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¿Quién es quién con el CO2?

La Conferencia de Copenhague para el cambio climático fue un fracaso. Se busca hacer más racional la emisión de CO2 a la atmósfera para limitar su efecto sobre el clima, pero los intereses nacionales complican la solución. ¿Quién debe pagar por contaminar y cuánto?

Los países emergentes quieren desarrollarse hasta el nivel de los países más ricos y para ello es necesaria mucha energía productora de CO2: el gas de efecto invernadero por excelencia. En el debate ha saltado un nuevo elemento a la palestra. Steven Davis y Ken Caldera, de la Institución Carnegie de los Estados Unidos, acaban de publicar en la revista PNAS los resultados cuantitativos de lo que hasta ahora era una intuición. Muchos productos consumidos por los países ricos se producen en países con economías emergentes. Las emisiones de CO2 de estos últimos países, causadas por la producción de bienes para los países más desarrollados es mayor de lo esperado. El CO2 que producimos los europeos per cápita, a través de países en desarrollo, superaba las 4 toneladas en 2004, año para el que se analizaron los datos. En Estados Unidos tocan a unas 2,4 toneladas de CO2 por persona y año. Por su parte, España es el 7º contribuyente mundial como productor de CO2 transferido a países terceros, debido a la importación de bienes de consumo allí producidos.

En el terreno de los productores directos del CO2, China le dedicó a la producción de sus exportaciones al primer mundo el 22,5% de sus emisiones.

La cantidad de CO2 vertida a la atmósfera entre 1990 y 2000 se incrementó un 1% anual. Desde el año 2000 hasta 2008, ese incremento creció hasta el 3,5% anual. La crisis económica ha amortiguado ese incremento tan desmesurado. Los datos no hablan a favor de una corrección del desequilibrio en la cantidad de CO2 atmosférico. Entre tanto, seguimos mirando para otro lado.

¿Cómo debe repartirse la responsabilidad de las emisiones? Pues parece que hay un nuevo elemento realmente importante a considerar. El CO2 no conoce de fronteras geográficas y podemos seguir jugando a que no sabemos realmente el alcance de la irresponsabilidad con la que actuamos. Tarde o temprano, los efectos del exceso de gases de efecto invernadero, más o menos graves según los diferentes modelos climáticos que se manejen, se harán sentir para todos. Si es que no los estamos sufriendo ya.

BIBLIOGRAFÍA

DAVIS, J. S. y CALDEIRA, K. (2010). Compsuntion-based accounting of CO2 emissions. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 107: 5687- 5692.

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