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¿El último eslabón del ser humano?

La supuesta línea evolutiva humana se va cargando de fósiles cada vez más. Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand y su equipo, han publicado en la revista Science la descripción de un nuevo homínido, encontrado en una cueva próxima a Johannesburgo. Le han llamado: Australopithecus sediba.

Los fósiles encontrados se han atribuido a un individuo joven y a una hembra adulta que no habrían alcanzado el metro y treinta centímetros de altura. Se ha conservado el cráneo del juvenil, llamado MH1 y posee una capacidad aproximada de 420 cm3. Los investigadores que han publicado el hallazgo consideran que este nuevo australopitecino puede ser el precursor de los primeros representantes del género Homo, los humanos. En su defecto, se trataría de una especie muy próxima a ese parental inmediato.

Aún así, el esqueleto postcraneal es básicamente el que se ha encontrado en otras especies del mismo género. Aunque en la pelvis interpretan que existen características diferenciadas que le son propias, las piernas y los brazos los consideran ‘primitivos’. Sus brazos son muy largos y la configuración de sus manos haría de ellos hábiles trepadores de árboles. En definitiva, el esqueleto postcraneal posee una similitud funcional más próxima a la del resto de australopitecinos y en muchos casos a los póngidos que a la anatomía humana.

La datación de los restos arroja una edad de aproximadamente 1,8 millones de años, según las dataciones estándar. Esta edad los sitúa contemporáneos o más modernos, temporalmente hablando, que muchos fósiles de Homo habilis e incluso de Homo erectus. Estos últimos podrían ser verdaderos humanos.

El grupo de restos englobados bajo la denominación Homo habilis puede ser, realmente, un conjunto heterogéneo de especies, incluyendo australopitecinos. Por su parte, Homo erectus posee una anatomía que difiere marcadamente de la que poseen los miembros del género Australopithecus, incluyendo a su nuevo representante Au. sediba. Los erectinos poseen una capacidad craneal muy superior a la de los australopitecinos, y superan, al menos por el doble de capacidad, al cráneo de MH1.

Aquellos que dudan de que Au.sediba sea el inmediato precursor de Homo, lo achacan sobre todo a la diferencia en el tamaño del cerebro. El cerebro es el responsable del comportamiento y las capacidades cognitivas. La nueva especie no parece tener un cerebro muy diferente al de Au.africanus, que es la especie de la que se considera que evolucionó. Por el contrario sí que es muy diferente, al menos en tamaño, al cerebro que poseen los representantes de Homo erectus o ergaster.

El cerebro de MH1 no parece estar a la altura de las expectativas propuestas por sus descubridores y además es coetáneo o posterior a aquellos a los que había de alumbrar.

¿Puede tratarse entonces de la evidencia de que humanos y australopitecinos conforman dos grupos zoológicos, independientes filogenéticamente y simultáneos en el tiempo?

Habrá que esperar a próximas investigaciones para despejar, al menos las incógnitas más importantes.

BIBLIOGRAFÍA

BERGER, L. R. y otros. (2010). Australopithecus sediba: A New Species of Homo-Like australopith from South Africa. Science 328: 195-204.

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