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La humildad Bíblica

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Cuando miro hacia atrás, a mi carrera de enseñanza de casi 20 años en el Pacific Union College, una clase se destaca como mi favorita: Argumentación y Debate.  Dudo que los estudiantes se beneficiaran en cualquier lugar tanto como yo con la experiencia.  Ciertamente las habilidades de presentación y de investigación  excelente fueron útiles, pero el beneficio real, en mi opinión, se encuentra en otra cosa.

Los estudiantes debatieron temas controvertidos.  No es difícil sostener una posición en la que uno cree apasionadamente.  Los problemas surgieron, por lo general, cuando se les requirió que argumentaran a favor de ambos lados de un problema en diferentes momentos en el trimestre.  Con el tema del aborto, una mujer joven me dijo desde el principio que podría hablar sólo desde una posición, y me pidió que la excusara de argumentar a favor de “lo que era claramente erróneo.”  Como eso no era una opción, le dije que no tenía que aceptar la posición opuesta, sólo tener una actitud abierta y presentar sus puntos más destacados.

Cuando ella terminó su segundo debate, me complacieron sus reflexiones sobre la experiencia.  Ella no había cambiado de opinión, pero dijo que ahora iba a ser más humilde en sus creencias y más tolerante con aquellos que tenían un punto de vista diferente al de ella.  Yo no podría haber pedido más.

Me acordé de forma regular que es fácil decir que otros ven los problemas “a través de un cristal oscuro”.   Por supuesto, es más difícil estar abierto a reconocer que nuestra visión también se nubla a veces.  Tal vez fue mi lectura superficial de la lección de esta semana, pero el autor parece dar a entender (¿o inferir?, nunca puedo distinguirlo) que sólo aquellos que siguen a Darwin son culpables de mirar sin las luces encendidas.

Como dije hace unas semanas, si la creación nos enseña algo, es que Dios no es simple.  Él y su creación son complejos, a menudo más allá de la comprensión humana.  No estoy seguro de cómo alguien puede leer el libro de Job y creer que tiene el privilegio de decirles categóricamente a los demás, “esto es de esta manera”.  Parece que este es el punto que Dios quiere mostrar.  Es como si Él estuviera diciendo acerca de las cuestiones planteadas: “Ud. no puede explicar los fundamentos de la creación, y Ud. tampoco comprende muy bien los otros temas sobre los que  ha estado hablando”.  (No me avergüenza decir que creo que los tres amigos de Job tienen razón a veces.  Pero no hace mucho me sorprendió escuchar un evangelista citando a uno de los amigos de Job como prueba del punto que quería destacar.  ¿¡Realmente!?)

No estoy sugiriendo que cualquiera renuncie a las posiciones que cree que están fundadas en la Palabra de Dios, sino que seamos humildes y reconozcamos que nosotros, también, podemos estar viendo a través de un cristal oscuro.  Recuerdo muy bien un axioma que aprendí en el seminario: “Ten cuidado con lo que afirmas. Sé muy cuidadoso con lo que niegas”.

Los oyentes acostumbraban escribir cartas bastante fuertes a H. M. S. Richards, Sr., fundador de la Voz de la Esperanza, señalando errores en sus presentaciones bíblicas.  Él respondía defendiendo su punto de vista, y a menudo terminaba su carta con la frase: “Pero puede que Ud. tenga razón”.  ¡Humildad bíblica!

Si bien puedo no tener diferencias significativas con las posiciones adoptadas por el fallecido Henry Morris, un líder del movimiento creacionista, esta declaración suya me deja perplejo: “La mentira de la evolución penetra y domina el pensamiento moderno en todos los campos.  Siendo ese el caso, se sigue que inevitablemente el pensamiento evolutivo es básicamente responsable de las evoluciones políticas letalmente ominosas, y de las desintegraciones caóticas  –morales y sociales— que se han ido acelerando en todas partes….  Cuando la ciencia y la Biblia difieren, la ciencia, evidentemente, ha malinterpretado sus datos”.

Esa última frase me recuerda la respuesta de los jesuitas a Galileo.  Su argumento básico era que si la Tierra no era el centro del universo, la Biblia estaba equivocada al decir que el sol detuvo su curso a través del cielo para dar a los israelitas una ventaja en la batalla.  Los jesuitas estaban defendiendo la Biblia contra la ciencia.  Si Galileo no hubiera sido un amigo de la infancia del Papa, probablemente habría perdido la vida.  Las personas pueden tener fuertes convicciones acerca de la exactitud de su manera de interpretar las Escrituras.

Cuando nos enfrentamos a discrepancias entre lo que creemos y las evidencias de la ciencia, como hizo Darwin con el gato que juega con el ratón antes de matarlo, podemos conciliar nuestros dos mundos con “Es el resultado del pecado”.  Incluso para mí, que me considero un sólido creyente en la Biblia, me parece una declaración demasiado fácil y simple.

Recuerdo que cuando era niño preguntaba de dónde vinieron los negros.  Me dijeron que eran el resultado del pecado.  “Dios maldijo a un hijo de Noé y lo convirtió en negro”, señalaban mis maestros de Biblia.  Desde entonces me he asombrado de esa conclusión.  Me parece que si se va a maldecir a alguien que está al sol la mayor parte del día, tendría que haberlo convertido en blanco.

Ya sea que Cam haya sido hecho negro o blanco es irrelevante para la lección que Dios estaba tratando de enseñarle, así como a otros, a través de su experiencia.  ¿Podría decirse lo mismo sobre el tema de este trimestre?  Tenga cuidado con lo que Ud. transforma en blanco y negro, y céntrese en las lecciones que Dios está tratando de revelar.  Después de todo, puede que Ud. tenga razón.  Por otro lado, Ud. podría estar . . . bueno, ya lo sabe.

Mientras vemos por espejo, oscuramente, debemos practicar la humildad bíblica, y esperar aquel día en que todo se aclarará, viendo a Dios cara a cara.

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