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“¿Adoración alegre o sin alegría?”

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

Tal vez usted recuerde el comercial de “Del Taco”, de la década de 1980, en el que un grupo de trabajadores de oficina sale a almorzar, cantando con voz monótona: “El mismo lugar, y siempre lo mismo”.  No había alegría en su almuerzo sino una rutina aburrida.

¿Es monótona su experiencia de adoración en sábado? ¿O se  identifica con el salmista?
 “Yo me regocijé con los que me dijeron:
   ‘Vamos a ir a la casa de Jehová’” (122:1).

Me temo que más que unos pocos de nosotros tiene una experiencia de adoración obligatoria y sin alegría en la mañana del sábado.  Vamos a la iglesia de la misma manera que enfrentamos un tazón de pura avena, no porque nos gusta, sino porque es buena para nosotros.

Varios profetas y Jesús mismo (Marcos 7:6) abordaron el tema de la adoración obligatoria, y tal vez ninguno lo hizo más a menudo que Isaías,

“Dice el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.  Su temor de mí se basa sólo en normas humanas que les han enseñado”(Isaías 29:13).

¿Cómo es su experiencia de adoración? ¿Experimenta la alegría, o simplemente asiste por costumbre?

El caso de una adoración con regocijo en el Santuario

Nuestra iglesia ha hecho un buen trabajo destacando algunos aspectos del servicio del santuario, pero posiblemente debido a que no siempre es de fácil lectura, pocos se aventuran más allá de algunos pasajes seleccionados y, por lo tanto, se pierden temas y lecciones hermosas del Santuario.  No hablamos lo suficiente, por ejemplo, sobre una parte importante del servicio: la ofrenda de paz, también llamada ofrenda mecida (Levítico 3:1-17; 7:11-36). La ofrenda de paz no era una ofrenda por el pecado sino para la celebración de alabanza por lo que Dios había hecho por el creyente.  Además, esta ofrenda no era un acto solitario de alabanza. El que traía la ofrenda invitaba a otros adoradores que se reunían con él para comer con alegría, ya que estaban comiendo con Dios.  Esta comida especial de alabanza no podía tener lugar en cualquier lugar sino sólo en la presencia de Dios.

¿Cómo podemos llevar este mismo espíritu de alegría a nuestra adoración?  ¿Tenemos la misma sensación de alegría, de celebración?  Hace unos años la palabra celebración era tabú en muchas de nuestras iglesias, pero estoy agradecido de ver que ha perdido la mayor parte de su carga, y ahora somos capaces de reconocer que el sábado por la mañana en la iglesia se debe celebrar.

Falta del sentido de lo sagrado

El primer ingrediente es que experimentar la presencia de Dios produce una alegría increíble.  Vemos un par de ejemplos de esto en la ofrenda de paz y también cuando Dios llenaba el santuario con su presencia.

“El fuego salió de la presencia de Jehová, y consumió el holocausto y las porciones de grasa sobre el altar. Y cuando todo el pueblo lo vio, gritaron de alegría y se postraron” (Levítico 09:24).

El adorador israelita llevaba su ofrenda al templo, un espacio tan mágicamente religioso para nuestra forma de pensar de adventistas del siglo XXI, que  no tenemos nada con qué compararlo.  Nuestra generación posmoderna ha participado activamente en minimizar cualquier distinción entre lo sagrado y lo profano.  Periódicamente le pregunto a la gente acerca de su experiencia al entrar en la iglesia: “¿Has sentido que estás entrando en un espacio sagrado?”  La respuesta más común es una mirada de asombro, como si nunca hubieran considerado esa pregunta.

Lo que hace que algo sea sagrado es su contacto con el Dios Santo –recuerde que el abrupto terreno del Monte Sinaí se convirtió en santo por la presencia de Dios en una zarza ardiente.

A pesar de que reconocemos tácitamente que Dios está presente con nosotros en la adoración, “donde hay dos o tres reunidos en mi nombre …”, al parecer no nos damos cuenta de lo que eso significa.

La adoración y la alegría tienen que empezar con un sentido de lo sagrado –algo que es más grande que nosotros.  Considere Apocalipsis 14:7, “Temed a Dios y dadle gloria … Adorad al que hizo los cielos …”  Algo importante a considerar es que el mensaje del tiempo del fin de Apocalipsis 14:6-7, como parte de los mensajes de los tres ángeles, sugiere que la reverencia y la adoración sufrirían en ese momento.

Quizá la tendencia utilitaria de considerar la iglesia como edificio de usos múltiples (servicios de la iglesia en la mañana y baloncesto en la noche) ha tenido la consecuencia no deseada de opacar nuestra percepción del espacio sagrado y, por lo tanto, nos impide encontrar la presencia de Dios.  Los así llamados “cristianos baby boomers” (la generación de los nacidos entre 1946 y 1965) han resistido con razón la idea de que Dios sólo podía encontrarse en ciertos ambientes, pero creo que fueron demasiado lejos con su falta de énfasis de lo sagrado.  Por supuesto, Dios puede ser experimentado en una catedral o en un gimnasio, pero olvidamos que la arquitectura ha sido utilizada desde hace mucho para dirigir la atención de la gente al cielo.  Es interesante notar que la última tendencia de la arquitectura eclesiástica parece volver a centrarse en la idea de que la arquitectura es una ayuda para la adoración.

La alabanza –el débil músculo espiritual cristiano

Un componente principal de la ofrenda de paz era la alabanza, el elogio, algo con lo que nosotros los cristianos, sorprendentemente, luchamos.  En los cultos de petición de oración en la iglesia, veo a la gente presentar “listas de compra” de cosas que van mal, pero parece que no pueden recordar nada de lo que Dios ha hecho por ellos en la semana.  Les resulta más fácil recordar lo sorprendente que el diablo ha sido en sus vidas que cómo el Señor los ha bendecido.

La Ofrenda de Paz incluía “acción de gracias” por algo específico realizada por Dios y también “alabanza” por ser Dios quien es.  El adorador mantenía en alto su ofrenda y declaraba lo que Dios había hecho por él.  Mientras que el cristiano promedio entiende lo que es dar gracias, la alabanza, por el contrario, puede ser uno de los más débiles músculos espirituales que muchos cristianos tienen.  En los momentos de oración, es común escuchar decir: “Gracias, Señor, porque moriste por nosotros.  Gracias por la lluvia de esta semana”.  Si bien dar gracias es bueno, y debe ser una parte de la adoración, no es lo mismo que dar alabanza, declarando las maravillas de Dios.  Lea los Salmos y vea cómo la alabanza se detalla allí.

Señor, Señor nuestro,

¡Qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
 Has puesto tu gloria
 en los cielos (Salmo 8:1).

Si usted apenas está comenzando a desarrollar su músculo de alabanza, lea uno de los Salmos.  Durante sus momentos de alabanza, elimine la frase “Gracias por …” y use en su lugar frases declarativas: “Tú eres …” o “Tú has …”

Va a encontrar que este tipo de alabanza alienta e induce a la alegría.

La adoración pasiva

La ofrenda de alabanza requería acción por parte del adorador, algo con lo que los adoradores modernos tienen problemas.  ¿Va usted a la iglesia para adorar o para ser espectador?  ¿Va a participar o para que lo entretengan?

En nuestra cultura saturada de entretenimiento, hemos sido entrenados para ser críticos (incluso del tipo riguroso, como los jueces de American Idol), con una tolerancia limitada hacia un desempeño débil.  Es muy poco probable que los ejecutantes de música, o el pastor, vayan a conectar un jonrón cada semana [unjonrón equivale a un gol en el béisbol].  La pasividad en el culto es muy tentadora, ya que absuelve a los adoradores de toda responsabilidad por la alegría de la adoración que no sea llegar a la iglesia. Involuciona a los devotos hasta llegar a ser espiritualmente infantiles: “Aliméntame y hazme sentir algo”.

El culto a través de los medios de comunicación es quizás la máxima expresión de adoración pasiva (sin embargo, si usted está internado o no tiene otras opciones de adoración, entonces el culto por televisión o por Internet es un don de Dios).  Tenemos que tener cuidado con la imagen irreal de la adoración que pueden ser creados por los medios de comunicación adventistas.  ¿Es realmente justo comparar su iglesia de 50 miembros con los mejores servicios de la iglesia adventista en el país?  La iglesia local es una de las más vulnerables a la medición con estándares poco realistas –después de todo, ¿cuántos médicos, o plomeros, son comparados semanalmente con los mejores del país?  No hay nada malo con ver otros servicios religiosos en LLBN, en el Canal de la Esperanza o en 3ABN, pero tenemos que tener cuidado con las trampas de la pornografía del culto … esa imagen increíblemente atractiva, inalcanzable, con maquillaje especial, que hace que nuestros músicos, nuestro pastor, nuestro equipo audio-visual, y la iglesia misma se vean francamente feos en comparación, y por lo tanto nos roben el gozo del culto.  La analogía de la pornografía del culto es aún mayor cuando comenzamos a sustituir las relaciones reales de la iglesia con aquellas que no existen, las de los medios de comunicación, porque las relaciones de los medios nunca son complicadas.  Por favor, tenga en cuenta que incluso las iglesias emocionalmente sanas son lugares desordenados (Scazzero, Peter (2010) La Iglesia Emocionalmente Sana: Una estrategia para el discipulado que cambia realmente la vida. Grand Rapids, MI: Zondervan, p. 87).

Los estudios demuestran que las personas que participan activamente en el culto y que están usando sus dones espirituales, son los más satisfechos espiritualmente.  ¿Qué responsabilidad tiene usted para su propio gozo en la adoración, y qué responsabilidad tiene para dispensar alegría y regocijo a los demás en la iglesia?

El gozo requiere preparación

Tenga en cuenta la actitud mental de los que van al templo en los Salmos de Ascensión, 120-134.  Incluso antes de llegar al santuario, van cantando llenos de gozo anticipado.

¿Qué se puede hacer para prepararse para la adoración gozosa?  ¿Hay algo que se interpone en el camino entre tú y Dios, que necesitas despejar como lo hacían los israelitas con sus sacrificios?  ¿Qué puedes hacer durante el servicio de adoración, incluso durante un culto menos-que-estelar, para experimentar una adoración gozosa?

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James “Jim” Lorenz II, es el pastor de la Iglesia Adventista de Pleasant Hill, en el norte de California.

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