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Un poco de arsénico…, pero poco, por favor

El año 2010 finalizaba con una noticia que debía hacer historia. Una bacteria parecía ser capaz de sustituir el fósforo por el arsénico en su bioquímica.

En la química de la vida las leyes son muy estrictas, aunque no se descarta que un elemento químico pueda ser sustituido por otro de características parecidas que permitan el intercambio entre similares. Aun así, no se ha probado ningún caso de este tipo y de suceder sería, sin duda, un hito en los anales de la ciencia.

Precisamente esa excepción fue la que comunicaron Felisa Wolfe-Simon y su equipo, tal y como quedó reflejado en esta misma sección de noticias (2 de enero de 2011). En aquel momento comentábamos la noticia y la exclamación era ¡Qué grande es la vida! No era para menos. La parte crítica se refería a las posibles derivaciones del supuesto hallazgo respecto de la existencia de vida extraterrestre y cuál podría ser la naturaleza de esta. Pero desde aquel momento se han producido más críticas que hacen tambalear la esencia del descubrimiento. Aunque el equipo investigador de Felisa  mantiene su fe en la interpretación inicial, es posible que se hayan excedido en cuanto a las conclusiones que presentaron. Biólogos de diferentes disciplinas han planteado sus dudas ante lo afirmado sobre la famosa cepa GFAJ-1 de la bacteria halomonadacea aislada en el lago Mono, California (1).

Ante esta situación, la revista Sciencedecidió publicar un conjunto de cartas que presentaban las matizaciones y dudas más frecuentes.

Una cuestión que se ha planteado repetidamente es la que atañe a la cantidad real de fósforo, por pequeña que sea, a la que han tenido acceso estos microbios. En condiciones de escasez extrema hay bacterias que pueden adaptarse a cantidades de fósforo igual o inferior a las que pudieron estar presentes en los cultivos experimentales de GFAJ-1. Es más, se ha señalado que el propio arsénico del cultivo puede haber servido para facilitar el aprovechamiento de cantidades insignificantes de fósforo muy posiblemente presente en los cultivos.

La sustitución del fósforo por el arsénico en el ADN ha sido otro motivo de duda para muchos investigadores. Además de plantear los problemas teóricos que esto supondría, no se ve claro que los análisis realizados al respecto sean lo suficientemente finos como para poder asegurar con unas mínimas garantías que realmente se ha producido la sustitución a ADN arseniacal.

En definitiva, que el supuesto “marciano terrestre” es muy probablemente más terrestre que nunca antes. Puede tratarse, una vez más, de una confusión entre el deseo arropado por una intensa fe en lo que se da por seguro que se va a encontrar y la realidad. Aun así, si no se pudiese confirmar el hallazgo, la vida no perdería un ápice de su fascinante realidad y podemos reiterar: ¡Qué grande es la vida!

 

Bibliografía

  1. Alberts, B. Publicado online 27 mayo 2011.ScienceDOI: 10.1126/science.1208877.

Foto de: Umberto Salvagnin

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