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“El mayor de ellos: un ropaje de Misericordia”

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

Esperaba la irritación y el fastidio de los estudiantes.  En el salón de clases, estaba preparada para realizar la doble función de abogada del diablo y árbitro.  Aunque no me sorprendí por la respuesta con respecto al desenlace de la obra, me alegraba en secreto por el hecho de que algunos miembros de la clase habían cambiado de opinión.  Su evaluación inicial sobre el personaje central había sido impugnada; sin embargo había evidencia significativa de que éste se había redimido.  En el escenario, así como en la vida real, si la gracia se extiende a alguien después de que su naturaleza frágil y defectuosa queda en evidencia, entonces es posible que el individuo sea realmente liberado.  Este es el momento en que una mujer o un hombre es capaz de comprender verdaderamente el don de la misericordia, ya que al aceptarla, el significado es comprendido por medio de la experiencia personal.  Una persona puede empezar a reconstruir su vida sin el impedimento de la culpa, porque es vestida de misericordia y, de esta manera, alcanza la verdadera libertad.  Este era uno de los principales temas que yo quería que los estudiantes consideraran, al reflexionar sobre qué pueden descubrir el dador y el receptor de la misericordia en medio de la vida injusta e imperfecta que vivimos.

 
Así, éste era el patrón que me imaginaba que surgiría –y así ocurrió— cuando en mi clase “Temas de la Literatura del Siglo XX” hablamos de la obra A Raisin in the Sun [Una uva pasa al sol] de Lorraine Hansberry.  Mi predicción se basaba en experiencias pasadas del estudio de este texto, cuando los estudiantes rápidamente juzgaban las acciones del personaje principal, el Sr. Walter Lee Younger, como irritantes, egoístas y miopes -y lo consideraban como persona non grata.  En este “clásico americano”,[i] la familia Younger recibe un cheque del Seguro por US$ 10.000, lo que para una familia de afro-americanos que vive en el sector sur de Chicago entre los años 1940`s y fines de los1950’s era un acontecimiento importante, de esos que alteran la vida (Hansberry, 23-53).

Aunque cada miembro de la familia tiene una opinión acerca de cómo se debe gastar el dinero, también la tienen los lectores o el público.  Los estudiantes universitarios, en particular, parecen apreciar que el dinero pueda proporcionar mejores opciones a la familia.  Pero la mayoría de los estudiantes de la clase creía que el plan de Walter para la inversión del dinero era inadecuado y de riesgo financiero.  De hecho, su sueño de ser propietario de una tienda de licores es difícil de aceptar para su madre, esposa y hermana (Hansberry, 32-38, 42).  Por lo tanto, en la segunda escena del Acto II, los lectores nuevos y los que regresan a esta obra empiezan a tener un fuerte sentimiento de aprensión cuando la madre de Walter (Mama) le dice: “Quiero que el lunes por la mañana tomes este dinero y saques tres mil dólares y lo pongas en una cuenta de ahorros para la educación médica de Beneatha; el resto lo pones en una cuenta corriente a tu nombre; y a partir de ahora cualquier centavo que salga o se deposite en ella es para que tú lo cuides” (Hansberry, 106-107).

Asimismo, en la narración bíblica, hay un presagio de ruina inminente cuando Dios advierte a Adán: “Pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comeréis, porque el día que de él comiereis, ciertamente moriréis” (Génesis 2:17, VR).  Nuestro temor es justificado en el capítulo siguiente, cuando leemos que Adán y Eva comieron el fruto prohibido (Génesis 3: 6-7, VR).  A pesar de que esta trama y sus personajes sin duda son familiares para nosotros, podemos experimentar cierta decepción y expresar poca simpatía hacia Adán y Eva cuando se dan cuenta de que están desnudos y tienen vergüenza de encontrarse con Dios (Génesis 3:7-8, VR).  Es en este momento que nos damos cuenta de las graves consecuencias de las malas decisiones de Adán y Eva, que les han llevado a esta coyuntura.  Al leer el relato de su eventual expulsión del Jardín del Edén, podemos mostrar nuestra pérdida de paciencia y confianza hacia la pareja, criticando su débil fibra moral.  Sin embargo, al reprochar su comportamiento, también se muestra nuestra arrogancia.

De esta manera nos parecemos a los estudiantes de mi clase de literatura, que se sentían justificados en su desconfianza hacia Walter porque perdió los 6.500 dólares que su madre le había encomendado (Hansberry, 106, 127-129).  Por lo tanto, cuando él se enfrenta a un mayor reto personal, están de acuerdo con la evaluación de su hermana Beneatha: “Ese [Walter] no es un hombre; no es más que una rata sin dientes” (Hansberry, 144).  Y, a diferencia de la madre de Walter, los estudiantes no tienen problemas por la fuerza de la ira de Beneatha, cuando se pregunta y responde a su propia pregunta: “¿Amarlo [a Walter]?  No hay nada que amar” (Hansberry, 145).  En la amonestación apasionada de Mama, las siguientes líneas son especialmente incisivas, cuando ella responde: “Hija, ¿cuándo crees que es el momento en que se debe amar más a alguien? ¿Cuando hace las cosas bien, y hace que todo sea fácil para todo el mundo?  Pues bien, ¡no estás aprendiendo nada, porque no es en ese momento!  ¡Es cuando él ha caído en lo más bajo, y no puede creer en sí mismo, porque todo el mundo lo ha vapuleado!” (Hansberry, 145).
 

Aunque Beneatha es el blanco directo de la amonestación de Mama, ésta no es sólo para ella.  Como miembros de la audiencia, nosotros también somos culpables, porque nos sentamos en el juicio.  Del mismo modo, nuestro orgullo es visible cuando Dios describe el castigo de Adán y Eva, porque no estamos preparados para el acto de misericordia que se les muestra: “Jehová Dios hizo abrigos de pieles para Adán y para su esposa, y los vistió” (Génesis 3:21,  VR).  Cuando están en la profundidad de su desesperación, Dios no los abandona.  Cubre la humillación de su desnudez con misericordia.  En la tradición moderna, en la literatura no sagrada, Hansberry articula poderosamente este profundo amor y lealtad, a través de una madre que no abandona a su hijo caído en desgracia –la madre decide envolver a su hijo con la gracia.

¿Qué podemos decir acerca de la misericordia, que los estudiantes universitarios de una clase de literatura llegaron a comprender?  Que los que otorgan y aceptan la misericordia, experimentan “el mayor de ellos”: el amor verdadero (1 Corintios 13:13, VR).
__________

Obras citadas:
La Biblia [Versión Revisada].
Hansberry, Lorraine. Una pasa al Sol, y La señal en la ventana de Sidney Brustein.  Nueva York: Vintage Books, 1995.
 


[i]En el Prólogo a la edición de Vintage para esta obra, Jewell Handy Gresham Nemiroff afirmaque Frank Rich, el crítico teatral de muchos años de The New York Times, se refiere sistemáticamente a A Raisin in the Sun como un “clásico americano” (x-xi).

 

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