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“Gloriarnos en Jesús”

(Traducido por Carlos Enrique Espinosa)

 Pablo hace una declaración extraordinaria en sus observaciones finales a los Gálatas: “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo” (Gálatas 6:14, NVI)  ¿Nunca gloriarme, sino en UNA sola cosa?  ¿El mundo (absolutamente todo) ha sido crucificado (muerto) para mí y yo estoy juntamente crucificado (muertos) para el mundo?  ¿Jesús ha sustituido a todo, absolutamente todo?  ¿UNO ha llegado a ser TODO?  ¡Sorprendente!

La naturaleza personal de la afirmación de Pablo es sorprendente: “Yo … para mí … yo”.  Negar  todo a fin de afirmar a Jesús no es meramente una teología útil para la iglesia en general.  Esta es la confesión personal de Pablo.  Jesús no es sólo el salvador del mundo, es también el amante salvador de cada uno.  Esta realidad vivencial es fundamental si queremos vivir la teología de Pablo en la carta a los Gálatas.  Existe el saber, y también existe el conocimiento.  Una cosa es entender el mensaje, y otra muy distinta es moldear el mensaje en una vida humana.  La historia del Advenimiento incluye este importante recordatorio.

El argumento bíblico de la Navidad ofrece una seria advertencia, incluso incómoda, para la gente religiosa.  La narración geográfica cuenta una historia aleccionadora.  El Señor Jesús está a salvo en lugares inesperados.  En primer lugar, en “el este”.  Los Reyes Magos son probablemente de la tierra de Babilonia, actual Irak.  Este es el territorio de una de las dos grandes potencias malignas de la época del Antiguo Testamento.  El reino de Nabucodonosor: violento, profano, arrogante, anti-Dios, y anti-Cristo.  Pero Jesús es protegido por “el este”.  A continuación encontramos a Jesús transportado hacia el oeste, a la otra gran potencia maligna de la historia de Israel: Egipto.  La cruel dictadura del faraón, el gran político-dios que esclavizó a la familia y al pueblo de José.  Sin embargo, aquí, en Egipto, Dios encuentra la protección de su Hijo.  Este es un mensaje para los musulmanes: Jesús fue acunado en las tierras que ocupan en la actualidad.  Dios les confió su amado Cristo.  Finalmente llega la hora del regreso de Jesús a Israel.  Pero él no puede ir “hacia el sur.”  No está seguro en Judea, en Jerusalén.  En lugar de eso, debe ir “al norte”, a Galilea, a Nazaret.  Su refugio es la ciudad de la que Natanael dijo que no tenía absolutamente nada bueno, ¡nada!  Jesús va donde residen los parias.  Jesús es acunado por aquellos que son moralmente sospechosos.

¿Por qué  ir al este, a Egipto, y a Galilea?  Porque Jesús no está seguro allí donde la religión es lo más importante.  Jesús no está seguro en la ciudad de Dios, en Jerusalén, donde el interés mesiánico es más intenso.  Jesús no está “bien” allí donde la Ley es lo más venerado.  No es bienvenido allí donde la adoración es lo que se toma más en serio.  Jesús no está protegido en el lugar donde el sábado es lo más sagrado.  Jesús se ve amenazado donde la gente se siente el pueblo elegido.

¡Qué advertencia es ésta!

La pregunta es por qué.  ¿Por qué Jesús está sin protección en medio de personas religiosas    –incluso entre los adventistas, que esperan la venida del Mesías?

La primera vez que encontramos al apóstol Pablo (Saulo) vemos a un teólogo de primera clase y a un estudioso de la Biblia.  Es un “fariseo de fariseos”.  Pablo sabe más que nadie acerca de las Sagradas Escrituras.  Es santo, justo, y celoso por la amada Ley de Dios.  Pero todo este conocimiento bíblico no significa nada.  De hecho, significa una actividad bastante horrible de este fariseo.  Es el que persigue y asesina a los que forman parte del movimiento de Dios.  ¿Qué es lo que cambió a Pablo?  ¿Qué es lo que lo dio vuelta?  Fue el encuentro con Cristo.  Se enamoró de Jesús.

Luego encontramos a Pablo en un viaje misionero. Ahora, tenemos muchos de los viajes misioneros de Pablo descriptos por medio de mapas en las páginas de atrás de nuestras Biblias.  Pero Pablo estaba en las misiones y haciendo viajes misioneros mucho antes de los eventos registrados por los mapas.  Él siempre iba a estar “en misión”.  Pero todas las misiones del mundo no significaban nada bueno en el caso de Pablo.  De hecho, los viajes que él estaba haciendo eran aterradores.  La misión en sí no cambió a Pablo.  ¿Qué lo cambió?  El encuentro con Cristo.  El enamorarse de Jesús.

Cuando conocemos a Pablo que está lleno de religión.  Todo el mundo conoce a Pablo en Jerusalén.  Si a alguien se le debería dar las llaves de la ciudad, es a Pablo.  Es un guardador de los mandamientos.  Es un animador del templo, de los líderes religiosos, del conjunto de la empresa de su pueblo peculiar.  Pero Pablo no tiene nada.  Mucha religión causa poco efecto.  ¿Qué lo transformó?  Todo cambió para Pablo cuando se encontró con Cristo, cuando se enamoró de Jesús.

En medio de sus excelentes misivas teológicas (incluyendo la carta a los Gálatas) descubrimos una escritura como de un adolescente, como de uno que se enamoró este fin de semana.  “Oh, para mí, la vida misma es Jesús.  Estaría dispuesto a morir por mi Jesús.  Daría todo lo que tengo en el mundo por mi Jesús.  Juzgo que todo en el mundo es nada más que basura a cambio de conocer a mi Jesús.  Nada me puede separar del amor de Jesús.  No, ni esto, ni aquello, ni tú, ni nadie”. . .

Pablo, en Hechos 21, se dirige hacia Jerusalén, la ciudad insegura para Jesús y para los que llevan el nombre de Jesús.  El apóstol se encuentra con el profeta Agabo, que profetiza que Pablo va a ser atado, torturado y asesinado si va a Jerusalén.  Sus amigos le suplican que no vaya a la ciudad.   ¿Su respuesta? ¿Te acuerdas de ella?: ¿Por qué me rompes el corazón?  ¿No sabes que estoy dispuesto no sólo a ser atado, sino a morir por causa de mi Jesús?

¿Por qué va Pablo a Jerusalén?  ¿Por qué está dispuesto a dar todo por Jesús?  Sí, Pablo predica las enseñanzas éticas de Jesús.  Sí, él está de acuerdo con las prioridades de Jesús.  Sí, él cree en la validez del Antiguo Testamento, como lo hace Jesús.  Sí, Pablo es partidario de las reuniones de la iglesia, del pago del diezmo, y de la vida sana.  Sin embargo, estas convicciones acerca de ciertas proposiciones no obligan a Pablo.  No.  Él está dispuesto a dar su vida a causa de un amor personal y apasionado por Jesús, su Jesús.

Pablo se gloría sólo en la cruz de Cristo porque la cruz es donde el amor de Dios se revela con más fuerza.  Al principio Pablo odiaba esa cruz y AL QUE fue colgado en ella.  Sin embargo, en un camino a ninguna parte, Paul descubre que es alguien.  Él es un hombre profundamente amado por Jesús.  Y en la oscuridad subsiguiente, Pablo descubre la luz, cristalizada en el amor de Cristo.  Y él simplemente no puede dejar de predicar a Jesús –resuelve no hacer otra cosa.  Pablo es el más grande teólogo de la Iglesia Cristiana principalmente porque tuvo una relación rica y personal con Jesús.  Las ricas pinceladas de la teología paulina siempre aparecen en un lienzo de Cristo, son aplicadas por el pincel del Espíritu de Cristo, y se forman en la mente y corazón inspirado de Pablo, que está locamente enamorado de Jesús el Cristo.  Una gran teología comienza y termina con un afecto duradero hacia Jesús por parte de los teólogos.  Esto era verdad entonces, y también ahora.

Cuando estamos “en nuestro juego”, todo debe relacionarse con Jesús.  Los adventistas del Séptimo Día tenemos que mantenernos dentro del tema: Jesús.  Esto ha sido así desde el principio.  Las reflexiones personales de Elena de White en su época de adolescente (en la década de 1840) incluyen un tiempo de gran oscuridad.  Ella no estaba segura con respecto a la vida y a Dios.  Durante esa época, cuando tenía alrededor de quince años, Elena tuvo un sueño, marcado por un misterioso guía, una escalera y una puerta.  En la parte superior del conjunto de escaleras en espiral se encuentra con Jesús.  Tras un breve intercambio con Jesús, desciende volviendo a su lugar original en la parte inferior de la escalera.  Cerca del final del sueño, el guía le da un cordón verde.  Él le dice que lo mantenga enrollado cerca de su corazón, y cada vez que necesite a Jesús, lo desenrolle y piense en el Señor.  Le recuerda que no deje que el cordón verde se mantenga enrollado durante un período prolongado de tiempo.  La insta a que lo abra a menudo.  Que piense en Jesús con mucha frecuencia.  El sueño termina con una Elena de White iluminada, decidida a compartir a Jesús (¿a gloriarse en Jesús?) con cualquier persona en su camino.  ¡Qué historia!  La Profeta de la Iglesia es marcada al principio de su vida con este firme compromiso: mantener a Jesús siempre presente, a presentar siempre a Jesús ante el movimiento adventista como AQUÉL que debe ser guardado.  Jesús, el “Deseado de todos los tiempos”, incluyendo el año 2012 de Nuestro Señor, que está próximo a comenzar.

Que nunca nos gloriemos en otra cosa sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
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Alex Bryan, D. Min.
Alex Bryan es el pastor principal de la iglesia de  la Universidad de Walla Walla; es autor del libro próximo a ser publicado,  El sueño del cordón verde: Siguiendo la visión de Elena de White sobre Jesús y su Iglesia.

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