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Sansón y el auto-control: ¿Está el hombre fuerte de Israel en una lección equivocada?

Sansón fue un héroe de la fe, al menos eso dicen los informes sobre los que brillan en el “Quién es Quién entre los famosos hebreos antiguos” de la Epístola a los Hebreos, capítulo 11. Así que nos preguntamos, ¿cómo es que el heroico hombre fuerte de Israel se destaca en la Lección de esta semana como un contra ejemplo de auto-control?

La historia de Sansón es bien conocida: el padre y la madre ruegan tener un niño; el mensajero de Dios les promete un hijo especial, Sansón, “Soleado”; éste se mete en problemas con una novia filistea, entra en conflicto con potenciales parientes políticos, pierde a la que podría haber sido su novia frente a los filisteos, pero se los saca de encima de manera espectacular, despacha a mil filisteos con la quijada de un burro, los apila en montones, y luego se mete con una prostituta sin nombre de la ciudad de Gaza; deja a toda prisa la ciudad con las puertas sobre sus hombros; luego se encuentra con Dalila (la Dama de la Noche), pierde el cabello y con él su fuerza; finalmente, como acto de clausura, echa abajo el palacio de los filisteos que gritaban contra él.

Pero en lugar de concentrarse en lecciones morales que aprender o desaprender, el narrador del Libro de Jueces da un giro irónico tras otro para destacar otros asuntos, en forma dramática aunque sorprendente. Las ironías se enfocan sobre expectativas no cumplidas:

• La historia del nacimiento del niño aumenta las esperanzas de tener un juez especial que, al igual que los pocos otros héroes bíblicos de los que tenemos historias de su nacimiento —Moisés, Samuel, Jesús— contribuyera desinteresadamente al bienestar del pueblo de Dios a través de obras de grandeza. Pero lo que tenemos es un guerrero deshonesto en una misión de venganza sin paliativos para fines egoístas.

• La historia comienza con altas expectativas, basadas en el voto de Nazareo que apartaba a Sansón en dedicación a Dios, lo cual involucraba prohibiciones contra el alcohol, contra el contacto con los muertos, contra el corte de su cabello, y contra la vida de libertino. Lo que tenemos, por el contrario, es un mujeriego, siempre dedicado a beber en las fiestas y a entrar en contacto con los muertos, cuyo único recordatorio de los votos es su pelo sin cortar —con él se va su fuerza, y con su regreso se hace fuerte de nuevo.

• El relato se abre con la petición de los padres que oran para obtener instrucciones sobre cómo criar a su hijo. Lo que viene en respuesta del Cielo son directrices para la vida de la madre, no del hijo.

• La historia, empezamos a pensar -felizmente- tiene tres referencias al movimiento del Espíritu del Señor en la vida del elegido, el hombre marcado por los votos desde el nacimiento. Pero, ¿qué es lo que tenemos cuando el Señor obra de maneras misteriosas sus maravillas para llevarlas a cabo? Un león destrozado como un cabrito en el momento del sacrificio, 30 hombres de Ascalón asesinados por causa de un acertijo que salió mal, 1.000 filisteos dispersos en la llanura por un golpe de quijada, salvajemente desperdigados en todas direcciones, al estilo ninja.

• El relato se abre y se cierra, y progresa, a través de acciones basadas en las vidas de mujeres, que nos sorprenden con las principales funciones que desempeñan en la historia. Sin embargo, aunque al principio nos encontramos con su madre estéril que ora por tener un hijo fuerte, al final nos encontramos con la infame Madre de la Noche, Dalila, que se aprovecha de una debilidad potencial. Entre medio aparece, primero, la que sería novia de Sansón —la mujer de Timna que arranca de él la respuesta a su enigma imposible— y luego la prostituta de Gaza, por la que se interesa sólo unas horas antes de dejarla en una rabieta.

• El relato de la boda con la mujer de Timna comienza con lo que esperamos: padres justos firmemente decididos aconsejar a su hijo para evitar el matrimonio con una extranjera, especialmente si es filistea. Pero nos sorprende descubrir, en un segmento de una historia que se orienta al autocontrol y que destaca las opciones de una vida prudente, que el Señor estaba detrás de todo (a fin de encontrar una ocasión contra los filisteos) y que ni siquiera les dijo a los justos padres cuáles eran sus planes.

• Las narraciones de oración en la historia comienzan como es de esperar: un padre justo que ora pidiendo orientación sobre cómo criar a su hijo elegido. Como respuesta, Dios no le envía un mensajero a él sino a su esposa, y no con consejos sobre la crianza de su hijo, sino acerca de cómo debía comportarse la mujer. Para aumentar la complejidad de la narración, Sansón no ora una vez en la historia sino dos veces, al principio para calmar su sed después del duro trabajo de la expedición contra los mil filisteos, y una segunda vez para vengar la pérdida de los ojos en lo que resultó ser un intento exitoso de liquidar a otros miles de sus enemigos. Sus oraciones son contestadas de manera positiva e inmediata.

• La historia, como todas las del libro de Jueces, nos lleva a anticipar un liderazgo fuerte. Mientras que dice dos veces que Sansón “juzgó a Israel veinte años,” no tenemos ninguna evidencia de cómo fue su gobierno o cómo ayudó.

¿Esto nos deja sin las lecciones sobre el control de sí mismo, como las que la Guía de Estudio de la lección de esta semana espera que la vida de Sansón ofrezca? Los moralistas y escritores devocionales, durante siglos, han tratado con el comportamiento de Sansón como una manera en que NO hay que vivir, destacando las acciones que es mejor NO seguir, en fin, una vida NO muy adecuada para instruir en justicia. Así, la conexión es fácil de hacer, aunque la conducta moral y el auto-control no sean claramente el centro de los objetivos del narrador del libro. Hay demasiadas ambigüedades en la historia de Sansón como para forzar mucho el tema: Dios utilizando el mal comportamiento de Sansón para una causa “superior”; oraciones de personas justas que quedan sin respuesta, en lugar de oraciones en busca de venganza que son contestadas; es la caída inesperada de las expectativas por todos lados.

La historia de Sansón también se inscribe en el contexto del libro de Jueces, con sus historias de una serie de héroes inesperados como Aod, el zurdo de la tribu de Benjamín (hijo de la mano derecha) cuya mano izquierda lo salva a él y a las tribus de Israel; Débora, la jueza cuyo heroísmo, junto con el de Jael, coincide con los de cualquier varón del libro; Gedeón, el pelele que necesitaba la confirmación concreta de todo antes de proceder; Jefté, el galaadita ilegítimo que temerariamente prometió quitar la vida a su hija inocente; la concubina del levita cuyas partes del cuerpo desmembrado fueron enviadas por todo el territorio. La historia de Sansón no es sino una parte de la corrupción tribal en los aspectos teológico, ético, moral y social, que según el libro fue causada por la idolatría.

Así que el problema real en la historia de Sansón, como en el resto del libro de los Jueces, no se refiere primordialmente al tema de cómo obtener el auto-control, sino a la pérdida total del control de Dios entre personas que buscan la ayuda divina en el lugar indebido. Y no es que Dios nunca dejó de intentar ayudarlos, incluso en el caso de Sansón. Dejando las ironías y las ambigüedades de lado, Dios todavía intentaba rescatar a héroes inesperados, degenerados recalcitrantes, renuentes débiles, e idólatras que no respondían.

Al final de cuentas, estoy muy contento de que Sansón aparezca en el estudio de este trimestre, porque ciertamente hay lecciones que podemos aprender acerca de los malos comportamientos de este anti-héroe y sus consecuencias. La vida es mucho menos complicada cuando los hábitos poco saludables se evitan por completo, como muestra la historia de Sansón. Pero incluso frente a una desastrosa elección equivocada, el narrador quiere que sepamos que Dios está dispuesto a trabajar con casi todo el mundo. Esto se observa mejor cuando en las historias de la Biblia nos fijamos en los detalles de su contexto, estilo literario, giros irónicos, ambigüedades, giros inesperados, defectos de carácter, todo lo cual nos lleva de nuevo a la historia, una y otra vez, para evitar los errores de sus protagonistas.

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