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¡Así se indignan los adventistas catalanes!

El pasado viernes, aquellos que leyeron Café Hispano (CH) se encontraron con un texto fuera de la línea que hemos mantenido hasta la fecha. El artículo titulado “Los adventistas catalanes no se indignan” desató críticas y adhesiones más o menos apasionadas.

 

Mientras unos lo interpretaron como un escrito demagógico que desprestigiaba una actividad concreta, otros consideraron que el mismo manifestaba que nuestra iglesia “vive y ‘ora’ de espaldas al mundo!” De la misma manera que ciertos lectores leyeron dicho artículo como una provocación para iniciar una conversación, también hubo quien lo leyó como una descalificación a traición de una actividad en la que muchos jóvenes adventistas habían puesto ilusiones, trabajo y esperanza.

 

Si en CH tuviéramos la figura del defensor del lector, el artículo de hoy [26/5/2011] tendría que firmarlo él/ella. Lamentablemente, CH solo dispone de un editor, quien escribe, y dos asesores de facto que si bien aportan sus observaciones, nunca han condicionado el contenido de CH y por lo tanto no son responsables de los artículos que publicamos aquí.

 

Sin defensor del lector, pensé que lo mejor sería pedir a dos profesionales adventistas que me dieran su opinión acerca del artículo “¡Los adventistas catalanes no se indignan!”. Uno es el periodista Daniel Forcada, quien ya publicó en CH un artículo acerca de las adventistas en Haití poco después del terremoto que asoló dicho país a principios de 2010 y que el columnista mensual de CH, Herold Weiss, calificó como  “la mejor crónica acerca de la situación en Haiti que he leído”.

 

El segundo profesional adventista que consulté es Ramon C. Gelabert, editor de la editorial digital de AEGUAE, aula7activa.org, y autor de diversos artículos periodísticos que en su día publicó la misma editorial en su sección de noticias.

 

Forcada consideró que la metodología empleada para escribir el artículo no fue adecuada: “[…] el artículo era inadecuado y muy radical. No se puede construir a base de párrafo a favor de las protestas y contrapárrafo en contra de la actitud de la JAC. Eso es lo que yo digo demagogia. Podrías haber hecho un planteamiento objetivo y terminar preguntándote “¿Deben los jóvenes adventistas apoyar estos movimientos?”

 

El mismo Forcada también criticó que la presentación de ciertos hechos y declaraciones por parte de algunos miembros adventistas dejaba en ridículo a los autores de los mismos y las mismas. En otras palabras, Forcada entiende que el artículo en cuestión hiere sensibilidades. Finalmente, Forcada criticó la fecha de publicación del artículo ya que los organizadores “no se merecían un texto tan contundente a un día de empezar la cita importante [las actividades del fin de semana para las que se habían estado preparando los jóvenes adventistas de manera especial durante la semana.]”

 

Gelabert, por su parte, consideró que “si este tipo de artículo lo hubiera hecho alguien que no es el editor de Café Hispano, o hubiera sido el comentario de un artículo, no me parecerían justificados tales aspavientos, pero si lo firma Ruben Sánchez, editor de Café Hispano, posiblemente hace difícil al lector diferenciar entre la opinión de una persona y un colectivo”.

 

Gelabert también hizo la siguiente observación: “es cierto que los adventistas no estábamos [en las acampadas] pero tampoco estaban los católicos, ni los evangélicos, ni los judíos, ni los musulmanes, ni los budistas…, ni… Es decir, ¿el comportamiento de los adventistas es muy diferente al del resto de denominaciones?” Por lo tanto, Gelabert considera que la crítica que se podía leer en mi artículo era equivocada ya que los “adventistas hacíamos lo mismo que los demás, ¡esta es la crítica! Porque nos autodefinimos como diferentes y no lo somos. Somos “traidores” a nuestras propias palabras”.

 

En cualquier caso, Gelabert considera que el artículo escrito por un servidor “no ha sido del todo equilibrado. Ha dicho algo que es cierto, pero de ‘mala manera’. Ha conseguido la crítica y la adhesión, pero no por su argumentación implícita, sino por tomar una posición de activismo político que el lector ha visto implícita. Es decir, [el autor] cayó en la trampa del ‘periodismo militante’ de opinión [… algo] que no encaja con la línea editorial de un colectivo como Adventist Forums o AEGUAE, donde hay distintas sensibilidades y opinión.”

 

Hasta aquí, he intentado reproducir con la mayor exactitud posible las principales ideas y críticas de Forcada y Gelabert. Si algún lector se llegara a preguntar por qué he expuesto primero las observaciones de Forcada y luego las de Gelabert, le respondería que simplemente he seguido el orden alfabético de sus apellidos.

 

Una vez ejercida la autocrítica con la inestimable ayuda de estos dos profesionales adventistas, como editor de Café Hispano quiero afirmar que el artículo “¡Los adventistas catalanes no se indignan!” no cumple con los estándares de calidad de CH. Quiero, por tanto, pedir disculpas al lector de CH y pedirle un voto de confianza para el futuro. Si bien es verdad que en CH podemos equivocarnos como el que más, también queremos ser los primeros en reconocerlo públicamente.

 

Finalmente, quiero pedir perdón públicamente a dos personas que estuvieron especialmente involucradas en la confección de “Mentrestant” y que en mi anterior artículo pudieron quedar malparadas o hasta ridiculizadas. Como mi intención era usar sus declaraciones como muestras representativas de lo que todos nosotros somos y en ningún caso señalar a nadie con el dedo –pues yo no estoy libre de pecado- borré sus nombres del artículo y ahora me abstengo de nombrarlos para no dar más importancia de la debida a un accidente muy desafortunado. Con estas dos personas me he disculpado en privado y considero que el malentendido está arreglado. En CH tratamos de hacer amigos a lo mejor y de entablar conversaciones fructíferas a lo peor. En este contexto, un ataque personal no tiene cabida y si la forma en que redacté el artículo pudo dar pie a tal lectura, es mi obligación rectificar.

 

Aceptadas las críticas y aclarados los malos entendidos, ¿qué más se puede decir sobre el artículo “¡Los adventistas catalanes no se indignan!”?

 

Para empezar, dicho artículo ha batido todos los records de audiencia de CH hasta la fecha. En su primera semana de vida, ha cosechado el triple de lecturas de las que normalmente genera un artículo en los primeros siete días después de su publicación. De momento, es el segundo artículo más comentado si sumamos los 11 comentarios hechos en CH y los 26 aparecidos en Facebook [26/5/2012].

 

El mismo artículo ha generado comentarios acerca de la actividad “Mentrestant”; sobre los adventistas y la política; y acerca de cómo los adventistas se indignan en el día a día. Las ideas y opiniones vertidas acerca de estos asuntos, casi siempre muy bien argumentadas, han puesto de manifiesto que dentro de nuestra iglesia existe pluralidad de pensamiento y opinión.

 

¿Cree el lector de CH que dicha pluralidad de pensamiento dentro de la comunidad adventista, no solo en estos temas sino en general, está bien representada dentro de CH? ¿Cómo puede mejorar en este sentido CH? Y, ¿considera el lector que esta misma pluralidad está bien representada en los medios oficiales de la iglesia? Si no fuera así, ¿cuáls es la posición representada en los medios adventistas oficiales?

 

Hay un denominador común en la pluralidad de los comentarios al artículo “¡Los adventistas catalanes no se indignan!”: todos, o casi todos, están indignados. Aunque sea solamente con el propio artículo. Algunos se muestran indignados con el mundo y otros con la iglesia. Lo que varía es la forma de expresar tal indignación y de canalizarla para transformarla en algo positivo.

 

¿Cómo podemos como adventistas conectar con la indignación que hay en la sociedad y aprovechar tal oportunidad para presentarles nuestra visión del y para el mundo?

 

Y aquellos que se muestran indignados con la iglesia, ¿cómo interactúan con ella para que se establezca un diálogo fructífero? ¿Tienen los instrumentos necesarios para hacerse oir? ¿Sienten que nuestros dirigentes están interesados en escuchar?

 

Finalmente, y antes de dar más información sobre qué terminó sucediendo en “Mentrestant” quiero destacar la profundidad y lucidez de la mayoría de comentarios. A pesar de que mi artículo no estuvo a la altura de lo que se espera en CH, los lectores habéis estado muy por encima. Habéis sabido transformar una mala oportunidad en una inmejorable ocasión para crecer juntos mediante la conversación. A todos vosotros, ¡felicidades!, y por favor, seguid comentando ya que vuestras aportaciones nos hacen mejores a todos.

 

Terminamos con la gran pregunta: ¿qué pasó con “Mentrestant”? Muchas cosas y por lo que se puede ver en Facebook y me han contado, todas muy buenas. Espero que la sección de comentarios se llene de testimonios, informes y críticas constructivas sobre “Mentrestant” para que la próxima actividad que hagamos pueda seguir perfeccionando el modelo y para que aquellos que leen CH desde otras latitudes también puedan enriquecerse.

 

De entre todo lo que pasó, quiero destacar la lectura de un manifiesto redactado por la directiva de los Jóvenes Adventistas de Catalunya (JAC) que vino a representar el sentir de los más de 200 jóvenes congregados en Badalona el pasado viernes 20 de mayo en la actividad “Mentrestant”.

 

Uno de sus autores, Isaac Llopis, me comentaba que si bien mi artículo le había hecho daño, también le movió a pasar varias horas elaborando dicho manifiesto. Llopis ya tenía pensado comentar las acampadas de jóvenes en diferentes ciudades de España porque cree en un “cristianismo práctico, en la calle, del día a día”, pero la lectura del artículo “¡Los adventistas no se indignan!” hizo que le diera todavía más importancia. “Quizá ha sido útil, no lo sé”, escribía Llopis en un mail. Actitudes como las de Llopis y otros tantos lectores, que a pesar de mi incompetencia han sabido reconocer las buenas intenciones, han rescatado lo bueno y han construido algo mejor, son las que nos permiten crecer en sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres. Comportamientos “anormales” como los de Llopis –“anormales” en el sentido que intuyo que le dio el ponente Gustavo Squarzón en “Mentrestant” a tenor de los comentarios leídos en Facebook- hacen que todos queramos ser “anormales”.

 

Y ahora sí, aquí va el manifiesto que quien escribe, a título personal y no como editor de Café Hispano, también suscribe.

 

 

MANIFIESTO DE LOS JÓVENES ADVENTISTAS DE CATALUNYA SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA DEL PAÍS [España] Y LOS EVENTOS 15-M

 

 

  1. Queremos una democracia real, en la que el poder político y social lo tenga el pueblo, tal y como está en la definición de democracia. Que los representantes elegidos por todos nosotros se preocupen más de lo realmente importante, se unan si es necesario haciendo un frente común para que la sociedad pueda tener los requisitos mínimos para poder vivir. El problema es grande, queremos soluciones mejores.
  2. Como cristianos nos manifestamos a favor de un mundo más justo, equitativo, donde las riquezas se repartan por igual. El sistema actual nos ha llevado al desastre, incluso en los países más ricos, y pedimos a quienes tienen poder que se replanteen todo, para el beneficio de la sociedad.
  3. Apoyamos toda manifestación con ánimo de mejora de la sociedad, pero reivindicamos que eso no sea solamente por los países ricos, es muy fácil protestar cuando afecta a nuestros bolsillos, a nuestros planes. Sin embargo, debemos mirar el mundo global y ver que desde que todos nosotros nacimos van muriendo niños de hambre, y el sistema político internacional apenas se mueve en ese sentido. Protestamos por ello también.
  4. Creemos que manifestarnos está bien, es legítimo, pero que mejor es tratar de pensar cosas que hacer, cada uno en su ámbito, es mejor construir soluciones que destruir decisiones.
  5. Merecemos un mundo mejor, y debemos tratar de hacer lo posible para que así sea, como cristianos debemos llevar los valores de Jesús a la sociedad, como sea, no encerrarnos en nosotros mismos en un cristianismo teórico, es el momento de ser prácticos, de ayudar a la sociedad con el mensaje brutal del que disponemos.
  6. No nos gusta la expresión: “la sociedad se mueve”, debe ser “la sociedad nos movemos”, formamos parte de ella, pero con la grandeza que nosotros conocemos la palabra de Dios, y eso debe ser un valor añadido, que es nuestra responsabilidad aportar a la sociedad en la que vivimos. Somos anormales, sí, pero estamos en este mundo, y Dios mismo nos dijo que cuidáramos de él.
  7. Creemos que evangelizar no es ir a buscar gente para que se convierta al adventismo, al cristianismo o a lo que sea, evangelizar es y debe ser aportar a la sociedad, dar un mensaje de esperanza, ayudar al necesitado, ofrecer sonrisas, generarlas, sin esperar nada a cambio.
  8. Los jóvenes adventistas de Catalunya estamos despertando, estamos moviéndonos como nunca antes habíamos hecho, debemos aprovechar este despertar para dar un paso más, la vida no termina con el Mentrestant, tan solo empieza. Hay que hacer cosas, no podemos estarnos quietos.
  9. Mentrestant, estamos en este mundo, mejor o peor, y debemos ser capaces de saber qué aportar, como hacerlo, cuándo y por qué. El mundo necesita de jóvenes cristianos comprometidos en mejorar lo que hay, en dar paz donde otros dan guerra, en hacer nuestro pequeño cambio para que el mundo sea un lugar mejor.
  10. Debemos ser los primeros en pedir libertad, justicia y paz. Que esas palabras no se vayan de nuestro vocabulario.
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