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Pintando la crucifixión

Recientemente mi vida topó con la de Francisco Badilla. Calificar nuestro encuentro de fortuito sería discutible, pero fue breve a todas luces. Las menos de dos horas en las que coincidimos en espacio y tiempo me bastaron para convencerme de que la audiencia de Café Hispano y Spectrum gustaría de conocer a este joven pintor adventista de nacionalidad chilena.

Badilla es oriundo de la Novena Región de Araucanía situada en el centro de Chile. Estudió Arte en la Universidad Católica de Temuco, Chile, primero en un ciclo básico de arte por un período de dos años, para luego ingresar a la carrera de Pedagogía en Artes Plásticas y, más tarde, a una Licenciatura en Artes con mención en Pintura de la que se graduó con una tesina acerca del símbolo de la cruz en la historia del arte.

Desde los 15 años cuando Badilla tomó los pinceles por primera vez, el pintor no ha dejado de plasmar su espiritualidad en sus pinturas, muchas de ellas reconocidas con premios y menciones especiales. Además, este artista chileno cuenta con dos murales en dos instituciones educativas de su país.

En agosto de 2006, la revista de la corporación cultural municipal de Valdivia, Chile, Kimelchen, publicó un texto firmado por la periodista Delicia Jaramillo a propósito de la exposición de doce telas que Badilla tituló “Permanencia”. A continuación reproducimos algunos fragmentos.

Sobre la estructura de las técnicas mixtas, Francisco Badilla incorpora al clásico óleo algunos objetos y símbolos, acudiendo a sus obras una diversidad de conceptos que con marcada presencia remiten a la crucifixión de Jesús como temática central.

Sentimientos de paz y calma invocados a través de albas atmósferas, se funden con detalles de objetos que indagan en la figura de Cristo. Recogimiento y pureza busca revelar el artista. “El objetivo de la muestra es presentar un episodio de la historia que marca el pensamiento de Occidente, me refiero a la crucifixión de Jesús en dos códigos visuales-, primero, el conceptualismo y pureza de las obras no figurativas y objetuales y, segundo, la ‘carnalidad’ de la imagen de Cristo crucificado como icono religioso tradicional explica el pintor.

“Es pertinente, creo, una reflexión hacia la presencia de Jesucristo codificada en su esencia, es decir la cruz, polarizada en esta muestra donde contrasta el aniconismo -ausencia de imágenes- de lo netamente espiritual, con el poder de la imagen”, agrega Badilla.

En la necesidad de compartir una expresión personal que aspira a ser leída de la forma en que fue concebida, el artista encuentra la motivación que guía sus creaciones: “Las obras surgen a partir de mi intención de decir que Dios debe estar presente en cada uno; cuestionamiento personal que me inquieta, motivando mi vida y mi proceso de expresión artística”.

Las doce obras que componen Permanencia corresponden a un proceso de creación que se inicia el 2003 y que, según indica Badilla, manifiesta su evolución a través del tránsito hacia una propuesta más figurativa y cromática. Es en su taller donde el artista encuentra el espacio físico y vital para conjugar la fase creativa con una profunda reflexión personal en torno a su propia espiritualidad. […]

La confrontación de la figuración y el conceptualismo religioso se aprecian también en sus trabajos anteriores. Entre ellos figuran “Id” muestra inaugurada el 2003, la que incluyó algunas de las obras que se presentan ahora en Valdivia y que, según explica el artista, “aludían a la necesidad de ‘ir’, de recorrer un camino en esta vida asidos de lo espiritual”. Ese mismo año presenta “Cruz = Vida” en la sala de exposiciones de la Universidad Católica de Temuco y con la que culmina su proceso de formación académica.

Badilla ha explorado la pintura más figurativa, pero, también se ha aventurado a las expresiones más abstractas, volcando en ellas una mayor riqueza cromática. Ha realizado murales religiosos en el Colegio Adventista y el Colegio Brainstorm de Temuco trabajo además en el diseño gráfico para una producción musical de la Universidad de la Frontera y realizó un mural acerca de la historia de dicha Universidad en su aniversario numero 25.Actualmente trabaja en un mural para el Colegio Woodland en la ciudad de Los Ángeles, Chile.

Según sostiene Badilla, la pintura le permite “dar forma a espacios para mirar, manipulando lo netamente visual con lo matérico”, proceso en que el lograr la fascinación con su obra adquiere vital relevancia para el artista: “Es importante poder ‘encantarme’ con lo que estoy viendo. El sentido de la apreciación estética es de especial importancia en mi proceso”.

En una búsqueda más profunda, la pintura es para Badilla una forma de expresar su sentido espiritual y la fusión de pensamiento con lo material. “Me gusta esa mezcla de ser un intelectual y obrero a la vez”, comenta el pintor.

Sus más importantes temáticas inspiradoras son la imagen de Jesucristo -al que reconoce como el principal motor de pensamiento occidental- y el sentido religioso de nuestra cultura postmoderna. “El sentido para mí es que trato de vivir mi espiritualidad donde la pintura me es un canal que me permite sacar mis cuestionamientos y mis visiones acerca de Dios”, concluye el artista.

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