Skip to content

La creación: el antimito científico (2). La locura del Evangelio o la fe como argumento

Creo en Dios, por lo tanto me encuentro despojado de razones lógicas para explicar al no creyente muchas acciones que YHVH ha llevado a término en la historia en general, y en mi vida en particular.

Habito en la postmodernidad. No hay posibilidad de comunicar grandes metarrelatos metafísicos. No hay un paradigma único y absoluto. La teología tan sólo es una parcela fragmentada del infinito universo del saber. Quizá obsoleta en su arcaica pretensión de verdad infalible para nuestros contemporáneos. La verdad de una teoría se entiende más como interpretación plausible que como adecuación con la realidad. Esta afirmación afecta tanto al conocimiento científico como a cualquier otro ámbito cognitivo que se extralimite en sus pretensiones. A más concreción particular más verdad por correspondencia. Ejemplo, el experimento tecnológico reproducible según el método científico. Así está la cuestión.

Cierto es que cada gremio profesional pretende erigirse en el más influyente, en el más legitimado, en el más creíble, en el más necesario, ante los telespectadores de las sociedades democráticas. La ciencia es el paradigma para muchos. La religión lucha por no perder su posición gloriosa, etapa histórica del medioevo. Como diría Shakespeare, “ser o no ser, esa es la cuestión”. Parafraseándolo, creación o evolución esa es la cuestión. Esa es la lucha política y social por hacerse con el paradigma explicativo del origen de la vida. De nuestra ascendencia.

Ya lo apuntó Thomas Samuel Kuhn (1922-1996) en la obra “La estructura de las revoluciones científicas”, en 1962, que supuso un gran cambio en el debate filosófico del momento, pues el modelo formalista que imperaba fue desafiado por el enfoque historicista de Kuhn, según el cual, la ciencia se desarrolla siguiendo determinadas fases:

• 1. Establecimiento de un paradigma

• 2. Ciencia normal

• 3. Crisis

• 4. Revolución científica

• 5. Establecimiento de un nuevo paradigma

Kuhn define la noción de “paradigma” de la siguiente manera:

“Considero a los paradigmas como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica”

Textos pertenecientes a La estructura de las revoluciones científicas:

“La observación y la experiencia pueden y deben limitar drásticamente la gama de las creencias científicas admisibles o, de lo contrario, no habría ciencia. Pero, por sí solas, no pueden determinar un cuerpo particular de tales creencias. Un elemento aparentemente arbitrario, compuesto de incidentes personales e históricos, es siempre uno de los ingredientes de formación de las creencias sostenidas por una comunidad científica dada en un momento determinado.”

Entenderé por ciencia en este artículo cualquier ámbito del saber y de la cultura, creencias científicas, no el término académico basado exclusivamente en el método científico. Pienso que es desde esta concepción laxa que el Dr. Herold Weiss ha escrito sus últimos artículos como La Creación en la correspondencia a los Corintios; La Creación en la correspondencia a los Romanos; y La Creación en la correspondencia a los Colosenses. Artículos de gran valor teológico, y gratificantes para el que suscribe estas líneas. Sin embargo, es problemático intentar aludir a paradigmas incompatibles en sus pretensiones cosmovisionales, quizá por ello se ha producido la interferencia de sentido motivado por su artículo, Ni ganan ni mueren con las botas puestas.

Cito el siguiente texto en base a lo acontecido, y como tema de discusión que nos ocupa últimamente en Café hispano:

“El estudio de los paradigmas es lo que prepara principalmente al estudiante para entrar a formar parte como miembro de la comunidad científica particular con la que trabajará más tarde.”

La defensa del paradigma de la creación vs. el de la evolución que llevan a cabo en sus respectivos artículos el Dr. Víctor Armenteros, Un descanso de la Sauna espiritual, y Celedonio García pozuelo, Mi fe creacionista , se sitúa en el contenido del texto anterior, y del siguiente:

“Para ser aceptada como paradigma, una teoría debe parecer mejor que sus competidoras; pero no necesita explicar y, en efecto, nunca lo hace, todos los hechos que se puedan confrontar con ella.”

Al igual que ambos, mi declaración de fe, se enmarca en el paradigma que ellos defienden a vida o muerte, como diría Kuhn. El combate entre los paradigmas es cuestión de supervivencia. El que gana aniquila a su antecesor. Tiempos duros para los creyentes. Sí, es cierto que algunos creyentes y científicos católicos, caso de Francisco J. Ayala, profesor del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de California, en Irvine, no ven incompatibilidad entre la Biblia, el Dios creador, y la teoría de la evolución, aunque sí con la teoría del Diseño Inteligente. En su obra, Darwin y el Diseño Inteligente, Alianza Editorial, S. A. Madrid, 2007, nos afirma lo siguiente:

“Según San Agustín, en su comentario sobre el libro del Génesis, los cristianos no deben tratar de resolver cuestiones científicas con las Sagradas Escrituras:

Si sucede que la autoridad de las Sagradas Escrituras parece oponerse a conocimientos obtenidos por un razonamiento claro y seguro, significa que la persona que interpreta las Escrituras no las comprende correctamente.”

Del mismo modo, el papa Juan Pablo II escribió:

“La Biblia nos habla del origen del universo y su creación, no para proporcionarnos un tratado científico sino para establecer las correctas relaciones del hombre con Dios y con el universo.”

El papa añade:

“Las Sagradas Escrituras simplemente desean declarar que el mundo fue creado por Dios, y con el fin de enseñar esta verdad se expresan en los términos de la cosmología conocida en los tiempos del escritor sagrado (la cursiva es mía) ” (P.19-20)

En principio, estaría de acuerdo, tal y como ya escribí en mi artículo La creación: el antimito religioso (parte I). Ahora bien, considero que esta explicación no agota en absoluto las posibilidades explicativas del texto revelado. Es un reduccionismo papal, o una castración en base a otros intereses.

Si Dios se atribuye esa creación en un ciclo semanal, ¿por qué no puede ser así? ¿Por qué confundir a Moisés, y su pueblo Israel, y por extensión al resto de naciones? ¿Qué gana y qué pierde con codificar los primeros relatos en un lenguaje simbólico? ¿Por qué Jesús de Nazaret alude a la creación, y al sábado, a la caída en manos del padre de la mentira, Lucifer, en base a Génesis 1-3? ¿Por qué los evangelistas remontan sus genealogías hasta Adán y Eva en un contexto de género literario historicista? ¿Por qué Juan abre su evangelio aludiendo a Génesis 1? ¿Por qué el Apocalipsis cierra recuperando en sus dos últimos capítulos los elementos paradisíacos de Génesis1? ¿Qué papel metafísico juega Jesús como Hijo de Dios, e Hijo del Hombre, al encarnarse en una raza de origen inferior a la dignidad concedida por su imagen divina, según se deriva de los presupuestos metafísicos del paradigma evolucionista? Esta es la cuestión. ¿Salvación, o mejoramiento perfectible in tempore de la especie por mecanismos de selección natural? Quizá involución como forma de la llamada evolución.

Ayala critica el Diseño Inteligente como creacionismo de manera ácida:

“He escrito “creacionismo” entre comillas para referirme a las actuales teorías fundamentalistas que no sólo afirman que Dios creó el mundo, sino también que lo creó en seis días y tal como lo observamos ahora. Esta forma de creacionismo no deja espacio a la geología o la astronomía; no deja espacio a la formación gradual de las montañas o los planetas. Y, desde luego, no deja espacio a la evolución biológica.” (P.21 ídem)

“El Dios de estos creacionistas comete graves errores, crea órganos que son imperfectos y disfuncionales, y es el autor de la crueldad y el sadismo que se extienden por el mundo de los seres vivos. La ciencia proporciona una explicación racional de estas deficiencias: son procesos naturales”. (P.22 ibíd.)

“Darwin proporcionó a los teólogos el “eslabón perdido” en la explicación del mal en el mundo o, en lenguaje teológico, la evolución resolvió el problema de la “teodicea”.” (P.22 ibíd.)

La primera explicación que apunta la Biblia es que la creación es buena, bella y perfecta, pero se transforma en imperfecta, mala e injusta por la irresponsabilidad humana. ¿Qué mecanismos biológicos y ecosistemas quedan alterados? La respuesta será tema de investigación científica, pero la autoría del mal recae sobre Satanás, ese es el axioma revelado. La creación queda prisionera de su principado a partir de ese momento. Entra la muerte, la violencia, la corrupción de la materia. Sin embargo, en los textos anteriores este axioma de pensamiento divino revelado se obvia. ¿Por qué? ¿Ayala como católico también debe de creer en la existencia de Satanás, pero a diferencia del libro de Job, no le atribuye nada en su explicación de la teodicea? No lo entiendo. ¡Qué prejuicio de pensamiento científico le permite no razonar considerando dicha variable teológica!

Me gustaría reflexionar sobre el paradigma por antonomasia, el de la teoría de la información, según mi parecer, y para ello hemos de aludir al campo de la física, prototipo de metodología científica. Pienso que el paradigma de la evolución puede quedar subsumido por este paradigma más potente. Quizá los nuevos retos como creyentes creacionistas sea desplazar la discusión hacia estas nuevas problemáticas. El paradigma de la creación sí que puede estar a la altura de dichas cuestiones, no así la teoría de la evolución que quedaría limitada, y acotada por el nuevo paradigma científico.

Charles Seine en su libro Descodificando el universo, ed. El lago ediciones.2009. Pontevedra, nos apunta lo siguiente:

“La información nos lleva a una imagen del universo que corre hacia su propio fin, el de los seres vivos como esclavos dentro de él y el de un cosmos increíblemente bizantino hecho de una gran colección de universos paralelos”. (p.12)

“Al igual que hiciera la relatividad o la teoría cuántica, la teoría de la información cambió el modo en que los científicos miraban el universo.” (p.73 ídem)

“Aunque a Einstein le apasionaba la relatividad y odiaba la teoría cuántica, tenía la paternidad de ambas. Las dos hermanas poseían un mismo origen: procedían de la termodinámica y de la información y ambas nacieron en la luz”(p.179 ibíd)

“Las partículas de luz y las partículas de aire son pruebas de la Naturaleza, sus instrumentos de medición. Nosotros recibimos simplemente la información que ha sido depositada en esas partículas” (p.228 ibíd)

“La información es la fuerza que forma nuestro cosmos”. (p.294 ibíd)

“El número 10 elevado a 120 operaciones es inmenso, pero es finito (…) En vista de que la vida descansa en el procesamiento de información, esta también tiene que ser finita. La vida no puede durar siempre (…) toda la vida del universo visible se extinguirá” (p.297 ibíd)

“Los cerebros son máquinas de procesamiento de la información y están sujetos a las leyes de la información; (…) Si la información de nuestras cabezas es una información cuántica en lugar de clásica, nuestras mentes están en una nueva dimensión

(p.239 ibíd)

“Esta es la ironía final de las leyes de la información. Los físicos utilizan la información para mostrar las cuestiones más profundas del universo: ¿Cuáles son las leyes finales de la física? (…) ¿Cuál es la estructura del universo? ¿Qué es la vida? Con los instrumentos de la teoría de la información, los científicos están empezando a encontrar respuestas a todas estas cuestiones (…) nos han revelado un último destino. Moriremos (…) el universo contiene en ella misma el germen de su propia destrucción” (p. 298 ibíd)

Así se nos presenta la nueva cosmovisión, Y yo me pregunto si como el mito griego de Narciso, estamos tan enamorados de nuestra propia manera de razonar que sólo proyectamos lo que somos, es decir, vanidad, vacío existencial, carencia de vida incluso para lo que nos supera como el universo. Desalentador. Creo que se hace más patente que nunca las palabras de Jesús si encontrará fe en Él antes de su regreso. Totalmente opuesto en su predicción del futuro a lo visto, y anunciado, por los físicos actuales. Claro que todavía no ha venido ni lo han captado sus satélites espaciales.

Sin embargo, es curioso que Dios se defina como luz y fuego consumidor. Prólogo de Juan, Génesis 1, la luz quedará asociada a la vida, a la vida buena, es decir, a la bondad del acto creador. Además, es curioso que su Espíritu se asemeje a las ondas del aire que transportan los mensajes de amor hacia la humanidad, codificados en bits de información. ¡Que incluso, su Espíritu, interceda en la decodificación de los mensajes que le enviamos a Dios en forma de oración! Todo nace en la luz dice Charles Seife en este paradigma científico. ¡Qué casualidad que nuestro paradigma, el creacionismo, pueda desmitificar las extrapolaciones de búsqueda de sentido que hacen los físicos metidos a metafísicos! Como diría hace dos siglos Kant, la razón crea sus propios monstruos llamados antinomias cuando se interpela por el yo, el mundo, (universo) y Dios.

El no creyente cuestiona al creyente ya que para él, como decía Voltaire, “los que pueden hacerte creer absurdidades también pueden hacerte cometer atrocidades”. Sin embargo el que esté libre de esta acusación que vigile. Si no, cabe recordar los crímenes de la Revolución Rusa, y sus posteriores gobiernos ateos, léase Stalin, por ejemplo. O el artículo de Jonás Berea en su defensa de los Derechos Humanos, y la necesidad de nuestra implicación activa en su defensa como ejemplo de cristianismo comprometido.

Sin embargo, cómo decirle al científico no creacionista que la fe es la solución, y el único, y mejor argumento de amor divino en su favor, regalado por YHWH en Jesús de Nazaret, Adonai.

Cómo decirle al no creyente que los milagros bíblicos son tan posibles como mi propia respiración. Como decirle que respirar es el primer milagro que Dios hace con Adán y Eva.

Cómo explicarle que la creación es creíble pero no explicable, a causa de algunos milenios de caída en la ignorancia de nuestra propia vacuidad.

Cómo convencerlo de que el fuego no quemó a Ananías, pero sí a los malvados babilónicos.

Cómo decirle que un gran pez puede tragar tres días a un profeta y convertirse en un barco con destino turístico a Nínive, sin GPS incorporado.

Cómo decirle que tiene su razón cuando argumenta que una persona estéril no puede concebir a los noventa años pero que Sara sí concibió.

Cómo explicar científicamente la concepción del propio Dios sin contacto sexual con María, a la manera hebrea, no según la mitología griega. Sí, para la lógica humana absurdidad tras absurdidad.

Cómo decirle que un día es como mil años, pero que la creación de la vida en la Tierra se refiere a días cíclicos de 24 horas. En una semana laboral tema resuelto. Con descanso incluido.

Cómo decirle que no puedo explicar la Causa Primera ni en el tiempo ni en el espacio. Sí, asumo una tautología lógica, Dios es la Causa Primera, no causada. No lo puedo argumentar sólo creerlo. Estoy indefenso como un niño en manos de sus padres. Cómo decirle que Jesús me insta a ser un niño confiado, no un sabelotodo engreído.

Cómo decirle que la creación es bella, y buena, en su origen, pero que ahora destruye con sus elementos, aire, agua, temblores de tierra, y fuego, la vida natural de las especies débiles. Catastrófica explicación querer ir de la obra estropeada a su Creador, bello y perfecto en bondad. Desorden azaroso para no creer en un orden intencional.

Cómo decirle que el Sol puede obedecer a un profeta como Josué para seguir haciendo la guerra santa, y el exterminio de pueblos.

Cómo decirle que se puede caminar por las aguas sin hundirse, y que el Mar Rojo, o el río Jordán se detengan para que pase Israel, su pueblo.

Cómo decirle que se puede morir perdonando aunque te apedreen, y veas simultáneamente al Hijo de Dios en su trono celestial.

Cómo decirle que sin telepatía se puede saber lo que otro soñó por influencia divina si no cree en las profecías. Para el no creyente las profecías se basan en razones encerradas en el argumento de autoridad del propio libro que las promulga. Se autorrefieren a la misma lógica tautológica de la causa primera. Formalmente válida pero que no aporta nuevos contenidos. Si niego a Dios niego la profecía, y lo que ocurra en el devenir histórico podrá ser explicado de otra manera.

Cómo decirle que experimentar a Dios en mi interior, en lo más profundo de mi ser, no es una autosugestión mental para darle existencia a un ser imaginado, que necesito para ir soportando la precariedad existencial que habito.

Cómo decirle que la oración es poder de lo alto cuando asumo con la misma confianza la no respuesta, el silencio divino, que el milagro, respuesta positiva en nuestro favor. No puedo posicionarme sin que me acuse de poco serio, tramposo, o ilógico.

Cómo decirle que soy un milagro diario moldeado en el amor de Dios, y que él puede serlo también, escuchando en la brisa del atardecer salmos paradigmáticos de eterna información. Tan sólo debe dejar caer el velo de su mente, y volverse al Señor.

Cómo decirle que dos son más que uno sin alterar el principio de identidad porque “el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” 2ª Co 3, 17. Libertad de pensamiento y de conciencia, como nos enseñan los Derechos Humanos de la 1ª Generación.

Cómo decirle como canta Macaco en su canción Tengo “tengo y lo que tengo lo mantengo a base de amor y fe”. Grupo con credenciales evolucionistas en alguna letra conocidísima de sus grandes éxitos; y además tal y como indica su nombre Macaco, curioso nombre para un hombre. Paradoja aprovechada por la belleza de la letra mencionada. Toda una declaración de principios. Tengo amor y fe para mantenerme en el paradigma revelado.

Y, sí, digo lo mismo que el salmista dijo antes que yo:

“Sepa yo cuán frágil soy(…)

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré?

Mi esperanza está en ti.” Sal. 39, 4b y 7

“Has aumentado, oh YHWH, Dios mío, tus

maravillas;

Y tus pensamientos para con nosotros,

No es posible contarlos ante ti.

Si yo anunciare y hablare de ellos,

No pueden ser enumerados.” Sal. 40, 5

“Aunque afligido yo y necesitado,

Jehová pensará en mí.

Mi ayuda y mi libertador eres tú;

Dios mío, no te tardes.” Sal 40, 17

Quiero darte gracias y cantarte melodías al atardecer por la luz de tus promesas:

“Porque así como en Adán todos mueren,

También en Cristo todos serán vivificados.

Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.

Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia(…)

Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.” 1ª Co 15, 22-26

¿Quién dirá la última palabra, los cosmólogos disfrazados de autoridad científica o este libro despreciado por hablar del mito de Adán según ellos mismos? Alea jacta est. O lo que es lo mismo, levantemos nuestras mentes a la luz que viene de Orión. La suerte está echada. Cada cual decide en quién creer y qué creer.

Yo quiero ser fiel a la petición de principio del primer ángel de Ap. 14, 7 parafraseándola. Quizá sea el hazmerreír en los tiempos de dominio del pensamiento único globalizado que corren. Asumo el riesgo, no soy científico y para cosmólogo que me eche las cartas, perdón epístolas el Señor, Dios, Cordero, y León de la tribu de Judá. Apuesto por ello con mi decisión.

Temed, respetad a Dios, y dadle credibilidad, su gloria, porque la hora de su juicio, de demostrar lo que esperamos ha llegado; y adorad, sé humilde ante aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas, es decir, tu hogar luminoso, lleno de aireadas posibilidades de vida.”

Subscribe to our newsletter
Spectrum Newsletter: The latest Adventist news at your fingertips.
This field is for validation purposes and should be left unchanged.