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“¿Inspirado o máquina de dictado?”

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

La lección de esta semana se centra en la autoridad de Pablo y el Evangelio, y la sección del domingo habla sobre la cuestión de la naturaleza de la inspiración.  He adaptado parte de una conferencia sobre este tema que di para una clase sobre Elena de White hace unos años; aunque los ejemplos son de la vida de esta autora, los principios son los mismos para cualquier persona inspirada por Dios. 

Hay dos ideas diferentes sobre la naturaleza de la inspiración: 

La primera es que ésta es “verbal” – como en el caso de un dictáfono – y no hay espacio para la individualidad del profeta.  Esto causa problemas cuando hay inconsistencias en el informe de un evento o mensaje.  Podemos ver en la misma Biblia que cada profeta “habla” de una manera individual.  La forma en que Ezequiel entrega su mensaje es muy diferente de Isaías, los libros de Pablo son muy diferentes a los de Juan o Pedro. 

La  segunda es la “inspiración del pensamiento” – Dios inspira al profeta, no las palabras. 

Los adventistas creen oficialmente que la inspiración no es verbal e infalible – el profeta no es una máquina de fax.  En una resolución de la Conferencia General de 1883 se declaró que “Creemos que la luz dada por Dios a sus siervos es por la iluminación de la mente, impartiendo así los pensamientos, y no (excepto en raros casos) las palabras exactas con las que las ideas deben expresarse”. 

La mayoría de los problemas que la gente tiene con las profecías en general, y con Ellen White en particular, son el resultado de la incomprensión de la naturaleza de la inspiración.  Si una persona cree que cada palabra que pronuncia el profeta es la Palabra de Dios y el profeta comete un error, o si lo que dice está matizado por la experiencia personal del profeta y por las circunstancias, esa persona entonces desconfía de todo lo que el profeta dice: “si pueden estar equivocado en una cosa, entonces podría estar equivocado en todo”. 

Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, los profetas que escucharon a Dios hablándoles directamente transmiten esos mensajes a través de los procesos de pensamiento de su época, ya sea a través de modismos o de analogías que sus oyentes pudieran entender.  Si los oyentes no eran capaces de comprender el mensaje, entonces no había razón para darlo.  Dios es inefable –no podemos entender o comprender la imagen completa o el mensaje a cabalidad, entonces tiene que hablarnos en un lenguaje que podamos entender.  Lo hace a través de otros seres humanos a los que ha elegido para que hablen por él.  De lo contrario, tendría que descargar la información directamente sobre nuestras cabezas. 

Hay una diferencia entre la revelación y la inspiración: La revelación “enfatiza el acto divino de entregar información,… este mensaje o contenido revelado por Dios es infalible y autoritativo”.  La inspiración, por otra parte, “se refiere al proceso por el cual Dios capacita a una persona para que sea su mensajero”. 
Los profetas escribieron en el contexto literario, histórico, social y religioso de su tiempo, y los problemas contemporáneos a menudo determinaron el énfasis y la frecuencia con que escribieron… “Tanto los profetas bíblicos como Elena de White, a pesar de que hablaron sobre temas de actualidad en sus días, nos proporcionan principios eternos que se aplican a nosotros hoy en día”. 

Los profetas genuinos no están motivados por caprichos personales o por el deseo de recompensa, sino por la acción del Espíritu Santo.  El Espíritu de profecía es a la vez el Espíritu de Cristo y el Espíritu Santo por medio del cual Cristo se da a conocer a hombres y mujeres a través del profeta que ha elegido, y el testimonio acerca de Cristo mismo es el principal objetivo del don de la profecía. 

El desarrollo de toda la vida.  Elena G. de White se hizo cada vez más sabia y desarrolló su experiencia en la interpretación de sus visiones.  Ella nunca afirmó que sus escritos reemplazan la Biblia, nunca pretendió infalibilidad; por el contrario,  hizo hincapié en que sólo Dios es infalible.  Su trabajo consistía en corregir los errores y traer a la luz las verdades perdidas.  Sus visiones definían la verdad y creaban unidad –después del estudio de la Biblia. 

Doble papel.  Ella era una mensajera de llamado y de advertencia para el público en general, y una consejera / maestra para los adventistas.  Advirtió que sus escritos “no debían ser utilizados como autoridad doctrinal” para el público en general. 

Dejó en claro que ella no recibió una visión específica para cada testimonio – “el Señor no da una visión para atender cada emergencia que pueda surgir”, ni Dios dicta cada palabra.  Ella creía que sus palabras no eran las palabras de Dios, sino que transmitían los pensamientos de Dios con las mejores palabras que ella podía emplear, y que la acumulación de visiones ayudaba a desarrollar los principios que se pueden utilizar para juzgar situaciones. 

La Sra. White dijo que ella era “tan dependiente del Espíritu del Señor para escribir [sus] visiones como para recibirlas, sin embargo –dijo—  las palabras que empleo al describir lo que he visto son mías, a menos que sean las que me habló un ángel, las cuales siempre encierro entre comillas”. 

Curiosamente, ella admitió que algunas cosas le estaban ocultas después de una visión, hasta que llegaran a ser relevantes.  En el “Bible Echo” escribió: “Es la gloria de Dios ocultarse y ocultar sus caminos, no para mantener a los humanos en la ignorancia de la luz y el conocimiento celestiales, sino al sobrepasar la capacidad máxima de la comprensión de los hombres.  La humanidad puede comprender en parte, y eso es todo lo que el hombre puede alcanzar.  El amor de Cristo excede a todo conocimiento.  El misterio de la redención seguirá siendo el misterio, la ciencia inagotable y la eterna canción de la eternidad”. 

El uso de otras fuentes sin crédito. 
Elena G. de White reutilizó las palabras de otros escritores en El Gran Conflicto y “en algunos casos, no da crédito específico al autor porque las citas no pretenden destacar a esos escritores como autoridades, sino porque sus palabras sirven para presentar un tema de manera fácil y con fuerza.  Elena quería las mejores palabras y las más claras para expresar el mensaje que ella sentía que era tan importante dar y, dado el volumen de trabajo que tenía, a menudo resultaba más rápido usar las palabras de otras personas si ellas expresaban bien lo que estaba tratando de decir”. 

Su hijo Willie dijo en 1920 que su madre había recibido la promesa de “sabiduría en la selección de los escritos de otros”. 

“Equipada mentalmente con el esquema inspirado de la verdad, su lectura extensiva con frecuencia le ayudó a completar detalles con los antecedentes históricos pertinentes y con las adaptaciones literarias que hacen de sus escritos algo contundente, delicioso y creativo”. 

Los autores de la Biblia tomaron palabras de otros autores sin informar de ello a los lectores.  Elena también tomó prestado el lenguaje de otros escritores cuando describió sus visiones.  “Esta práctica es lo que cabría esperar cuando los profetas utilizan su propia experiencia y sus marcos de referencia en la descripción de lo que han visto en visiones o sueños”. 

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Nota de la autora: Pido disculpas por la falta de notas y referencias, pero escribí esta conferencia hace casi tres años, y todas mis notas aún se encuentran en cajas en el sótano.  Yo sé que dependo mucho del libro de Herb Douglass: “Mensajera del Señor: el ministerio profético de Elena G. de White”, y sospecho que la mayoría de las citas no identificados son de él.  En tal caso, yo le agradezco de todo corazón, y pido disculpas a cualquier otra persona que podría haber citado sin ser capaz de referirme a ella.

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