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Los ojos fósiles vuelven a deslumbrar

No se necesitaba más evidencia de la complejidad de la vida en los estratos más profundos y remotos del registro fósil. Aun así, los fósiles parecen empeñados en mostrarnos que nos tienen reservadas más sorpresas y siguen dando vueltas de tuerca.

El reciente análisis de los ojos de unos sorprendentes fósiles cámbricos pone de manifiesto mecanismos  de visión absolutamente actuales.1 Pero pertenecen a un momento de la historia en el que, según la teoría de la evolución, la vida debía ser un primitivo y tosco experimento inicial, pendiente de ser refinado con el tiempo.

El llamativo “Big Bang” de la vida en los estratos cámbricos ya había dado una muestra abundante de la existencia de seres vivos extraordinariamente complejos. Entre otros ejemplos destaca la fascinante estructura del órgano de la visión en los trilobites.

Los ojos compuestos de estos populares artrópodos fósiles poseen lentes biomineralizadas dobles de calcita. El contacto entre ambos componentes de la lente sigue líneas geométricas como las diseñadas por las mentes matemáticas de Descartes y Huygens.2

Sin embargo, una mente matemática dibujó estos diseños conservados en estratos cámbricos mucho antes. Como resultado, la vista de estos animales extintos y primigenios debió ser bastante precisa y sofisticada.

Un yacimiento del Cámbrico inicial, en las pizarras de la bahía Emu, del sur de Australia y fechados mediante métodos estándar en unos 515 millones de años, escondía unos ojos fósiles de artrópodo con características que no dejan de asombrar a la ciencia. La unidad estructural y funcional de la visión en este tipo de ojos es el omatidio, que en sí mismo ya es un ojo. Estos pequeños ojos o facetas se unen en “red” para formar una imagen captada por el conjunto. Pues bien, los ojos fósiles de la bahía Emu cuentan con aproximadamente 3.000 omatidios, dispuestos del modo más eficiente, a modo de hexágonos.

Ha sorprendido la fina conservación, a pesar de no estar biomineralizados en el animal vivo, algo que sí sucede con los ojos de los trilobites. Parece seguro que su fosilización no fue fruto de un periodo de tiempo largo.

A pesar de no poseer estructuras consistentes, la preservación ha sido lo suficientemente precisa como para poderse demostrar que eran ojos tan avanzados como los que se encuentran en artrópodos actuales. Más aun, parece que fueron superiores a los órganos visuales de artrópodos existentes hoy, tal es el caso de los cangrejos cacerola de nuestros mares.

Sólo se conservan los ojos y se desconoce el animal al que pertenecieron, pero la estructura hace pensar que se trataba de un depredador, comparable en este sentido a las libélulas de nuestros días.

Los estratos cámbricos son los primeros en mostrar una vida diversa y compleja. Existen formas de vida en estratos más profundos, pero es microscópica y equivalente a la actual, o es vida pluricelular, más compleja, como sucede con la fauna ediacarense, inmediatamente anterior a la de los primeros estratos cámbricos.

Sin embargo, una y otra faunas no tienen nada que ver. La ediacarense no es precursora de las cámbricas. La vida ediacarense pudo constituir un hábitat ecológicamente definido y de este modo se conservó fosilizado, más o menos completo. Así pues, la vida de la explosión no tendría unos precursores conocidos y lo que más sorprende y desconcierta al evolucionismo no es que estuviesen representados muchos de los filos (tipos) actuales, incluidos los cordados, sino que además fuese tan compleja y actual como han vuelto a poner de manifiesto los ojos de la bahía Emu.

Foto de: Gustavo (lu7frb)

Bibliografía

 

  1. Lee, M.S.Y. y otros. 2011. Modern optics in exceptionally preserved eyes of Early Cambrian arthropods from Australia. Nature 474: 631-634.
  2. García-Pozuelo Ramos, C. 2010. Ojos y evolución. Naturalia (Asoc. Naturalia ailarutan) vol.2 nº9 pág.18-27.
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