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Buenos pensamientos: buen comportamiento – ¿Imitando la “excelencia”?

Entremezclado con la escritura de estos comentarios me
aparece un recuerdo persistente del discurso del Presidente Obama sobre el
Estado de la Unión, que estuvo salpicado de referencias a los ideales, las
virtudes, la disciplina y el sacrificio.  Algunos entre el público eran ejemplos vivos de las ideas y
los ideales propugnados en el discurso.  Éste no sólo examinó el pasado y comentó el presente, sino
que su propósito era vaticinar una visión, imaginar un estado futuro para el
pueblo estadounidense.   Las declaraciones
imperativas de Obama estaban destinadas a llevar su audiencia a comprender esa
visión de ideales de renovación —mediante la acción.  Independientemente de nuestros puntos de vista políticos, la
retórica fue un llamado a la restauración de la excelencia.

El pasaje principal de la lección de esta semana es
Filipenses 4:8.  Filipenses es,
ante todo, una carta escrita a una ciudad romana, y utiliza fundamentalmente ideas
y convenciones sociales greco-romanas.  Los comentarios de Filipenses recuerdan eventos pasados, abordan
temas relacionados con las circunstancias presentes, pero también ponen la
atención en un futuro visionario.  Dos
puntos de interés impactan la interpretación del pasaje (4:8-9) en relación a
esta audiencia.  En primer lugar,
las convenciones sociales y las virtudes romanas que dan forma a la
interpretación textual.  En segundo
lugar, la intrigante aplicación práctica de 4:8 implicada en 4:9.

La lista de las Virtudes

La lista de virtudes de Pablo que aparece en 4:8 es ampliamente reconocida como
proveniente de fuentes greco-romanas, familiares para la audiencia de Filipos, residentes
en una colonia romana (1).  La lista se basa directamente en el
lenguaje descriptivo de la filosofía moral y las virtudes romanas, debatidas y
vividas en el mundo greco-romano.  Las virtudes estaban destinadas a ser internalizadas,
practicadas –y uno estaba dispuesto a morir por ellas.

El resumen de Pablo comienza con “todo lo alethés (verdadero)”.  La palabra conceptualiza la filosofía
griega que ya está presente en Platón y Aristóteles, sin embargo capta la
esencia de la veritas romana —ser veraz
y honesto con uno mismo y con los demás, en todos los aspectos de vida.  Veritas
no era sólo lo que uno dice, sino que también lo que uno es (2).

“Todo lo que es semnos
tiene un espectro más amplio de significado para el público de Filipos.  Si se traduce al latín como augustus, en el sentido romano, pudo
haberse referido a la fundación histórica de la colonia, por Octavio Augusto, y
al núcleo de la percepción de la comunidad de Filipos (3).  Como virtud, semnos/augustus
conceptualiza una mezcla de “lo que es venerado, santo, majestuoso, y, en
última instancia, honorable”, ya que la búsqueda y el logro del honor era
la virtud más alta en la experiencia romana (4).

“Todo lo que sea dikaios” refleja un significado más amplio que “justo”
o “recto”, ya que captura la esencia de la virtud romana con una
amplia gama de significados, desde los derechos de conformidad con la ley, la
observancia de las costumbres culturales y sociales, el cumplimiento de las
obligaciones de uno, hasta el estar en buena relación con todas las personas, y,
en una perspectiva cristiana, con Dios.  Sin duda fue intencional que el público percibiera el
equivalente latino de otra de las principales virtudes culturales de Roma –iustitia.

El público tampoco debía pasar por alto la interacción
expuesta por Cicerón, que el ser justos y piadosos eran “prácticamente la
misma cosa” (5).

 

“Todo lo que sea agnos” –traducido
como “puro”— restringe la conceptualización inicial de la audiencia,
porque su significado romano incluía el ser casto, modesto, asociado con la
virtud sexual adecuada, e incluso ser santo.  Refleja la esencia de otra deificada virtud romana –pudicitia.  Su seriedad en la vida romana se advierte de forma
contundente en los libros de Valerio Máximo sobre la moral romana.

“Todo lo que sea prosphile“,
o “amable”, de nuevo subestima la perspectiva más amplia de los
filipenses, porque prosphile incluye lo
que es agradable, amable, amoroso, o, en cierto sentido, lo que construye
amistades, y si se interpreta por el uso de Diodoro Sículo, podría significar
“lo más caro para los dioses” (6).  El término vincula los valores de la ética griega y la virtud
romana –la búsqueda de lo que es de suprema belleza, no sólo para los ojos sino
para el corazón.

“Todo lo que sea euphemos” es
traducido de diversas maneras al inglés y al castellano: “de buen
nombre” (RV), “de buena reputación” (NASB), o
“encomiable” (NET).  El
desafío es que cada uno capta algo del espíritu de “buen hablar”,
como traduciría literalmente.  Sin
embargo, para un lector de Filipos, el término incluía la importancia de la
retórica, por una parte, y por otra, si se hablaba bien de uno, lo que reflejaba el carácter y la condición que uno tenía en
la sociedad.  Si Pablo quiso decir
esto último, entonces él refleja una preocupación sobre cómo se debería hablar
de los seguidores de Cristo en Filipos, es decir, su fama o reputación.

 “Si hay alguna areté
(excelencia), puede representar nuestra perspectiva, sin embargo, en el mundo
greco-romano y en este pasaje, el sentido previsto es bastante claro.  Este debe ser traducido como “la
virtud”.  El propósito de
Pablo ha sido utilizar una “lista de las virtudes” como el resumen de
su carta, para llevar a sus lectores a Cristo en un lenguaje que representa los
más altos valores morales y éticos de la sociedad griega, como lo han señalado
Sócrates, Platón y los estoicos, y los de la sociedad romana, expuestos por
Cicerón y otros filósofos morales latinos.

La reiteración, “si hay epainos alguna”
(algo loable), captura un cierto sentido de la práctica del elogio público
inherente a la vida de Filipos.  El
reconocimiento público o colectivo aumentaba el estatus de una persona,
asociación, o comunidad –en este caso, todos éstos podrían estar implicados.  El logro del elogio edificaba las
relaciones en la iglesia, y en relación a los no-cristianos de Filipos, el
elogio fortalecía las relaciones con aquellos que podrían ser atraídos hacia
Cristo por la vida de los seguidores del Maestro, quienes ponían en evidencia su
adhesión a los más altos estándares morales y éticos de la sociedad romana.

El logizomai griego, traducido como
“pensar” (RV) o “meditar” (RVR), en la frase “en esto pensad
/ meditad” pierde la riqueza de las aplicaciones a la vida romana.  Porque aunque podemos suponer que la
intención es instar a la internalización de las virtudes greco-romanas, el
griego se acerca más a un llamado a la
acción
, como la expresión de la virtud.  Las virtudes no eran sólo interiorizadas –eran vividas, y desde
el punto de vista de Cicerón, nos llevan al hogar celestial (7).  Así, “tomad en cuenta estas
cosas,” se acerca más al flujo continuo de registrar los dones,
obligaciones, y funciones desempeñadas, señalando los hechos y recuerdos de los
demás para uno mismo, o de los propios “actos” o hechos en relación
con otros –que era la representación interactiva viviente de las virtudes de
uno en las relaciones con los demás.  Esto se hace evidente en Fil 4:9.

Imitadme a mí

La promoción de las virtudes en 4:8 se personaliza en 4:9, cuando pablo se
propone a sí mismo como un ejemplo de lo que él enseñaba a los cristianos
filipenses.  Sea lo que fuere que
Pablo haya sido o dicho, él llama a ponerlo en práctica.  Es un llamado a la imitación, a
“practicar” los valores y las actividades de la vida de Pablo, expuestos
en su carta.  Es un llamado a la
“buena conducta” o a “ser el bien”, como se enseña en la
filosofía greco-romana, tanto como a “pensar bien”, como ya lo
advirtió en 3:17.  Es un llamado a
seguir a su fundador y mentor en la experiencia cristiana, incluyendo su
incansable admonición a seguir “hacia la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús”, en 3:14.

Conclusión: ¿Imitando a la Excelencia?

Entonces, ¿qué podemos tomar de esta porción de la correspondencia de Pablo a
los filipenses?  Quizás también
nosotros debemos situarnos en la audiencia de Pablo, para considerar la forma
en que estamos llamados a vivir las más altas virtudes morales y la ética de
nuestras propias sociedades.  Se
trata no sólo de lo que podríamos pensar o decir como seguidores de Cristo al discutir
esta lección –sino también de lo que practicamos en nuestros hogares, negocios,
iglesias, en Facebook, en blogs, y las comunidades, todo lo cual nos hará ser
seguidores de Cristo atractivos para los demás.

 

REFERENCIAS:

(1) Juan Reumann, Filipenses: una nueva
traducción con introducción y comentario
, (New Haven, CT: Universidad de
Yale, 2008), 639.

(2) Carlin A. Barton, Honor romano, el
fuego en los huesos
, (Berkeley, CA: University of California, 2001), 67-69.

(3) José H. Hellerman, Reconstrucción del
Honor en el Filipos romano: Carmen Christi como pudorum cursus
, SNTS 132
(Cambridge: Cambridge University, 2005), 185 (notas de pie 15-16).

(4) Barton, Honor romano, 34-38.

(5) Filodemo, De pietate (Sobre la
piedad), Dirk Obbink, (ed.), 2 vols. (Oxford: Clarendon, 1996), vol. 1,
78.2261-2265.

(6) Reumann, Filipenses, 618.

(7) Cicerón, al igual que otros autores romanos, confirmó el culto de las
virtudes como las características divinas, integradas dentro de la cultura
romana y de la identidad étnica, como la experiencia religiosa personal, con
una invocación a la adoración no sólo de “los que han vivido siempre en el
cielo”, sino también “las cualidades a través de las cuales se otorga
un ascenso al cielo al hombre: el intelecto, la virtud, la piedad, la fe”.
Ver Cicerón, Leyes 2.19.9; y Stafford
Emma, Virtudes para adorar: La
personificación y lo Divino en la Antigua Grecia
(Londres, Duckworth, 2000)
, 20-21.

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