este tipo de reuniones.  Por el contrario, era un actor famoso.  El cantante irlandés cuya fe cristiana es bien conocida en todo el mundo, Bono, de la banda U2, habló con elocuencia sobre la justicia.

 “Al fin de cuentas, no se trata de caridad, ¿verdad?  Se trata de justicia…. Y eso está muy mal. Porque somos buenos para la caridad.  Los americanos y los irlandeses somos buenos para la caridad.  Nos gusta dar, y dar mucho, incluso aquellos que no se lo pueden permitir.  Pero la justicia es un estándar más alto.  Impedir a los más pobres entre los pobres la venta de sus productos, mientras cantamos las virtudes del libre mercado, eso no es caridad.  Esa es una cuestión de justicia.  Retenerniños como rescate de las deudas de sus abuelos, eso no es caridad.  Esa es una cuestión de justicia. Retener medicamentos que salvan vidas por respeto a la Oficina de Patentes, bueno, eso tampoco es caridad.  Para mí, esto es una cuestión de justicia”.

La justicia bíblica -¿Podemos siquiera imaginar cómo sería si los adoradores adventistas llegaran a ser verdaderos profetas del siglo XXI?  Imaginen conmigo cómo habrá  reaccionado la audiencia de Amós cuando les dijo, en 4:12: “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios”.  Probablemente fue difícil para Israel a tomar en serio a Amós porque era un mensaje contundente que provenía de este agricultor-predicador de Tecoa, que escribe a mediados del siglo VIII  a. C.   Eran buenos tiempos.  “Progreso” era la consigna que sonaba en todas partes, así como los mensajes de “paz y prosperidad”.  El sagaz estadista Jeroboam II había convertido la economía, y Asiria, el archi-enemigo, no pudo seguir con sus ambiciones expansionistas.  Israel estaba a salvo –o eso creía.

Amós llegó con este clamor poderoso y elocuente de justicia ante los que estaban cómodos y complacientes.  Al igual que un médico áspero y listo, viene quitando los apósitos para exponer las llagas purulentas que había por debajo.  Israel se había olvidado de la justicia.  Y en un mensaje intemporal que llega a su punto culminante en 5:24, Amós habla palabras de Dios y exclama: “Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo”.

El llamado a la justicia es, sin duda, uno de los grandes temas contemporáneos.  Está en la agenda mundial.  Alos políticos de izquierda y derecha se les oye decir: “¡No hay justicia en el mundo!”  La reciente crisis económica mundial nos ha mostrado lo fácil que es perderlo todo.  El sistema bancario de Islandia y luego la economía de todo el país se derrumbaron.  Grecia casi hizo colapsar a toda Europa, y luego vinieron los problemas en España e Italia.  Las últimas semanas de turbulencias en los mercados y de inestabilidad se hicieron sentir en todo el planeta.

El tema de la justicia está también en las agendas de las iglesias. Teólogos de la liberación como Emilio Castro nos recuerdan que Dios interviene en la historia con el fin de romper las estructuras de injusticia, y que suscita a los profetas para señalar el camino de la justicia.  El arzobispo de Canterbury dijo recientemente: “La cuota internacional de la injusticia se ha incrementado.  Los cristianos deben estar a la vanguardia en la campaña por la justicia”.

 Waldren Scott, secretario general de la Alianza Evangélica Mundial, ha escrito: “El establecimiento de la justicia define y motiva a la misión”.  El poderoso informe “Fe en la Ciudad” dice que “desde nuestro punto de vista consideramos que la nación se enfrenta a una grave y fundamental injusticia en las áreas urbanas prioritarias”.  El Dr. Jan Paulsen, lo dijo de una forma muy poderosa recientemente en La Revista Adventista, en el artículo: “Sirviendo a nuestro mundo, al servicio a Nuestro Señor”:

 “Hay una gran diferencia entre la búsqueda de hacer oír una voz en el discurso público, y la búsqueda del poder político.  Como iglesia –y como individuos— tenemos no sólo el derecho sino la obligación de ser la voz moral de la sociedad, para hablar con claridad y elocuencia en lo que toca a nuestros valores fundamentales.  Los derechos humanos, la libertad religiosa, la salud pública, la pobreza y la injusticia, son algunas de las áreas en las que tenemos una responsabilidad dada por Dios para abogar por aquellos que no pueden hablar por sí mismos. . . .  A través de sus palabras y acciones, Cristo continuamente extendió su mano para mejorar la calidad de vida, tanto espiritual como físicamente, de la gente que lo rodeaba. …  Al servir a nuestro prójimo con amor e integridad, también servimos a nuestro Señor”.

En tercer lugar, el tema de la justicia está en la agenda de la Biblia, porque la justicia dimana del corazón y del carácter de Dios.  El problema con Israel, tanto como el problema con los fieles de hoy, fue que ellos pensaban que estaban en buen camino, pensaban que estaban “reformados”, que estaban seguros.  Y de esta manera, leyéndoles su propio obituario, Amós introduce algunos temas importantes sobre la justicia bíblica.

El primero es éste (versículos 5:4-9): “LA JUSTICIA BROTA DE LA REALIDAD ESPIRITUAL”.  La falta de justicia en la Biblia y en la actualidad tiene siempre su raíz en la ausencia de la realidad espiritual. Es cuando el Dios de la justicia es olvidado que la justicia misma, según el versículo 7, se vuelve ajenjo, literalmente “se convierte en una broma amarga”.  Es por eso que no antes de terminar el obituario, Amós hace esta declaración en los versículos 5:4-5: “Así dice el Señor a la casa de Israel, buscadme y viviréis; yno busquéis a Bet-el, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba”.  En primer lugar, es un llamado a la re-orientación espiritual.  La ironía es que Israel pensaba que, ya que se dirigían a estos sitios en las fiestas de peregrinación, buscar al Señor era EXACTAMENTE lo que estaban haciendo.  ¿No era Bet-el un lugar donde Dios se reveló en el pasado?  ¿No era Gilgal un altar de confirmación de la posesión de la tierra prometida?   ¿No dio testimonio Beerseba de que Dios estaba con su pueblo?  La palabra es, en el verso 5, “¡No importa! Olvídate de eso, lo estás haciendo mal”.  ¡Buscadme a MÍ!  El ritual, como ves, no es un sustituto de la realidad.  Y la prueba de fuego de la realidad es si te lleva a una vida transformada. …  Si tú, versículo 7, conviertes la justicia en ajenjo, no te sorprendas si Dios, versículo 8, que es también capaz de cambiar las cosas –la misma palabra del versículo 7— te devuelve la pelota a ti.  Por lo tanto ya lo ves, la justicia surge de la realidad espiritual.  Las personas que están realmente en contacto con el Dios de la Justicia, en contacto con el Dios transformador, el Dios del poder, el Dios de la creación, el Dios que se especializa en la transformación de las cosas a su alrededor, son ellos mismos transformados y hacen justicia.  Es por eso que como pueblo cristiano, que afirmamos estar en contacto con Dios, tenemos una responsabilidad particular en el ámbito de la Justicia.  Jim Wallis, lo dice así: “La conversión es el comienzo de la solidaridad activa con los propósitos del reino de Dios”.  Nos convertimos a la compasión, la justicia y la paz, al posicionarnos como ciudadanos del nuevo orden de Cristo.  Por lo tanto, la justicia nace de la realidad espiritual.

En segundo lugar, la justicia CONFORMA LAS RELACIONES SOCIALES, versículos 10 a 17.  El problema para muchos de nosotros en una democracia moderna y compleja, si somos honestos, es que no siempre parece obvio lo que la justicia es en realidad.  Palabras como justicia, paz y libertad corren de boca en boca y se convierten en algo así como sellos de goma para que nuestros argumentos parezcan respetables.  La justicia viene a significar lo que yo percibo como justo.  La paz se puede lograr mediante una escalada nuclear o por el desarme unilateral.  Incluso entre los lectores habrá una enorme variedad de puntos de vista sobre las formas de lograr la justicia social, o el progreso social.  C. S. Lewis decía que no le gustaban los sermones políticos, porque la única cosa que se aprende es qué periódico lee el predicador.  David Watson señaló una vez que el único problema con el capitalismo es que el hombre explota al hombre, mientras que en el socialismo es al revés.  El cristiano se niega a bautizar a una ideología secular con el sello de aprobación total.  El cristiano se esfuerza por llevar la política y sus opiniones a la piedra de toque de la revelación, luego busca en la revelación casos de lo que significa hacer justicia, y entonces trata de aplicarlo a políticas sólidas, por difícil que sea.  Aquí Amós nos ayuda, porque en la primera parte de esta pequeña sección de los versículos 10 a 17, se embarca en una crítica social.  Y enfoca para nosotros dos áreas críticas: a) un sistema legal corrupto, y b) la explotación de los pobres.  Veámoslas brevemente.

A) Un sistema legal corrupto.  La “puerta de la ciudad” que se menciona en el versículo 5:10 es el centro de la vida cívica, los tribunales de justicia.  Debería ser un lugar para la administración de justicia.  Pero, en primer lugar en el v. 10, tanto el juez justo que reprueba como el testigo honesto que dice la verdad, son detestados.  En segundo lugar, en el v. 12, hay soborno o cohecho.  Y en tercer lugar, el mismo versículo, hay desigualdad en la administración de justicia para ricos y pobres.  Los necesitados son dejados de lado en la puerta.  Ahora, un sistema jurídico que manifiesta alguno de estos problemas, en cualquier sociedad, es corrupto, y debe ser denunciado como tal.

B) La explotación de los pobres.  Las ciudades fueron creciendo a expensas de los pobres.  Estaban siendo pisoteados, v. 11, y estaban pagando impuestos injustos por el trigo.  Además, una minoría se estaba construyendo casas de lujo de piedra labrada, pero nunca vivirían en ellas, y estaban plantando viñedos, pero nunca disfrutarían de sus vides.  Se ve que pasaron por alto, como a veces lo hacemos nosotros, que es imposible que cualquier forma de injusticia escape de la mirada de Dios.  Porque Dios siempre reconoce la injusticia como lo que es.  En el v. 12 leemos: “Yo sé cuántas son vuestras transgresiones y vuestros grandes pecados”.  Doquiera y cuandoquiera que la avaricia sustituye a la justicia, cuandoquiera que el dinero triunfe sobre la misericordia, siempre que el sistema judicial se convierta en un peón del poder y los privilegios, y se utilice para oprimir a la gente a la que debería proteger, no hay justicia.  Y la consecuencia es el juicio (versículos 16 y 17).  El versículo 17 dice: “Voy a pasar en medio de vosotros”.  No como Israel cree, como un amigo o aliado, sino como lo hice en Egipto, en el juicio de la Pascua.  Pero hay una nota de esperanza, sólo si ellos escuchan.  Amós se aparta de la crítica social en la que denuncia el sistema legal corrupto y cómo se explota a los pobres, para referirse a algunas aspiraciones sociales. Versículos 14-15.  Hay orientaciones generales pero importantes.

Permítanme hacer dos observaciones.  En primer lugar, hay un aspecto positivo y uno negativo: “Buscad lo bueno, y no lo malo”.  Procurad con ahínco el bien y resistid el mal.  En segundo lugar, las acciones y las emociones están involucradas.  V.14, buscad, v. 15, aborreced.  Aborreced el mal, amad el bien, y estableced la justicia en la puerta.  Lo positivo y lo negativo, ¿el equilibrio entre la acción y la emoción?  Estamos un poco esquizofrénicos en la iglesia, a veces.  Somos correctamente emocionados en la seguridad de los bancos de la iglesia, en nuestros cultos y reuniones de oración, pero cuando salimos es diferente y nos volvemos indiferentes o ineficaces.  Es necesario que exista la oración, el desarrollo de la mente cristiana, y eso debe ser canalizado en una acción cristiana.  La justicia en la Biblia significa atender la necesidad, atenderla dondequiera que exista, y en particular donde existe sin posibilidades de solución.  Por lo tanto, está lo negativo y lo positivo, la emoción y la acción.  El versículo 15 dice: “Aborreced el mal, amad el bien, estableced la justicia en la puerta y … PUEDE SER que el Señor de los ejércitos tendrá piedad del remanente de José”.  Usted ve, la gracia de Dios en la sociedad es un bien muy especial.  No se lo disminuye por ningún medio automático: político, espiritual o cualquier otro.

LA JUSTICIA SURGE DE LA REALIDAD ESPIRITUAL, LA JUSTICIA FORMA LAS RELACIONES SOCIALES.  Fue John Wesley quien dijo: “No puede haber santidad, sino la santidad social”.  Nuestro cristianismo no debe convertirse en un ritual del sábado solamente; la adoración del sábado debe continuar penetrando en nuestra adoración diaria.  Estamos llamados a cumplir con las normas bíblicas de la santidad personal, y luego ser la sal y la luz que impregna la sociedad.  Las palabras de Jesús son un eco, en cierto modo, del versículo 15 cuando nos dice que busquemos primero el reino de Dios; pero cuántas veces nos detenemos en ese punto.  Nos olvidamos de las palabras que siguen.  Tenemos que buscar el reino de Dios en primer lugar … y su justicia (justicia = rectitud).  Hay una dimensión social que no podemos descuidar.  Trabajar por la justicia es una tarea difícil en un mundo complejo, tarea que no podemos evitar y no nos atrevemos a desafiar.

El tercer gran tema es que LA JUSTICIA ESTÁ EN LA BASE DE LA ADORACIÓN ACEPTABLE.  Versículos 18 a 27.  No hay nada peor que un individuo o una iglesia que confunde la seguridad espiritual con la complacencia.  Israel se consideraba a sí mismo como  buscando a Dios, v. 5, se jactaba de que Dios estaba con ellos, v. 14, y deseaban el Día del Señor, v. 18, anhelaban la venida de Dios.  Su religión era amplia, era variada, v. 21: asambleas, fiestas, ofrendas, canciones, música.  Era de todo corazón.  Les dabasatisfacción.  Pero eran complacientes, porque su esperanza estaba fuera de lugar y su culto era inaceptable.  No habría escape, v. 19.  Si te alejas de los leones, el oso te atrapa; si te alejas del oso y te inclinas sin aliento en la pared, la serpiente te muerde.  Así es comoes.  El Día del Señor no sería de la manera en que lo imaginaban, el día de la felicidad, y de felicitaciones y palmadas en la espalda, sino más bien el del versículo 20, el día de la oscuridad.  ¿Por qué?  Debido a que su vida estaba mal.  Y así era su religión.  Losversículos 21-23: “Aborrecí, desprecié vuestras fiestas solemnes, y no me complaceré en vuestras asambleas.  Vuestras ofrendas no puedo aceptar, . . .  no escucharé la música de tus instrumentos”.  La injusticia social hizo que todo lo que estaban haciendo fuera una burla.

Es un recordatorio solemne para aquellos de nosotros que hemos olvidado que la verdadera adoración no sólo es indeseable sin un comportamiento correcto, sino que es imposible.  Dios está indignado por ello.  La verdadera adoración existe donde las perspectivas morales están bien enfocadas.  Hace queempecemos a ver desde el punto de vista de Dios.  Hace queadoptemos su preocupación por la justicia en las relaciones.  Y de allí el llamado eterno del versículo 24: “Pero corra el juicio como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable”.  Israel, como nosotros, era muy bueno para asistir a la iglesia, pero no tan bueno para desplegar, al salir, su calidad de  personas transformadas.  No estaban muy bien en dejar que la experiencia de la iglesia influyera a la experiencia social.  La advertencia para nosotros es que sin un compromiso inequívoco con la justicia y la rectitud, nuestra adoración puede, para no decirlo de un modo demasiado fino, despedir mal olor.  Así que el reto para nosotros es comenzar donde estamos, con nosotros mismos, nuestras familias, nuestra iglesia, nuestro barrio, nuestro trabajo, lo que un pensador llama “el bloque de construcción de una sociedad justa”.  Y volver a comprometernos con la justicia; rechazando la codicia, la manipulación, la deshonestidad, el prejuicio, y esforzándonos para que haya compasión, integridad y amor.  Si usted piensa que Dios ayuda a aquellos que se ayudan, entonces usted necesita pasar más tiempo con Amós.  Porque los pobres y los necesitados, los olvidados y desamparados son aquellos por quienes Dios tiene un especial interés, y nos manda hacer lo mismo.

Tres ideas bíblicas son importantes en este pasaje profético: 1. LA JUSTICIA SURGE DE LA REALIDAD ESPIRITUAL (es un fuerte clamor que llama a la reforma espiritual), 2. LA  JUSTICIA DA FORMA A LAS RELACIONES SOCIALES (es un llamado a la reforma social), y 3. LA JUSTICIA SUBYACE A LA ADORACIÓN ACEPTABLE (es un llamado a la reforma religiosa).

Estamos llamados como Iglesia a ser sal y luz en una civilización que está cansada, en una sociedad que está cansada, y que se ha vuelto cínica.  Hemos sido llamados a honrar el nombre de Dios con toda nuestra alma, mente y fuerza, y a hacer su voluntad en la tierra como en el cielo.  Y cuando Dios vivifica la Iglesia y le da una visión del verdadero comportamiento cristiano, hay un poder de purificación que se derrama en la sociedad alrededor.  Esentonces cuando la justicia comienza a fluir.  Y lo que es verdad con respecto a la iglesia, puede ser verdad con respecto a cada uno de nosotros individualmente.  He leído partes de la biografía de William Wilberforce después de que la película Gracia asombrosa hizo tan urgente prestar atención a lo que él hizo en el siglo XIX.   Wilberforce captó la visión de integrar la conducta cristiana y la justicia, lo que llamó “verdadera sociedad cristiana”.   Nosotros también podemos hacerlo.  ¿Qué vamos a cambiar en el siglo XXI?  ¿Cómo es que nuestra adoración del sábado va a influir en nuestra forma de ver el cuidado de la creación y la vida sustentable, o cómo nuestra adoración va a ocuparse de los problemas de los menos afortunados, los marginados y los pobres?  Que la justicia fluya como el agua en nuestra hermosa tierra.  ¡Y en toda la tierra, los creyentes adventistas vengan a adorar de sábado en sábado, y luego salgan de los templos y vayan a la adoración del día-a-día en las calles y plazas de mercado!

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