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“¿Por qué?” o “¿Cómo?”

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El obispo episcopal John Shelby Spong observa que en las organizaciones fundamentalistas, el mero hecho de que se haga una pregunta puede ser considerado equivalente a la herejía.  Él lo sabía, sus posiciones han resultado en amenazas de muerte.  Aunque no deseo conservar ese apodo cuando se considere mi nombre, todavía siento que la lección de esta semana me obliga a hacer la pregunta: “Entonces, ¿por qué guardamos el sábado?”  No pregunto retóricamente, espero hacer frente a esta pregunta de una manera que por lo menos me satisfaga a mí.

Hubo un tiempo en que habría respondido rápidamente (y sin dudar), “¡porque el cuarto mandamiento lo dice!”  Hoy, para muchos adventistas, eso es suficiente.  Pero al igual que un niño que replica con un “¿por qué?” a cada respuesta que se le da,  ya no encuentro esa respuesta tan satisfactoria como antes.  Por favor, no me juzgue con demasiada severidad por el momento.

Una de las razones por las que el texto bíblico me ha preocupado desde hace algún tiempo, es por qué Moisés no cita las palabras que Dios le dijo con respecto al cuarto mandamiento de la misma manera en Éxodo 20 y Deuteronomio 5.  Los defensores de la teoría de las fuentes JEDP (el Antiguo Testamento se desarrolló en cuatro fases distintas) sostienen que probablemente Moisés no escribió Éxodo 20.  Sugieren que ese texto fue modificado en algún momento después de la cautividad babilónica.  Un profesor mío del Seminario abordó el tema sucintamente hace unos 36 años. “¿JEDP?”, dijo: “no creemos en eso”.  Sin embargo, me pregunto por qué las diferencias en el cuarto mandamiento.  ¿Es un día de reposo judío, como Deuteronomio sugiere, o es de alance universal como se advierte en Éxodo?

Otra respuesta utilizada en varias ocasiones en la evangelización, es que el sábado es el sello de Dios: una prueba de lealtad a él.  Esto tiene resonancia.  Dios, obviamente, tiene derecho a esperar lealtad y obediencia de sus criaturas.  La caída de la humanidad, en la historia de la creación ilustra esto.  (¡Sin embargo, tal vez Ud. prefiera pasar por alto lo JEDP tiene que decir acerca de esa historia!  Los críticos literarios sugieren que la historia que culpa a la mujer de la caída en el pecado, probablemente fue agregada más tarde, cuando los judíos trataron desesperadamente de averiguar por qué Dios permitió que fueran llevados al cautiverio.  Esdras propone una respuesta que, en mi opinión, es difícil de concebir como inspirada: que se habían casado con extranjeras y era necesaria una depuración étnica).

A pesar de estas preocupaciones, mi obligación para con el Dios del sábado es clara para mí, pero el por qué todavía está allí.

Hay días en que realmente saboreo los períodos anteriores de mi vida, cuando las preguntas no eran tan vitales en mi existencia teológica y podía estar satisfecho con lo que claramente era en blanco y negro.  Pero si la creación nos enseña algo, es que Dios no es simple.  Él y Sus creaciones son complejos; mucho más allá de la comprensión humana.

Querido Señor, ¿por qué quieres que guarde el sábado?

Cada vez que me hago esa pregunta en oración, lo único que se me ocurre es Apocalipsis 14.

 Luego vi a otro ángel que volaba en medio del cielo, y que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo.  Y dijo en voz alta: “Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado.  Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”.

Entiendo eso, Señor, pero ¿por qué? ¿Qué es tan importante acerca de la creación, que es la base de la adoración?

Los cambios están sucediendo demasiado rápido en estos días.  Me pregunto quién hubiera predicho hace diez años una batalla en LA Iglesia Adventista del Séptimo Día con respecto a la creación.  Alguien que respeto mucho me dijo recientemente que nuestras creencias fundamentales dependen de la creación: el sábado, la adoración, el pecado original, la promesa de un redentor, la promesa de una victoria divina.  ¿Se perdería todo esto realmente si alguien creyera en el Big Bang?  El astrónomo Carl Sagan escribió una vez: “Si el Big Bang no ocurrió, entonces Dios es un mentiroso”.

Querido Señor, he oído que me llamas para reconocerte como el Creador.  ¿Por qué?  ¿Qué hay en ese evento que es tan importante?  ¿Estás seguro de que enviarías a alguien al lago de fuego por preguntarse si la Creación ocurrió en seis días literales, o si fue en 100.000 años o más, o si usaste materia preexistente?  ¿Cuál es exactamente el punto que quieres destacar?

Lo que ha llegado a ser más importante para mí no es el cuándo o la duración o el asunto de la materia, sino el CÓMO.

“Por la palabra del Señor …”

A lo largo de las Escrituras, Dios dice que hay dos cosas que él puede hacer y que nosotros no podemos: crear y . . .

¡RECREAR!

Exactamente cómo, precisamente, Dios lo puede hacer, está más allá de la comprensión humana.  Esto es parte de lo que C. S. Lewis llama “la magia profunda”.  Lo importante a destacar es que la misma voz que dijo: “Sea la luz”, también puede decir: “tus pecados te son perdonados”.

Los adventistas del séptimo día deben estar a la vanguardia en proclamar no sólo el deseo de Dios de mostrar su gracia, sino que ese deseo está respaldado por el poder para lograrlo en la vida de un pecador.  El sábado me recuerda que el poder de la voz de Dios está aún disponible, y eso es tranquilizador.   De una manera continua, cada semana, mi esperanza es empujada al primer plano de mis pensamientos.

Si alguna vez he sentido (y de hecho es así) que mis pecados son demasiado grandes, sólo necesito sentir el calor del sol.  La misma voz que lo creó puede “renovar un espíritu recto dentro de mí”.

Querido Señor, soy feliz en tu creativo descanso sabático.

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

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