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Punto de vista: ¿Dónde estamos respecto a la ordenación de la mujer? – III

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Este artículo es la continuación de este.

IV. La mejor solución al problema

La mejor solución al problema es permitir que las Divisiones que están a favor de la ordenación de mujeres procedan, al tiempo que aquellas que no están preparadas, esperen. Esta parece ser la voluntad de la iglesia. Tal vez, no deberíamos tener ningún tipo de ansiedad sobre esta materia y sencillamente confiar en que la sabiduría y la gracia de los oficiales de la Asociación General les llevará a hacer lo correcto, es decir, sentir la dirección en la que el mundo se está moviendo y guiarnos en esa dirección.

La peor de las soluciones al problema sería la de exigir que todas las Divisiones ordenen mujeres o no las ordenen.. Esta decisión sin duda dividirá la iglesia.

En el Concilio Anual, el pastor Mark Finley dio un mensaje devocional sobre la unidad basada en el libro de los Hechos y cómo la iglesia primitiva resolvió sus problemas.

A partir de esa experiencia vinieron los siguientes puntos:

a. La misión de la iglesia es importante, pero se verá reforzada si los problemas se resuelven de una manera mutuamente aceptable. Pasar tiempo en la solución de problemas hasta dar con la solución adecuada no es una pérdida de tiempo, sino un paso necesario para avanzar en la obra de Dios.

b. Si bien es importante que se resuelvan los problemas, es mucho más importante que se resuelvan con la solución apropiada. En lo que respecta al problema en Hechos 6, era importante que nombraran diáconos para cuidar del problema y sobre todo que fueran todos griegos ya que el problema surgió de la negligencia de las viudas griegas. Obviamente, el problema podría haberse resuelto de diferentes maneras. Pero podemos ver la tremenda sabiduría en la selección de otros además de los apóstoles – especialmente en la selección de los griegos.

El problema en Hechos 15 era un poco más complicado. Una de las posibilidades con el fin de preservar la unidad en la práctica, era exigir a los gentiles que fueran circuncidados. Para ser parte del pueblo de Dios y para preservar la unidad en la práctica se consideró importante hacer que los gentiles también siguieran esta práctica. Otra manera de preservar la unidad en la práctica era suspender la circuncisión para los judíos cristianos. Sin embargo, esta posibilidad era difícilmente concebible. En este caso era muy importante no sólo llegar a un acuerdo, sino llegar a la solución correcta. La primera posibilidad, sin duda, habría obstaculizado el trabajo entre los gentiles y hubiera dividido la iglesia. La segunda posibilidad ni siquiera habría sido considerado por los cristianos judíos y sin duda se habría dividido la iglesia. Así que tuvieron que ir a una tercera posibilidad, un compromiso. No fue una unidad en la práctica, pero sí una unidad en la misión: los cristianos judíos continuarían circuncidándose, pero los gentiles no tendrían que hacerlo. De esta manera se permitieron diferentes prácticas y en vez de obstaculizar la misión de la iglesia, se facilitó. Esta acción llevó al éxito evangelístico y fue mucho mayor el crecimiento del número de miembros que si se hubiera exigido la circuncisión a todo el mundo. En otras palabras, la diferencia en la práctica hizo la iglesia más eficiente en su misión de predicar el evangelio a todo el mundo, especialmente a los gentiles.

c. La iglesia primitiva decidió que la mejor manera no siempre es elegir un camino y rechazar el otro. En el Concilio de Jerusalén, decidieron llegar a un compromiso – permitir a los judíos continuar con la circunsición y dejar que los gentiles fueran circuncidados. En otras palabras, permitir la diversidad. La unidad puede ser promovida por la diversidad. Este es un modelo para nuestra situación actual. La cuestión de la ordenación de las mujeres es tan similar a la cuestión de la circuncisión que esa misma solución debería ser seguida aquí y ahora. No hace falta que o todos o ninguno ordenen mujeres al pastorado. Podemos permitir que los que están dispuestos a hacerlo, lo hagan,  mientras que aquellos que no están dispuestos, se abstengan de hacerlo. Esta diversidad no causará división, sino que en realidad va a traer la unidad al igual que en la iglesia primitiva. Tal acción podría encajar la determinación “eclesiástica” de “lo que es mejor para la Iglesia y el cumplimiento de su misión.”

d. Lo que no debemos hacer es votar a favor de una acción que sería aplicable a todas las Divisiones con el entendimiento de que la unidad se produce cuando todos hacemos lo mismo. Tal decisión requeriría a todas las Divisiones ordenar mujeres o que ninguna ordene mujeres al pastorado. Incluso esas Divisiones que están a favor de la ordenación de las mujeres no votarían a favor de esta primera declaración y probablemente sólo una División favorecería la segunda declaración. Me parece que la iglesia ha indicado claramente su voluntad.

Sakae Kubo, 88, ha tenido una larga carrera en la Iglesia Adventista, principalmente en la universidad y la administración de la universidad. Fue profesor en el Seminario Teológico de la Universidad Andrews, se desempeñó como Decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Walla Walla, como Presidente de Newbold College, y como Vice-Presidente y Decano Académico en Atlantic Union College.

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