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¿Prevé Romanos 11 la salvación final de los judíos?

Romanos capítulos 9-11 han suscitado numerosos escritos sobre el futuro del pueblo judío. Mientras que los adventistas han declarado que a los ojos de Dios no hay ni judío ni gentil, y que la salvación es sólo a través de Jesús, el dispensacionalismo ha propuesto un enfoque alternativo. Dos principios importantes y populares del dispensacionalismo son: (a) que Dios tiene dos pueblos en la tierra, dos novias por así decirlo, la iglesia cristiana compuesta por aquellos que han aceptado el sacrificio salvífico de Jesús, y el Israel físico, los judíos que son aceptados sobre la base de las obras de obediencia, y (b) que en el tiempo del fin, los judíos aceptarán a Jesús en gran número y se convertirán en el foco de los eventos del clímax de los últimos tiempos. Los dispensacionalistas tienen una parte importante de sus pruebas de apoyo en Romanos 9-11, especialmente 11:25-26 (antes citado). En este artículo vamos a reseñar brevemente estos dos principios a la luz de la evidencia de la Escritura, especialmente Romanos 11:25-26.

¿Uno o dos pueblos?

El primer principio, que supone dos pueblos distintos de Dios en la tierra, es difícil y se contradice con numerosas afirmaciones claras de la Biblia. En Hechos 4:12, Pedro, lleno del Espíritu Santo, declaró que hay salvación sólo en el nombre de Jesús, no a través de cualquier otro medio. Mientras que como adventistas creemos que habrá gente en el Reino que puede no haber conocido a Jesús, aún así, estarán allí por los méritos del sacrificio de Cristo. No hay otra manera. En Juan 10:16, Jesús anuncia que Él tiene otras ovejas (los gentiles) que reunirá junto a él, y su pueblo será “un solo rebaño, [con] un solo pastor”. En Efesios (2:12, 19) Pablo afirma que los creyentes gentiles, antes de que vinieran a la fe, fueron “alejados de la ciudadanía de Israel”, pero que ahora se han convertido en “conciudadanos”. En Romanos 11, Pablo describe al pueblo de Dios como un olivo (Romanos 11:17-24). Las raíces y el tronco representan al Israel histórico. Algunas de las ramas naturales han sido cortadas (los judíos incrédulos) a causa de su incredulidad, mientras que otras ramas que no eran parte del árbol (los gentiles) han sido injertado en él. Durante todo el proceso, sin embargo, sólo hay un árbol, no dos. Dios tiene una novia para su Hijo en la tierra, no dos.

¿Todo Israel será salvado?

El segundo principio, sin embargo, parece tener una base mejor. Los dos versículos citados al principio de este comentario parecen dar a entender que en los últimos días muchos judíos creerán en Jesús, y así ha sido entendido por algunos adventistas. ¿Es ésta una interpretación válida del texto?

Echemos un vistazo a estos dos versículos de nuevo y centremos nuestra atención en cuatro asuntos. En primer lugar, Pablo comienza afirmando que “ha ocurrido a Israel un endurecimiento en parte” (11:25). Aquí la idea no es que la actitud de los israelitas es en parte dura y en parte blanda, sino que algunos de los hijos de Israel se han endurecido y otros no. Las palabras de Pablo, aquí, se refieren al olivo que representa a Israel como el pueblo de Dios: las ramas desgajadas son los hijos de Israel que no creyeron y se endurecieron. Aquellos que han creído son los que no se endurecieron; por el contrario, su tierno corazón ha aceptado el regalo de Dios de la salvación en Jesús.

En segundo lugar, Pablo nos informa que el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que “la plenitud de los gentiles haya entrado”. “Plenitud”, aquí, implica la plena medida, el número total de los gentiles que serán salvados. Lo que significa que, después de este tiempo, no más gentiles serán salvos. ¿Cuándo será esta clausura del número de los gentiles? Nuestros amigos dispensacionalistas creen que esto sucederá en un supuesto rapto secreto, en el que la iglesia será llevada al Cielo: después del rapto secreto el foco se aleja de la iglesia y se centra en la nación física de Israel, en los judíos, durante siete años, y luego vendrá el fin. Pero incluso durante estos supuestos siete años después del rapto, que pertenecen a los judíos, la salvación todavía está abierta a los gentiles. Eso significaría que, de alguna manera, su plenitud no había entrado. Claramente, el punto de vista dispensacionalista no coincide con lo que Pablo dice.

Por el contrario, los adventistas del Séptimo Día creen que la plenitud de los gentiles estará completa sólo cuando se cierre la puerta de la salvación, al final del tiempo de prueba. Hasta ese momento, los gentiles estarán entrando en el Reino. Cuando se cierre la puerta de la salvación, entonces, y sólo entonces, los gentiles dejarán de entrar. Pero en ese momento la puerta de la salvación estará cerrada para todos, no sólo para los gentiles. Lo que significa, en esencia, que cuando la “plenitud de los gentiles” haya entrado, la puerta de la gracia será cerrada. Por lo tanto, Pablo no predice un tiempo final cuando los descendientes físicos de Abraham entrarán en el Reino en grandes cantidades. Más bien, él está diciendo a sus lectores que el endurecimiento en parte durará hasta el final.

En tercer lugar, ¿cómo puede decir Pablo que todo Israel será salvo? La palabra griega clave es outōs, al comienzo del versículo 26. Se traduce como “de esta manera”. Su función es introducir una declaración de resumen. En otras palabras, la frase “todo Israel será salvo”, que podemos llamar “declaración (c)”, es una declaración que resume las dos afirmaciones anteriores: (a) que Israel ha sido endurecido parcialmente, y (b) que los gentiles están llegando a la plenitud. La parte de Israel que se mantuvo fiel, más los gentiles que están entrando, conforman el “todo Israel” que será salvo – (a) más (b) es igual a (c). El uso de outōs requiere que sigamos la ecuación anterior.

Para entender a Pablo hay que volver al símbolo del olivo (11:17-24). El olivo era hermoso y completo. Pero cuando los dirigentes de Israel no tuvieron fe en Jesús, ellos, las ramas, fueron desgajados. Ahora el olivo se ve andrajoso e incompleto. Pero con la llegada de los gentiles a la fe, nuevas ramas son injertadas en el olivo y éste, una vez más, alcanza su plena madurez. Otra manera de conceptualizar esto, es pensar en una copa que representa al pueblo de Dios. Una vez estuvo llena. Pero cuando los dirigentes de Israel no creyeron y fueron cortados, el vaso quedó medio vacío. La entrada de la “plenitud de los gentiles” llena la copa hasta el borde de nuevo. La palabra “plenitud”, por lo tanto, implica que el pueblo de Dios ha vuelto a alcanzar la integridad, en la unidad de judíos y gentiles.

En cuarto y último lugar, Pablo llama a esto un “misterio”. Una de las expectativas de los judíos en la época de Jesús, era que un día Dios intervendría a través de la venida de un Mesías militante para la salvación de Israel. Los discípulos compartían esta opinión. En la Última Cena tenían dos espadas con ellos (Lucas 22:28) y Pedro se propuso utilizar una para atacar a Malco, el siervo del sumo sacerdote, para defender a Jesús de la detención (Juan 18:10). Poco antes de la ascensión de Jesús, los discípulos esperaban que restableciera el reino de Israel (Hechos 1:6). Pablo afirma que la salvación de Israel se llevará a cabo, pero de una manera que es un misterio. Un “misterio” significa algo que es incomprensible para la razón humana, aunque es revelado por Dios. Los discípulos creían que Dios traería la salvación a Israel como nación. Pablo afirma que esta esperanza se llevará a cabo, pero no a través de la conversión del Israel literal, sino a través la entrada de los gentiles en el Reino, porque cada vez que un Gentil cree, es inmediatamente incorporado a la familia de Dios, y entonces él / ella pasa a formar parte del “Israel de Dios” (Gálatas 6:16).

Conclusión

Dios no hace acepción de personas. Él quiere que todos se salven. En estos últimos días está llamando a todos a aceptar el regalo de la salvación. De hecho, el evangelio debe ser anunciado a todas las naciones. Esta gran proclamación final del evangelio tiene que ir también al pueblo judío, la familia física de nuestro Señor encarnado. Elena G. de White advierte que los judíos deberían ser objeto de nuestro amor y atención evangelizadora (Hechos de los Apóstoles, 380-1). Y estamos viendo los frutos en los miles de judíos que están aceptando a Jesús como su Mesías y Salvador. Pero es importante tener en cuenta que su aceptación o no del evangelio no está predeterminada proféticamente. Romanos 11:25-26 no predice una cosecha grande de judíos, pero nos asegura que las profecías de la salvación de Israel se cumplen en la entrada de la plenitud de las naciones.

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Kim Papaioannou, natural de Grecia, estudió Teología en Inglaterra y trabajó 11 años como pastor. Actualmente es profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Adventista de Asia en las Filipinas.

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