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La punta de lanza de la humanidad

man_scraping_a_boomerang_with_a_sharp_stone_flake_photograph_by_h

¿Cuál es el nivel de inteligencia de un aborigen que vive aislado en la selva? Durante el siglo XX hubo corrientes de pensamiento, no siempre minoritarias, que los consideraban inferiores al aborigen urbano. El prejuicio étnico ha sido y es una constante a lo largo del tiempo.

Los humanos fósiles también han sido, y son, tratados bajo esos parámetros en muchas ocasiones. En este caso se añade el ideario evolucionista, que propone un desarrollo intelectual progresivo, incluso desde los modernos cromañones. Esto explica, al menos en parte, que realizaciones fabulosas de estos humanos, como las pinturas de la cueva de Altamira, no se creyesen en un principio como obra de ellos. El caso es que no se conocen grupos étnicos “primitivos” actuales que realicen obras de semejante importancia, y sin embargo nadie (supongo) que dudaría de su capacidad cognitiva. Diferentes motivos pueden determinar este hecho. Un castillo en la arena de la playa es una obra efímera de la que, pasado un tiempo, no quedará rastro. Una “cultura de castillos de arena”de la prehistoria, de la que lógicamente desconoceríamos sus realizaciones, por monumentales que fueren, nos llevaría a plantearnos su nivel intelectual. Su cráneo nos mostraría la similitud con el de un humano actual, pero ¿dónde quedaron sus manufacturas?

Dar forma a una piedra no es algo que se pueda hacer sin un aprendizaje. Los más simples de tales artilugios, como es el caso de los choppers, no requieren más que unos golpes para producir un filo cortante. Por cierto, los choppers más sencillos siguen haciéndose, igual de sencillos en lugares aledaños a aquellos prehistóricos encontrados bajo tierra, pero ahora por humanos actuales, aunque los prehistoricos se atribuyen a “humanos que comenzaban a serlo”.

Pero, un bifaz del tipo de un hacha de mano, como los atribuidos a Homo erectus, pero modelado también en todas las tecnologías liticas humanas, requiere algo más que unos golpes sobre la piedra. Supone la planificación y la visión en el futuro de una forma/función que está dentro de la piedra y resulta imprescindible programar su exteriorización. Además, hay quien ha visto en esas formas, innecesariamente tan simétricas desde el punto de vista funcional, obras artísticas. No deja de sorprender que en ciertos casos, cuando la piedra elegida para realizar el útil llevaba consigo un fósil este se dejase intacto, integrado en la simetría y la forma de la pieza acabada. Resulta manifiesto que aquellos humanos poseían un sentido de la estética desarrollado.

No se han atribuido a los Homo erectus pinturas o tallas escultóricas, pero ¿eran incapaces de hacerlas?

Recientemente, un equipo de investigadores ha presentado en la revista Science los resultados de una investigación que ha vuelto a sorprender a nuestros prejuicios. Lanzas de madera, de una sola pieza, se conocían y han sido situadas mediante dataciones estándar en unos 500.000 años. En el Reino Unido (Boxgrove), se encontró una lanza cuya punta había sido endurecida al fuego. Sería coetánea de Homo erectus u Homo heidelbergensis, según una proyección evolutiva. Pero lo que ahora parece haberse encontrado son lanzas compuestas1. Las más antiguas se databan en 200.000 años y algunos indicios apuntaban a los 300.000 años. Habrían sido la obra de neandertales, o humanos similares.

Hace varios años que se descubrieron unas puntas de piedra en Suráfrica. Los análisis recientes han revelado signos de haber sido pegadas y atadas a algo. Pudieron ser engarzadas a un mástil de madera. Parece ser que la base fue impregnada con una resina y que fueron atadas con alguna fibra vegetal o tendones de animales. Además, presentan muestras de retoques en el filo para reavivarlo, reparando roturas.

Los investigadores decidieron hacer experimentos con puntas idénticas realizadas por ellos y enmangadas en pértigas. Las lanzaron contra antílopes ya muertos y observaron que los daños que sufrían las puntas de piedra eran similares a las encontradas en las puntas prehistóricas. Eso sí, las dataciones estándar las sitúan a 500.000 años del presente. No habrían sido humanos modernos ni neandertales, dice el evolucionismo. Entonces, habrían sido la obra de Homo erectus o una forma africana de Homo heidelbergensis. Si fueron estos últimos, se evidencia que eran más avanzados de lo que muchos creían. Pero esta no es una noticia aislada, sino que se suma a otras con el mismo sentido, tales como la desconcertante travesía marina realizada por Homo erectus desde el sur de Asia continental a las islas próximas.

El calificado como Homo sapiens estaría a 200.000 años del presente, según los cánones evolutivos, muy lejos del medio millón de años de las puntas de lanza. Pero no sería demasiado sorprendente que, si no fue otra forma humana, fuesen ellos los autores. Al fin y al cabo también ha sido noticia, no hace mucho tiempo, que dientes encontrados en Próximo Oriente de Homo sapiens podrían tener hasta 400.000 años, según las dataciones estándar.

También es posible que toda esta dispersión de “homos” sea tan artificial como profundo nuestro desconocimiento respecto de lo que había en vida de lo que hoy son tan solo huesos fósiles. Ya es vieja la reivindicación de algunos antropólogos que habrían preferido ver a todos ellos designados bajo un mismo nombre: Homo sapiens.

 

Referencias

1. Wilkins, J. y otros. 2012. Evidence for Early Hafted Hunting Technology. Science338: 942-946.

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