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“Jesús (¿y?) el Arcángel”

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En la primera carta de Pablo a la iglesia de Tesalónica, el apóstol responde a la profunda preocupación de los hermanos por aquellos miembros que habían muerto (4:13-17).  Pablo argumenta que, al igual que Jesús murió y resucitó, así también resucitarán los creyentes de la iglesia que han muerto.  De hecho, Pablo afirma que en la segunda venida de Jesús, los muertos en Cristo se levantarán en primer lugar para ir al encuentro de Jesús (4:16), y entonces los que estén vivos serán “arrebatados en las nubes, junto con ellos, para ir al encuentro del Señor en el aire” [1], con el resultado feliz de que todos los creyentes vivirán para siempre con el Señor Jesús (4:17).

En este pasaje, Pablo describe la manera triunfal del esperado regreso de Jesús a la Tierra de la siguiente manera: “Porque el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel, y con el sonido de la trompeta de Dios” (4:16, English Standard Version [ESV]).  La referencia de Pablo al término “arcángel” es una de sólo dos referencias en todo el Nuevo Testamento (cf. Judas 9).  Y es esta referencia enigmática, y su relación con otros textos bíblicos, lo que voy a discutir en este ensayo que sólo puede abordar brevemente el tema.

Los adventistas del Séptimo Día enseñan que el “arcángel” de 1 Tesalonicenses 4:16 es una referencia al arcángel Miguel [2].  Si bien el nombre “Miguel”, que significa “¿Quién como Dios?”, aparece muchas veces en la Biblia en referencia a varios individuos [3], en sólo cinco ocasiones se refiere a un ser celestial [4].  En consecuencia, ni el nombre ni su significado indican automáticamente la naturaleza humana o celestial del que tiene ese nombre, por lo tanto el contexto es determinante.  Pero los adventistas del Séptimo Día enseñan además –a diferencia de la mayoría de los cristianos— que las referencias bíblicas al personaje celestial Miguel identifican a Jesús mismo en su estado pre-encarnado.  Esta enseñanza fue defendida por William Miller y por otros milleritas en el siglo XIX [5].  Si bien ésta no es una “Creencia fundamental” de los Adventistas del Séptimo Día [6], es una enseñanza que los adventistas han promovido [7].  Y de acuerdo con estas enseñanzas, el texto que más asocia al arcángel Miguel con Jesús es 1 Tesalonicenses 4:16.  Por ejemplo, cuando la obra de Jack J. Blanco, The Clear Word Bible: una paráfrasis para nutrir la fe y el crecimiento, fue publicada en 1994, su versión de este versículo refleja la enseñanza adventista del Séptimo Día, cuando declara: “Cuando Cristo descienda del cielo, Él, como arcángel, dará una voz de mando –el llamado de la trompeta de Dios a los muertos— y los muertos en Cristo resucitarán primero” [8].

Sin embargo, en contraste con la creencia similar de los Testigos de Jehová [9], los adventistas categóricamente niegan que Jesús sea un ser creado, como otros seres angélicos [10].  Mientras que el término similar “ángel” significa “mensajero”, o “enviado”, y puede referirse no sólo a los mensajeros celestiales sino también a mensajeros humanos [11], a los profetas [12] y a los sacerdotes [13], no creemos que el título “arcángel “indica la naturaleza de Jesús, sino más bien su papel como líder o gobernante por sobre los ángeles (cf. Apoc. 12:7: “Miguel y sus ángeles”).

Esta enseñanza adventista acerca de Jesús como el arcángel Miguel se ha traducido en una tormenta de críticas y protestas por parte de otros cristianos [14].  Los adventistas han sido considerados heréticos y sectarios, como resultado de esta creencia, ya que a otros les parece que denigra la majestad y deidad de Jesús y que lo degrada a nivel de los ángeles creados [15].

Entonces, ¿qué dice la Biblia acerca de Miguel y los arcángeles?  Como he indicado anteriormente, el Miguel celestial aparece sólo en cinco textos: Dan. 10:13, 21; 12:1; Judas 9; y Apoc. 12:7.  En cuanto a la referencia a los arcángeles, la terminología congruente con el “ángel principal” (griego: Arjángelos), sólo aparece dos veces: 1 Tesalonicenses 4:16 y Judas 9 (el mismo texto en el que se menciona a Miguel).

El Miguel celestial aparece por primera vez en las Escrituras en Daniel 10:13, y allí Miguel, “uno de los principales príncipes”, le ayuda al interlocutor anónimo de Daniel en su lucha contra “el príncipe de Persia”.  En Daniel 10:21 se dice que Miguel es “vuestro [¡plural!] príncipe”.  Esto se aclara más tarde, en 12:1, donde Miguel, “el gran príncipe, protector de tu [singular] pueblo”, “surge” en el “tiempo del fin” (cf. 11:40).

Con respecto a 1 Tesalonicenses 4:16, Pablo hace hincapié en que el que descenderá del cielo es Jesús mismo (Gr.: autós ho kyrios).  Abraham J. Malherbe señala que “la frase larga, que elabora acerca de la base para la consolación, comienza con “el Señor mismo”, y termina con “y así estaremos siempre con el Señor” (vv. 16-17)” [16].  Esto es importante y ha de tenerse en cuenta cuando se lee a través del pasaje.  Jesús desciende “con voz de mando” o “llamado en alta voz” (en keleusmati), pero el énfasis en Jesús indica que no se trata de un grito de mando de otro, para que él comience su descenso, sino más bien de él mismo a los muertos en Cristo para que se levanten [17].  Este concepto se refleja en Juan 5:25-29, donde los muertos oirán la voz de Jesús y volverán a la vida.  La frase “en keleusmati” aparentemente se explica con más detalle con referencia a la “voz de arcángel” y la “trompeta de Dios” [18].  El Fin apocalíptico se asocia tanto con los ángeles (por ejemplo, Mateo 13:40-41; 25:31; Marcos 8:38; 13:27) y una trompeta (por ejemplo, 1 Cor 15:52).  El “Hijo del Hombre” envía a sus ángeles con sonora trompeta en Mateo 24:31, y la idea de que una voz puede sonar como una trompeta se desprende de Apocalipsis 1:10-11 y 4:1 [19].

La frase en la que aparece “arcángel”, esta palabra no tiene artículo (ningún tipo de artículo) en griego.  Esto sugeriría que la referencia es a un “arcángel” indefinido, es decir, a cualquiera de un número de arcángeles [20].  De acuerdo con los escritos judíos extrabíblicos, hubo varios arcángeles, y Miguel era uno entre ellos [21].  Sin embargo, con respecto a las indicaciones gramaticales, la falta de artículo en una construcción que tiene una palabra en el caso genitivo sugiere, más bien, que Pablo quiso decir que Jesús vendría “con la voz del arcángel” [22].  Por lo tanto, el arcángel más probable sería el llamado Miguel, ya que es el único nombrado en la Biblia [23].

En Judas 9, el arcángel Miguel disputó con el diablo, y discutían sobre el cuerpo de Moisés.  Judas hace esta referencia para poner de relieve que, en esta situación, Miguel “no se atrevió a traer una maldición” contra el diablo, sino que dijo: “El Señor te reprenda.”  Aquí Judas está contrastando el comportamiento de Miguel con el de “ciertos intrusos” en la comunidad cristiana (v. 4) que maldicen a los seres angelicales (versículo 8).  La implicación es que Miguel no maldijo lo que sabía, pero ellos maldicen lo que no saben (versículo 10).

Finalmente, en Apocalipsis 12:7 estalla la batalla en el cielo cuando “Miguel y sus ángeles” luchan contra el dragón, y “el dragón y sus ángeles también luchaban”.  Este versículo muestra a Miguel como un líder militar con ángeles bajo su mando.

D. Stuart observa que “en la angelología más bien barroca de la apocalíptica no canónica, tanto  judía como cristiana, el personaje Miguel y su papel son elaborados más allá de la evidencia bíblica” [24].  Numerosos libros apócrifos y pseudo epigráficos no sólo se refieren a él, sino que además llenan su hoja de vida significativamente: no es sólo el ángel protector de Israel, sino que es un líder militar, intercesor a favor de Israel y del mundo entero, sumo sacerdote celestial, mediador de la promulgación de la ley en el Sinaí, ángel registrador, que tocará la trompeta en el juicio final, guardián de los secretos celestiales, guardián del Paraíso, etc. [25].

La posición adventista del Séptimo Día acerca de la relación de Jesús con Miguel es intrigante y atractiva, ya que proporciona más sustancia a la “extensa” imagen de Aquél que conocemos como Jesús, obrando en favor de su pueblo antes de encarnarse como un ser humano en la Tierra.  No es una interpretación hermética, sin embargo, por una serie de razones, de las cuales voy a enumerar algunas.  En primer lugar, en ninguna parte Jesús es clara y explícitamente identificado con un/el arcángel o con Miguel.  En segundo lugar, Daniel 10:13 se refiere a Miguel como “uno de los principales príncipes”, y desde el punto de vista del idioma hebreo es problemático interpretar esto como “el primero de los principales príncipes” [26].  En tercer lugar, ¿es realmente cierto que la Biblia insiste en que hay sólo un arcángel, en oposición a los que creen en cuatro, o más?  Si es así, ¿por qué no lo dice más claramente?  En cuarto lugar, el verbo utilizado en Judas 9 para describir que el arcángel Miguel no se “atrevió” a presentar un juicio de maldición contra el diablo, no parece encajar si el personaje Jesús.  En quinto lugar, desde un punto de vista literario, la batalla en el cielo, en Apocalipsis 12:7-9, se lleva a cabo en el momento de la muerte de Jesús en la cruz, o después de ella, ya que más tarde la voz que se escucha en el cielo asocia a los santos vencedores del Acusador / Diablo, quien ha sido arrojado desde cielo, con la sangre del Cordero (12:10-12).  Por otra parte, ¿por qué el nombre Miguel aparece en 12:07, por única vez en la obra de Juan, si Miguel es Jesús?  Estas son preocupaciones importantes, pero no son necesariamente inexpugnables.

A pesar de estas preocupaciones, hay varias cuestiones de interpretación que por lo general no se destacan y que apuntan en la dirección de la interpretación adventista del Séptimo Día.  Me limitaré a mencionar tres de ellas.  En primer lugar, es evidente que Jesús tuvo una existencia anterior a su encarnación, y esto puede entenderse, al menos en parte, como que se trata del “ángel del Señor”, concepto que aparece varias veces en el Antiguo Testamento.  En otras palabras, las apariciones del Ángel de Jehová en el Antiguo Testamento son a menudo las apariciones de quien más tarde es conocido como Jesús, el Hijo de Dios. Curiosamente, algunos de los que oponen firmemente a que Jesús sea identificado como Miguel, no tienen ningún problema con Jesús como el Ángel del Señor [27].

En segundo lugar, el Miguel que aparece en Daniel no sólo es explícitamente descrito como un “príncipe”, sino implícitamente como un “rey”.  En Dan. 12:01 Miguel “se levanta”, y el verbo hebreo que expresa este concepto se presenta en más de una docena de versículos en el capítulo 11, donde en la mayoría de los casos se refiere a un rey victorioso que se levanta para regir.  Miguel es el último “rey” en “levantarse” y gobernar victoriosamente.  El que recibe el dominio del Anciano de Días en Daniel 7 es el “Hijo del Hombre” (Dan 7:14; Cf. v. 27).  Y algunos han identificado a este “Hijo del Hombre” como Miguel [28].  En este sentido se debería entender que Miguel es algo más que un “príncipe” o “arcángel”; es el rey escatológico, que no sólo libera a su pueblo, sino que recibe el dominio y el reinado [29].

Y tercero, las tradiciones acerca de Miguel dentro del judaísmo fueron transferidas por algunos (como Justino Mártir en Dial. 61,1, 62,4-5) a Cristo en el cristianismo primitivo, sin que ello implique sugerir que tenía una naturaleza angélica.  Darrell D. Hannah señala que la utilidad de estas tradiciones sobre Miguel en la cristología temprana “era real, aunque no se puede decir que haya sido el elemento más importante en los primeros esfuerzos del cristianismo por comprender y dilucidar el significado de Jesucristo” [30].  La asociación de Jesús con Miguel no es un fenómeno reciente, en realidad es antiguo.  ¿Por qué?

No creo que el adventismo del Séptimo Día ha llegado a sus conclusiones sobre la relación de Jesús con Miguel simplemente porque está interesado en (arc)ángeles, o incluso en comprender más sobre Jesús.  Más bien, yo diría que los adventistas hablan de “Jesús como Miguel” debido a cuatro razones (sin ningún orden en particular): (1) nuestra comprensión del “conflicto de los siglos”, sobre todo a partir del tema de la “batalla en los cielos” del capítulo 12 de Apocalipsis [31]; (2) el énfasis en la segunda venida de Jesús, con 1 Tes. 4:16 como texto clave; (3) el gran interés del adventismo temprano en el libro de Daniel (a pesar de todas las referencias a Miguel en la que quizás sea la parte más descuidada del libro de Daniel por los adventistas –capítulos 10-12); y (4) las declaraciones de Elena de White sobre el tema [32].

Si bien dentro del adventismo del Séptimo Día hay enseñanzas breves sobre el tema y defensas más extensas contra los críticos, se encuentran muy pocos trabajos académicos sobre el tema.  Existe en la literatura adventista del Séptimo Día un estudio completo sobre Miguel desde el punto de vista del Antiguo Testamento [33], pero no tengo conocimiento de ningún estudio sostenido y detallado de este material en relación con los importantes textos del Nuevo Testamento que mencionan a Miguel y/o “arcángel”.  Este tipo de estudio, que se centraría en la persona y obra de Jesús y en los temas conexos que son de gran interés en el adventismo del Séptimo Día, debería ser una prioridad.

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[1] A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas en Inglés son de la New Revised Standard Version(NRSV).

 

[2] Curiosamente, el libro que acompaña a la Guía de Estudio de la Escuela Sabática para Adultos (julio – septiembre de 2012) en la sección de 1 y 2 Tesalonicenses no menciona esto en su discusión del pasaje (Jon Paulien, Cartas a los Tesalonicenses [Nampa, ID: Pacific Press, 2012], 96-100).

[3] Núm. 13:13; 1 Crónicas 5:13-14; 6:40; 7:3; 8:16; 12:20; 27:18; 21:2; 08:08; Esd, 10:13; Dan. 21; 12:1; Judas 9; Apoc. 12:7.

[4] Dan. 10:13, 21; 12:1; Judas 9; Apoc. 12:7.

[5] Seventh-day Adventist Encyclopedia, Comentario de referencia de la serie 11 (1996 ed.), Sv “Miguel, el arcángel”.

[6] No he podido encontrar ninguna referencia a esta enseñanza, ya sea en las creencias fundamentales enumeradas o en la exposición asociada de Creencias de los adventistas del Séptimo Día: Una Exposición de las Creencias Fundamentales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, 2 ª ed. (Boise, ID: Pacific Press, 2005).

[7] Cf., por ejemplo, Doug Batchelor, “¿Quién es el arcángel Miguel?”, Disponible en http://www.amazingfacts.org/free-stuff/online-library/book-viewer.aspx?g=5fe12b9b-4ec2-4dc1-a765-743d8e18d863&l=en&t=Who%20Is%20Michael%20The%20Archangel? (Consultado el 13 de agosto de 2012); Shawn Boonstra (el ex locutor del ministerio de medios de comunicación “Está escrito”), “San Miguel Arcángel-Parte I”, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=RzovXoNzilU, (consultado el 13 de agosto 2012), idem, “Miguel el Arcángel-Part II”, disponible en http://www.youtube.com/watch?v=f4HUpnvsPa8 (consultado el 13 de agosto 2012); Malcolm Bull y Lockhart Keith, Buscando un santuario: el adventismo del Séptimo Día y el sueño americano, 2 ª ed. (Bloomington, IN: Indiana University Press, 2007), 72; Desmond Ford, Daniel (Nashville: Southern Publishing, 1978), 242; Frank B. Holbrook, “El Conflicto de los Siglos,” Manual de Teología Adventista del Séptimo Día, ed. Raoul Dederen, Series Comentario de Referencia 12 (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), 977-78; Robert Leo Odom, El Ángel extraordinario de Israel (Bronx, Nueva York: Instituto del Patrimonio israelita, 1985); Gerhard Pfandl, Daniel: El vidente de Babilonia (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2004), 103, 116; William H. Shea, Daniel: una guía del lector (Nampa, ID: Pacific Press, 2005), 238; Zdravko Stefanovic, Daniel: La sabiduría de los sabios (Nampa, ID: Pacific Press, 2007), 389; Ellen G. White, El Deseado de Todas las Gentes: El conflicto de los siglos ilustrado en la vida de Cristo (Boise, ID: Pacific Press, 1898), 99, 421; idem, Primeros escritos de Ellen G. White (Washington, DC: Review and Herald, 1882), 164; idem, La Historia de los Patriarcas de los Profetas: Como se ilustra en las vidas de los santos hombres de Dios (Boise, ID: Pacific Press, 1958) , 478-79; idem, La Historia de Profetas y Reyes: Como se ilustra en la cautividad y la restauración de Israel (Boise, ID: Pacific Press, 1917), 572.

[8] Jack J. Blanco, The Clear Word Bible: una paráfrasis para nutrir la fe y el Crecimiento (np, 1994). Su traducción de Judas 9 se refiere a “. . . Señor Jesucristo, también llamado Miguel, el arcángel encargado de todas las huestes angélicas . . . “.  Mientras que su traducción de Apocalipsis 12:7 se refiere a “Miguel Hijo de Dios”.  Una edición posterior, titulada The Clear Word: Una paráfrasis expandida para edificar la fe y nutrir el crecimiento espiritual (np, 2003) traduce así 1 Tes. 4:16: “Cuando Cristo desciende del cielo como el Arcángel. . . “; y Judas 9: “. . . Señor Jesús, también llamado el arcángel Miguel, porque él está sobre todas las huestes angelicales . . .”.  En esta edición, Apoc. 12:07 todavía se refiere a “el Hijo de Dios, Miguel”.

[9] Véase, por ejemplo, Perspicacia para comprender las Escrituras (Brooklyn, NY: Watch Tower Bible and Tract Society of New York / International Bible Students Association, 1988).  S.v. “Michael”, Apocalipsis: su magnífica culminación! (Watch Tower Bible and Tract Society of New York / International Bible Students Association, 1988), 180-81.

[10] Cf. Seventh-day Adventist Encyclopedia, S.V. “Miguel, el Arcángel”, Adventistas del Séptimo Día responden Questions on Doctrine: una explicación de algunos aspectos fundamentales de las creencias adventistas del séptimo día (Washington, DC: Review and Herald, 1957), 71-86.

[11] Cf.. Deut 2:26; Jos 6:17, 25; 7:22; 1 Sam 6:21; 11:3, 4, 7, 9; 16:19; 19:11, 14-16, 20-21; etc.

[12] Hag 1:13.

[13] Mal 2:7.

[14] En reacción a las enseñanzas sobre Jesús y Miguel por los Testigos de Jehová, véase, por ejemplo, Ron Rhodes, Razonamiento a partir de las Escrituras con los testigos de Jehová (Eugene, OR: Harvest House, 1993), 173-94.

[15] Véase, por ejemplo, Walter Martin, “El rompecabezas del Adventismo del Séptimo Día”, revisado y editado por Gretchen Passantino, de Walter Martin, El Reino de los Cultos, rev. 35o aniversario ed., Ed. Hank Hanegraaff (Minneapolis: Bethany House, 1997), 605. La Internet también ofrece una serie de duras críticas de la posición adventista del séptimo día.

[16] Abraham J. Malherbe, Las Cartas a los Tesalonicenses, Anchor Bible 32B (New York: Doubleday, 2000), 273.

[17] Véase, por ejemplo, Ernest Best, Un Comentario sobre las Epístolas Primera y Segunda a los Tesalonicenses, Comentarios del Nuevo Testamento Harper (Nueva York: Harper & Row, 1972), 196, FF Bruce, 1 y 2 Tesalonicenses, Word Biblical Commentary 45 (Waco, TX: Word, 1982), 100; I. Howard Marshall, 1 y 2 Tesalonicenses [A Commmentary]: Basado en la versión Reina-Valera (Vancouver, Canadá: Regent, 1983), 128; David J. Williams, 1 y 2 Tesalonicenses, Nuevo Comentario Bíblico Internacional, Serie Nuevo Testamento (Peabody, MA: Hendrickson, 1992), 83; Charles A. Wanamaker, Las epístolas a los Tesalonicenses: Un comentario sobre el texto griego, Comentario Internacional del Nuevo Testamento griego (Grand Rapids: Eerdmans, Carlisle, Inglaterra: Paternoster, 1990), 173; Malherbe afirma con cautela que esa interpretación es “natural” (Cartas, 274).

[18] Cf. Bruce, 1 y 2 Tesalonicenses, 101; James Everett Frame, Un comentario crítico y exegético de las epístolas de S. Pablo a los Tesalonicenses, Comentario Crítico Internacional (Edinburgh: T & T Clark, 1912), 174; Malherbe, Cartas, 274; Marshall, 1 y 2 Tesalonicenses, 129; Wanamaker, Epístolas, 173-74.

[19] Sobre la asociación de un sonido de trompeta con una voz en el relato del Sinaí, véase también Éxodo 19:19; 20:18-19; 12:18-19 y Hebreos. Sobre la relación del grito de Dios y el sonido de una trompeta en la versión griega del Salmo 47:6 (LXX 46:6) y, posiblemente, que este texto es un trasfondo para 1 Tesalonicenses 4:16, ver CFD Moule, El origen de la Cristología (Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press, 1977), 42.  Cf. también LXX Josh 6:20 y 97:6 Sal (Esp. 98:6).

[20] Así Leon Morris, Las Epístolas de Pablo a los Tesalonicenses: Introducción y Comentario, Tyndale Comentarios del Nuevo Testamento (Leicester, Inglaterra: Inter-Varsity, Grand Rapids: Eerdmans, 1984), 93; Williams, 1 y 2 Tesalonicenses, 83-84. La Guía de Estudio Bíblico de la Escuela Sabática sobre 1 y 2 Tesalonicenses, con Jon Paulien como el principal contribuyente, dice esto: “La segunda venida de Jesús es un acontecimiento ruidoso.  Se acompaña de un grito de mando de un arcángel y con trompeta de Dios” (1 y 2 Tesalonicenses, Adult Sabbath School Bible Study Guide, Julio-Septiembre 2012 [Nampa, ID: Pacific Press, 2012], 68 [edición estándar]) .

[21] Las listas incluyen normalmente cuatro o siete arcángeles. 1 Enoc 20:1-7 lista Suru’el / Uriel, Rafael, Ragüel, Miguel, Saraqa’el / Sariel, Gabriel, y algunas versiones de este capítulo también incluyen a un Remiel. Rafael indica en Tob 12:15 que él es uno de los siete ángeles que “entran en la gloria de Dios”.  Esto es similar a Apocalipsis 8:2, que menciona a “los siete ángeles que estaban en pie ante Dios”.  1 Enoc 40:9 menciona a Miguel, Rafael, Gabriel y Fanuel como los ángeles principales en la presencia de Dios.  Sobre los diferentes números y nombres, véase JW van Henton, “Arcángel”, Diccionario de deidades y demonios en la Biblia (DDD) (1999), 80-82.

[22] Véase el análisis del Corolario de Apolonio, en Daniel B. Wallace, Gramática Griega más allá de lo básico (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1996), 250-52.

[23] Véanse las sugerencias de Frame, Comentario crítico y exegético, 175; Colin R. Nicholl, “Michael, the Restrainer Removed (2 Thess. 2:6-7)”, en su obra De la esperanza a la desesperación en Tesalónica: Situando a 1 y 2 Tesalonicenses, Sociedad de Estudios del Nuevo Testamento 126 (Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press, 2004), 231; D. Stuart, “Michael,” The International Standard Bible Encyclopedia (1986 ed.), 347-48; Duane F. Watson, “Michael (Ángel),” Anchor Bible Dictionary (1992), 4:811. Cf. M. Mach, “Michael”, DDD (1999), 569-72.

[24] Stuart, “Michael”, 347.

[25] Sobre esto, cf. las referencias en Nicholl, “Miguel, el que detiene, eliminado”, 230-32; Stuart, “Michael”, 347-48; Watson, “Michael”.

[26] Véase Lewis O. Anderson, Jr., “La figura de Miguel en el Libro de Daniel” (tesis ThD, Andrews University, 1997), 145-49.  Sin embargo, Jacques B. Doukhan no está de acuerdo (Secretos de Daniel: Sabiduría y sueños de un príncipe judío en el exilio; Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), 163.

[27] Véase, por ejemplo, Charles A. Gieschen, “El caso de Miguel en Apocalipsis 12: Ángel Creado o el Hijo de Dios?” Concordia Teological Quarterly 74 (2010): 143, y cf. idem, Cristología Angelomórfica: antecedentes y la evidencia preliminar, Arbeiten zur Geschichte des antiken Judentums und des Urchristentums 42 (Leiden: Brill, 1998), 325, n. 33, donde se asocia a Jesús con el arcángel en 1 Tesalonicenses 4:16.  Sobre Jesús, como el Ángel del Señor, cf. Margaret Barker, El Gran Ángel: Un Estudio del Segundo Dios de Israel (Louisville, KY: Westminster / John Knox, 1992); Gunther H. Junker, “Jesús y el Ángel del Señor: Un Paradigma del Antiguo Testamento para la cristología New Testament” (PhD disertación, Trinity Evangelical Divinity School, 2001).

[28] Por ejemplo, John J. Collins, La visión apocalíptica del libro de Daniel, Monografías Harvard Semitic 16 (Missoula, MT: Scholars, 1977), 144-47; idem, Daniel, Hermeneia (Minneapolis: Fortress, 1993), 304-10, 318-19, John Day, Conflicto de Dios con el Dragón y el mar: Ecos de un mito cananeo en el Antiguo Testamento,Publicaciones Orientales de la Universidad de Cambridge 35 (Cambridge, Inglaterra: Cambridge University Press, 1985), 151-78; André LaCocque, El Libro de Daniel, trad. David Pellauer, ed. André LaCocque (Atlanta: John Knox, 1979), 133-34; Benedikt Otzen, “Miguel y Gabriel: Problemas Angelológicos en el Libro de Daniel”, en Las Escrituras y los rollos: Estudios en honor de AS van der Woude en ocasión de su cumpleaños número 65, ed. F. García Martínez, A. Hilhorst y CJ Labuschagne, Suplementos Vetus Testamentum 49 (Leiden: Brill, 1992), 118; y N. Schmidt, “El Hijo del Hombre en el Libro de Daniel,” Journal of Biblical Literature 19 [1900]: 22-28.

[29] Véase la discusión en Jacques B. Doukhan, Daniel: La Visión del Fin (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1987), 100.

[30] Darrell D. Ana, Miguel y Cristo: Tradiciones sobre Miguel y Cristología del Ángel en el Cristianismo primitivo, en Early Christianity, Untersuchungen zum Neuen Wissenschaftliche Testament, 2ª serie, 109 (Tübingen: Mohr Siebeck, 1999), 220.

[31] Véase Holbrook, “El Conflicto de los Siglos”, 977-78.

[32] Véase la jurisprudencia citada en la nota siete arriba.

[33] Anderson, “La figura de Miguel”.

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

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