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¿Podría el proyecto “El Conflicto de los Siglos” dañar al adventismo?

En 1980, yo era el Director de Ministerios de la Iglesia de la Conferencia de Quebec. Estaba solo en la oficina cuando sonó el teléfono. Me asusté al instante por el tono de la voz al otro lado de la línea. Un hombre enojado se lanzó al ataque: “¿Es esta la sede de la Iglesia Adventista del Séptimo Día?”

Le pregunté quién era.

“Yo soy el comisario de policía de Montreal.”

Un poco agotado, le pregunté la razón de su llamada y enojo evidente.

“Hemos recibido numerosas quejas sobre un libro titulado El conflicto de los siglosque se está colocando en los buzones en los “barrios de ricos” de la ciudad. Después de algunas investigaciones hemos identificado a su iglesia como el editor y distribuidor. Un rápido examen ha demostrado claramente que el libro es muy anticatólico y por lo tanto cae en la categoría de “literatura de odio”, porque su contenido puede crear odio entre las comunidades”.

Luego citó un artículo de la ley que prohíbe tal acción y mencionó la fuerte multa que se imponía por la distribución de material que ataca a otra iglesia.

Mi mente se nubló por un momento, luego le explique que la iglesia no suele hacer la distribución masiva de libros, sólo folletos cortos que resumen lo que somos y lo que creemos. Añadí, que era muy posible que algunas personas pudieran estar actuando por su cuenta y que averiguaríamos de quién se trataba y trataríamos de detener tal acción. Él cedió y aceptó no seguir adelante con la amenaza.

Más tarde reporté el incidente al presidente de la asociación, que rápidamente se enteró de que un miembro de la iglesia de otra conferencia había donado $20.000 dólares a algunos miembros locales con el propósito de comprar y distribuir el libro.  Seleccionaron la parte rica de Montreal. La acción enfureció a los vecinos que también tenían un largo historial de quejas a la policía sobre miembros de la iglesia adventista que el sábado por la mañana causaban un poco de inconvenientes porque se estacionaban en cualquier lugar que podían debido a la falta de espacios de estacionamiento. Por supuesto, los dos incidentes no estaban relacionados, pero en conjunto habían agravado la hostilidad de la comunidad.

La parte más triste fue la reacción de los que habían iniciado la “evangelización” distribuyendo el libro. Molestos cuando la conferencia les pidió que dejaran de distribuirlos, acusaron a los dirigentes de cobardía,  apostasía, y ceder a la presión ejercida por los “agentes del catolicismo que se han infiltrado en la iglesia.” El incidente me ha enseñado lo difícil que es explicar a determinados creyentes que no todas las medidas son bíblicamente oportunas o sabias. En vez de eso, se consolaron en su entendimiento de que la buena gente siempre va a ser perseguidos, aun por su propia iglesia a veces. Creo que la acción de la conferencia fue fundamental en la protección de la Iglesia Adventista de lo que podría haber sido una acción judicial muy desagradable (todos sabemos  el apetito desenfrenado de la prensa por estos hechos).

Por lo tanto, estaba con temor cuando me enteré del plan de la Asociación General para distribuir libremente el conflicto de los siglos a gran escala. Creo que el libro fue inspirado y sé que Ellen G. White escribió que el libro debe ser colocado en todos los hogares, pero me pregunto si hacerlo en este momento de la historia es inteligente.

¿Acaso no escribió el apóstol Pablo que no debemos menospreciar las profecías, sino examinarlo todo y quedarnos con lo bueno? Si así lo hacemos, nos permitirá evitar todo tipo de mal (1 Tesalonicenses 5:21). No tratar a los escritos de los profetas con desprecio es probarlas en cuanto al tiempo apropiado y relevancia,lo que nos ayudará a evitar el uso de ellas en formas que no son buenas.

Escrito en los Estados Unidos en el siglo XIX, El conflicto de los siglostuvo un gran impacto porque Estados Unidos era un país protestante y cualquier escrito que se expresara en tonos oscuros  sobre los hechos de la Iglesia Católica estaba destinado a ser muy popular. Algunas de las palabras que Ellen G. White usó para describir al Papa y a los prelados de Roma son muy duras, pero los contextos político, social y religioso lo hicieron comprensible y facilitó la difusión del libro. Hoy en día, cualquier publicación que se atreve a utilizar un enfoque similar es rápidamente tachada de literatura de odio. Condenamos de manera similar el lenguaje anticatólico utilizado por la supremacía blanca en sus manifestaciones,   ¿No debemos tener cuidado para no ser percibidos como haciendo lo mismo?

En 1988, me convertí en el pastor de la iglesia de Ottawa. Después de mi primer sermón, estaba de pie en el vestíbulo para saludar a los miembros mientras salían. Una señora de aspecto distinguido se presentó y me dijo que después de haber sido católica carismática por muchos años, recientemente había sido bautizada en la iglesia. Me informó que había sido duramente criticada por su familia y amigos, pero había mantenido la relación con ellos. Luego me invitó a reunirme con ellos y dispuesto acepté visitarlos la semana siguiente.

Cuando llegué, la señora me saludó pero las otras diez personas en la habitación permanecieron retiradas. Apenas había tenido tiempo de tomar mi asiento cuando para mi sorpresa la anfitriona me pidió justificar la publicación de El conflicto de los siglos, que dijo,  casi le había impedido formar parte de nuestra iglesia. Algunos adventistas con buenas intenciones se lo habían dado.

Ella explicó que había encontrado duras declaraciones del autor en contra de su iglesia, la cual, agregó, siempre había estado allí para ella cada vez que había pasado por una experiencia difícil y dolorosa. Me di cuenta de los gestos de afirmación de los demás. Entonces la dama estalló. Surgieron acusaciones y sentimientos de resentimiento. Todos ellos habían leído el libro y fueron  citando pasajes que se refieren al Papa como un monstruo y que también describen a Satanás y los prelados conspirando para destruir la verdad. Lo notable fue que ellos no pusieron en duda los hechos históricos, pero sí la interpretación de los hechos, así como el tono general y las palabras “vitriólicas”. Debo admitir que la defensa del libro en contra de estas acusaciones no fue fácil. Por supuesto, no quiero repetir esta experiencia.

La distribución (del libro) en masa, me temo, causará una reacción similar. No creo que tener que enfrentarse a la gente furiosa, la prensa y tal vez el tribunal, acusado de distribuir literatura de odio, es necesariamente lo que Cristo tenía en mente cuando dijo que aquellos que serán perseguidos por causa de su nombre deberían considerarse bendecidos.

Más allá de mi experiencia personal, he enumerado a continuación algunas razones por las que no estoy seguro de la sabiduría en la distribución masiva de El Conflicto de los Siglos.

La longitud del libro:

Es bien sabido que la lectura ya no es el pasatiempo favorito de nuestros contemporáneos. Además, la lectura de obras de carácter religioso ha pasado de moda hace ya mucho tiempo (incluso para los creyentes, que prefieren ver programas religiosos en la TV). Hoy en día, la comunicación debe ser rápida aunque sólo sea para mantener la atención. Pocas personas tienen o toman el tiempo para leer cualquier cosa a menos que sea “mensaje de texto”, enviado por correo electrónico, en Facebook o Twitter. Los periódicos se están doblando por el descenso de los lectores. Yo creo que es mucho esperar que la gente se tome el tiempo para abrir un libro de seiscientas páginas o más, además de que, requiere al menos un interés pasajero en la historia europea.

Postmodernismo:

Occidente, en el mejor de los casos, muestra un interés muy limitado en la religión y las seculares Australia y Nueva Zelanda no muestran casi ningún interés en lo absoluto. Añádase a esto el hecho de que el postmodernismo rechaza cualquier idea que pretende reunir a grupos de eventos que no tienen vínculo natural entre sí e interpretarlos en términos de un tema común y atribuirles un significado. La mente postmoderna encuentra problemático aceptar lo que llama una meta-narrativa que se define como la explicación fundamental de un estado de cosas. La autora de El conflicto de los siglossólo hace eso cuando reúne los acontecimientos históricos que abarcan casi dos mil años y los incorpora a un concepto de gran panorámica que ella identifica como la guerra entre Dios y Satanás. Tan aceptable como pueda parecernos a nosotros como creyentes, este enfoque es muy sospechoso para muchos lectores contemporáneos.

¿Contiene errores?

Eruditos adventistas han pasado mucho tiempo  investigando nuestras creencias y prácticas. La mayoría de las veces la investigación confirma la doctrina que está bajo escrutinio, pero a veces los académicos son guiados a reconocer que las percepciones antiguas y una nueva luz exigen una reevaluación de algunas creencias. Con el tiempo el nuevo conocimiento se convierte en parte de nuestro sistema de creencias. Por lo tanto, muchos eruditos y bien informados miembros de la iglesia consideran un tanto pasado de moda algunas interpretaciones proféticas y creencias que se presentan en el libro.

Tres ejemplos de ello son (1) las señales en el sol, la luna y las estrellas que datan de hace unos 200 años no se consideran indicativos de la proximidad de la Parusía, (2) la comprensión del Juicio Investigador, (3) que es Satanás y no Dios el que derrama las siete copas (Apocalipsis 16) sobre los malvados. La gente que podría optar por leer el libro probablemente sea el tipo de lectores que cuestionan algunos de los materiales teológicos y, al encontrar lo que quieren, rechazar el libro por completo.

Como resultado de todo lo anterior, me temo que los botes de basura de nuestros países se llenarán con copias descartadas de El Conflicto de los Siglos. Eso sería una tragedia de hecho y desde luego no lo que Ellen G. White pretendía cuando fue publicado por primera vez.

– El Pastor Eddy Johnson es el director de ADRA Blacktown y es pastor de dos iglesias en los suburbios de Sydney, Australia.

[Este artículo ha sido traducido por Humberto Martínez. El artículo original en inglés apareció en Spectrum el pasado septiembre: Will ‘The Great Controversy’ Project Harm Adventism?]

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